Desde la Escuela de Pedagogía en Música_La Academia impulsa curso de Formación de profesores/as generalistas para orquestas rítmicas
“Bravo como toro, verde como loro. Bravo como toro, verde como loro. Bravo como toro, verde como loro. ¿Qué es?”, pregunta ritmicamente a sus estudiantes el profesor Rubén Cáceres aplaudiendo como en una tonada. Mitad canción, mitad trabalengua, la adivinanza que el docente de la Escuela de Música de la Academia lanza a sus 50 alumnos/as (profesores y profesoras de música de educación básica y músicos sin certificación) es un ejemplo de cómo llevar de manera didáctica las clases de música a niños/as de la educación generalista, es decir, desde el preescolar hasta cuarto básico. Ahí, dice, es donde está una de las principales deudas de la educación de calidad: preparar a profesores/as para abordar el aprendizaje desde las artes.
Se refiere a un currículum en el que las artes musicales no suelen ser prioridad y que, en la práctica, han convertido la hora de la clase de música en espacio para realizar ensayos del SIMCE u otros asuntos. “A través de mi práctica me di cuenta de que hay una gran necesidad de reforzar a estos/as profesores/as de educación básica. Muchos de ellos que hoy ejercen, se sienten mal preparados o han tenido apenas un semestre de educación artística, repartido entre música y arte, durante su formación. Tienen muy pocas herramientas para trabajar en artes y le hacen el quite a la música”, plantea. Por esa razón, Cáceres, postuló y se adjudicó un Fondo de Fomento de la Música (en la línea Formación
Modalidad de Actividades Formativas Escolares y Profesionales) que se enfoca en la capacitación y certificación de estos y estas docentes.
El curso “Formación de profesores/as generalistas para orquestas rítmicas”, que se desarrolla desde este mes de abril hasta octubre de este año, funciona como si fuera un diplomado intensivo en el que -a lo largo de 220 horas- el profesor de la Escuela de Música de la Facultad de Artes de la UAHC, se especializa en este tipo de orquestas básicas en el que los niños y niñas tocarán instrumentos de percusión como el metalófono, pandero, triángulo o el toc toc a través del sistema pedagógico Orff que privilegia el trinomio palabra, música y movimiento. Se suman diversidad de recursos como el aprendizaje de estrategias y dinámicas como el uso de rimas, adivinanzas, pregones y canciones trabalengua para motivar a los niños y niñas.
El profesor Cáceres entrega más detalles sobre los exitosos talleres cuya convocatoria dejó fuera a muchos/as por la alta concurrencia y que proyecta ya una segunda parte: “Nos basamos en los ejes didácticos asociados al lenguaje y la conciencia fonológica que es propia de los párvulos/as y los niños y niñas de hasta 7 años. Por eso trabajamos también con jardines infantiles y, en esta etapa, con escuelas generalistas de zonas rurales de Talagante, Melipilla, Peñaflor, El Monte, Isla de Maipo o Padre Hurtado. A los profesores/as no se les exigen mayores requisitos para participar, sólo el interés. Finalmente aportarán a su propia escuela y al perfeccionamiento de la educación. Todos y todas están de acuerdo en que la calidad educativa no se logra solo trabajando el intelecto, sino que es un esfuerzo integral con el potencial del ser humano en el que la educación artística es fundamental. No nos equivocamos, parece, porque originalmente proyectamos dictar el curso para 30 profesores/as y tuvimos que cerrar en 50 participantes”.
Incluso, en el camino, se extendió el llamado a muchos interesados/as que, aunque no son profesores/as, son músicos que trabajan en colegios haciendo talleres extraprogramáticos de folclore o de instrumentos vía ley SEP. La Academia, a través de su Dirección de Vínculo con el Medio y la carrera de pedagogía, otorga la certificación y concreta acuerdos con diversas Direcciones de Educación Municipal para este fin y proyecta otros territorios para nuevos talleres.
