Detrás del Día Internacional de la Mujer_¿Cuánto le falta a Chile para ser un país igualitario en materia de género?

Detrás del Día Internacional de la Mujer_¿Cuánto le falta a Chile para ser un país igualitario en materia de género?

El pasado 3 de marzo, a pocos días de una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la ciudadanía celebraba la promulgación de la Ley Gabriela (que tipifica la figura del femicidio dentro del pololeo) y en medio del entusiasmo, un comentario insólito se llevó toda la atención: “…a veces no es solamente la voluntad de los hombres de abusar, sino también la posición de las mujeres de ser abusadas”, dijo en pleno anuncio de la ley el presidente Sebastián Piñera.

En la misma semana coincidieron la publicación de las cifras del INE acerca de la brecha salarial entre hombres y mujeres, cercana a 1/3 de diferencia y la interpelación a la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Pla (cuestionada por la pasividad de su cartera en cuanto a las denuncias de violencia política-sexual en el contexto de las manifestaciones sociales recientes).

En las horas previas al 8M y en medio de un estallido social cada vez más robusto, la falta de empatía del gobierno y parte de un hábito machista tensiona el debate sobre cuántos espacios ha abierto la mujer en tiempos de supuesto cambio. Para muchos y muchas especialistas existe una importante falta de comprensión respecto a la relevancia de garantizar la igualdad y respeto a la mujer.

“Me cuesta hablar desde los avances y principalmente porque en este momento tiene lugar la interpelación a la ministra Isabel Pla. Ahí lo más chocante es la visión de una Ministra de la Mujer y la Equidad de Género completamente sesgada. No hay ningún tipo de comprensión respecto de lo que significa la lucha por los derechos de las mujeres”, señala Isabel Plaza, Coordinadora del Observatorio de Educación en Derechos Humanos de la Facultad de Pedagogía de la UAHC. Plaza agrega que cuando se habla de los derechos de la mujer, no hay que olvidar que en la medida que estos se garantizan, también se garantizan los derechos del resto de la población, lo que es fundamental en una sociedad.

“Tenemos que pensar que estamos en un país donde aún existe una legislación que pide a las mujeres ser evidentemente maltratadas para defender sus derechos. Estamos en un estado que no promueve una educación de calidad y completa, respecto de los derechos sexuales y reproductivos de niños, niñas y adolescentes. Aún tenemos una iglesia que pautea la educación de gran parte de la población, donde todavía debemos tener referentes visuales respecto de lo que significa ser hombre o mujer. Entonces, estamos todavía muy alejados de terminar con las brechas de género y de tener condiciones igualitarias para la población”, cree Plaza.

Feminismo por todas partes

En cuanto a la figura de un patriarcado estructural inamovible, Gabriela González, Decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la UAHC, sostiene que estamos viviendo en una sociedad patriarcal arraigada e imperante que organiza la vida social, los espacios públicos y de la intimidad. Según la psicóloga, la sociedad mantiene las lógicas de poder, las interacciones sociales y las formas institucionales desde el Estado hacia abajo, permeando finalmente la estructura familiar y donde el poder sigue siendo una jerarquía vertical.

“Sin duda no se puede decir que tenemos una sociedad con estructura feminista, entendiendo al feminismo no como una sociedad dominada por las mujeres, sino que, considerando que la estructura feminista es algo que resguarda justamente los equilibrios de poder e instala las bases para que efectivamente tengamos interacciones y garantías no sólo respaldadas por derechos civiles, humanos, económicos, sociales, culturales y políticos, sino que también por una sociedad donde los espacios de igualdad sean mayores que los de desigualdad y las libertades de las personas estén garantizadas”, señala González.

Una idea similar plantea Francisca Fernández, académica de la Escuela de Antropología y coordinadora nacional del movimiento 8 M. Para la antropóloga, el Día Internacional de la Mujer viene a dar cuenta de que la estructura societal que habitamos hoy, sigue siendo fuertemente dominada por hombres y su influencia, ya que hay distintas formas de violencia que afecta a las mujeres y a las disidencias sexo genéricas. Un embate que exige que el feminismo tenga más vigencia que nunca. “A propósito de esta conmemoración, existe aún un gran desafío de instaurar una estructura feminista inexistente al día de hoy, ya que seguimos siendo violentadas, asesinadas, seguimos ganando menos que los hombres y sigue habiendo violencia político sexual de parte de organismos de Estado. Existe una opresión histórica hacia las mujeres que se ha naturalizado y no ha generado mayores cambios”, sostiene.

Pese a que existen avances en algunas materias, aún hay brechas en el ámbito económico para un país en el que, según el CENSO, hay 9.859.209 mujeres, es decir 260.108 más mujeres que hombres en un universo en el que ellas representan más del 50% de la población (50,7%), pero en el que participan menos del mercado laboral, menos ingresos y tienen menor autonomía económica.

Cecilia Sánchez, jefa de la Licenciatura en Filosofía del Instituto de Humanidades de la Academia y referente académico en materia de feminismo y corporalidad, compara los tibios movimientos de antaño y recuerda que en la década de los ochenta las feministas no eran más que un grupo pequeño sin mayor relevancia a nivel macro. “La temática no formaba parte de una cultura pop como ahora que, por ejemplo, un Festival de Viña prácticamente se declara absolutamente feminista y los repertorios de sus artistas lo demuestran”, explica.

A la vez sostiene no estar de acuerdo con los feminismos separatistas. “Lo importante es que están presente y eso es bueno, ya que el feminismo completo está de acuerdo con la desigualdad de género. Eso yo lo celebro porque es algo que está en todos lados…en las calles, en un evento artístico, en las paredes, en los tics y los errores tremendos que comete Piñera también. Él no entiende lo que es el feminismo, creo que no le cabe en la cabeza y por eso dice las cosas que dice e inmediatamente la reacción es muy fuerte”, declara la académica que realizó recientemente la conferencia “Mujeres en la escena de la filosofía en Chile”.

El país de las mujeres

Pero, ¿Cuánto ha permeado el movimiento feminista y las legítimas demandas de la mujer en la sociedad chilena?, ¿Cuánto falta aún para que los derechos de la mujer sean respetados como un universal cultural?. El sociólogo de la UAHC y doctor en Ciencias Sociales de la UBA, José Olavarría, afirma con claridad que la principal barrera para conseguir avances es el Estado. Según el especialista, este gobierno en particular no ha dado cumplimiento a las obligaciones específicas que asumió al acordar y ratificar la Convención de Belem do Pará, una instancia llevada a cabo en 1994 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer.

Allí se propuso por primera vez el desarrollo de mecanismos de protección y defensa de los derechos de las mujeres como fundamentales para luchar contra el fenómeno de la violencia contra su integridad física, sexual y psicológica, tanto en el ámbito público como en el privado y su reivindicación dentro de la sociedad. “Ha pasado algo más de un cuarto de siglo desde la aprobación de esa convención y en Chile la violencia contra las mujeres, en sus más diversas formas, sigue sin que se hayan observados cambios importantes ni se vea una tendencia a la baja en las estadísticas, por el contrario, se han incrementado, pese a la legislación que se ha promulgado a partir de esa reunión”, argumenta Olavarría.

Pero ¿por qué no se observan cambios importantes en Chile que indiquen una tendencia a la baja en las estadísticas que se llevan sobre la violencia contra la mujer pese a la legislación que se promulgó a partir de la Convención? Para Olavarría la autoridad pública, que debería haber cumplido los compromisos adquiridos para prevenir, sancionar y eliminar la violencia no ha tenido la convicción ni ha ejecutado una decisión política al nivel. Tampoco ha dispuesto los recursos del presupuesto nacional para lograrlo.

Por su parte Gabriela González indica que sí se han observado avances en visibilizar la lógica patriarcal en acciones que hoy son cuestionadas y para las que se están ofreciendo alternativas. Estamos planteando las demandas y el desafío de cambiar ese tipo de sistema. “Nos falta mucho, ya que son cambios culturales y profundos que no se van a garantizar sólo a través de nuevas leyes. Creo que un cambio constitucional en esa dirección, aportaría mucho, pero no garantiza necesariamente un cambio en el modelo de la sociedad”, finaliza.

Opinión similar tiene Isabel Plaza que destaca como punto positivo que es el momento de manifestar el cambio en la mentalidad de la gente joven: “Creo que eso es el gran hito de los últimos años en Chile. Es decir, ver justamente a una población joven representada en sus mujeres y hombres, y en una diversidad de personas que transitan de un lado a otro y que está dando una pelea a costo de sus propias integridades, por acercarnos a la justicia  que implica tener un sistema igualitario”. Hasta ahora, el Instituto Nacional de Derechos Humanos señala que ha registrado 400 denuncias de mujeres que sufrieron violencia sexual, denuncias por tortura, maltratos, y una serie de abusos en lo que va de manifestaciones desde el 18 de octubre pasado.

Francisca Fernández cree que, en cierto modo, se ha avanzado con algunas políticas públicas como la creación de instancias como el Ministerio de la Mujer que ha abordado este tema, sin embargo, señala que aquello es desde una visión absolutamente limitada respecto al rol y protagonismo de las mujeres, minimizando y naturalizando el rol femenino exclusivamente desde el interior de la familia y reafirmando estereotipos en vez de generar procesos reales de despatriarcalización.

Finalmente para la académica Cecilia Sánchez, culturalmente la idea ya entró, pero hay equívocos. “Siento que lo que se ha instalado en las instituciones es un feminismo liberal. Es decir, que las mujeres tengan trabajos y que les paguen lo mismo y ya es bastante, pero el feminismo es mucho más que eso. En general nos ha costado mucho y en general cuesta en América Latina y en algunos países más que en otros”, sostiene.