Profesor y practicante: la pareja perfecta
Al final, los/as profesores/as (que son dos por cada colegio) deben realizar la práctica en sus escuelas de origen y cursos para que, en total, nazcan unas 20 orquestas rítmicas en la provincia, señala el profesor quien es magíster en educación, gestión y planificación educacional. Por otro lado, el profesor o la profesora capacitado/a es acompañado/a por estudiantes en práctica de la UAHC lo que genera un relevante componente de impacto en ambas direcciones. “Una pareja perfecta”, completa Rubén Cáceres.
Sobre este particular, el director de la carrera de Pedagogía en Música, Mario Carvajal, destaca la posibilidad que los alumnos y alumnas tienen de integrar un proyecto formativo con actores reales que se desempeñan en diferentes contextos educativos, culturales y geográficos. “Recoger estas experiencias artísticas y educativas constituyen una posibilidad de retroalimentar constantemente tanto el perfil de egreso, como el plan de estudio, las didácticas de los docentes o los programas curriculares de la universidad. Por otro lado, la comunidad gana, al igual que nuestra carrera, un espacio de interacción virtuosa entre los aportes propios del quehacer académico investigativo y los referentes de realidad que subyacen en cada institución escolar que se hacen parte de este proyecto”, señala.
Subraya además el valor latinoamericanista, crítico y propositivo de la Academia que está presente en estos cursos y en el propósito de la carrera: promover profesionales altamente preparados, íntegros, capaces de motivar el diálogo reflexivo y creativo con diversidad de realidades, identidades y dinámicas locales, regionales y globales.
El taller concluye a fines del próximo mes de octubre con una ceremonia de cierre y encuentro de las nuevas orquestas rítmicas nacidas al alero de la iniciativa. No es un recital, advierte el profesor, sobre la reunión de preescolares tocando el pandero, palitos y triángulos junto a sus profesores.
“Todos los niños tocando y cantando en el escenario es la constatación de una muestra pedagógica relevante, pero también de la toma de conciencia de un grupo de profesores/as que buscan ser agentes de cambio frente a un modelo muy antiguo que privilegia lo cerebrotónico en la educación. Que han entendido que una persona se forma también a través de la emoción, de a liberación de al energía en el caso de los niños y niñas y para ello es clave la educación, desde el preescolar, en danza, pintura, música. Para mejorar la calidad de la educación, pero también para formar ciudadanos conscientes”, agrega el profesor y músico. “Educar personas como robots intelectualoides, es el paradigma clásico. Uno que resulta muy funcional a un sistema al que le encantan las máquinas y la ignorancia”, reitera.
Una sociedad escolar del espectáculo
Rubén Cáceres es profesor de Estado en educación musical y magíster en educación, gestión y planificación educacional. Como especialista en instrumentos de viento, cree que la enseñanza musical se enfrenta a menudo con la falta de intérpretes y de recursos a nivel pedagógico. Por mucho interés que un joven profesor tenga.
“Muchos/as estudiantes de otras universidades, que no logran tener una formación como esta y que recién egresan, se frustran por esta realidad. Este curso de formación llena algunas de esas lagunas y falencias en formación artística”, dice sobre un proyecto que ya probó con éxito también en la Región del Maule. Esta vez, desde la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, el docente valora la sintonía de una iniciativa en completa línea con el proyecto universitario.
“En ese sentido, la Academia y sus principios concuerdan plenamente con una formación crítica como la que guía a profesores/as inquietos, con ganas de perfeccionarse. Promover los estudios artísticos, que es una respuesta social y política al entorno, es una respuesta también a un sistema escolar donde el arte es planteado como un espectáculo que convoca a los que tienen más habilidades y que genera una selección de alumnos/as. Las orquestas rítmicas, por otro lado, apelan a un curso completo y no a los que tienen “más habilidades”. Hago el énfasis en las comillas, porque acá tienen cabida el chiquillo extrovertido, la tímida, el que sufre bullying, el agresor, la flaca, el gordo, el que tiene menos capacidad o la más vivaracha. Todos y todas pueden participar por igual haciendo el pulso de una misma canción y eso es algo muy bueno en cuanto a derechos y oportunidades. Crea una orquesta que no es exclusiva, sino inclusiva”, reflexiona.
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Puedes ver imágenes de los primeros talleres en Peñaflor y Talagante en esta galería de fotos