Día de la mujer: Avances y deudas

Día de la mujer: Avances y deudas

Sin duda este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, fue un motivo más para  visibilizar y reflexionar sobre los avances y deudas respecto a la cuestión de género a nivel mundial. Tal como se ha hecho desde que 1910 año en que se proclamó este día en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague.

A nivel local,  esta vez la conmemoración ocurre tres días antes de que Michelle Bachelet, la primera mujer latinoamericana que logra ser presidenta en la región, asuma por segundo periodo la conducción del país,  y quien le entregará la banda presidencial será Isabel Allende, la primera mujer que preside el Senado de Chile.

Esta imagen, donde mujeres ocupan los cargos más altos de dos poderes del Estado, sin duda será destacada por los medios de comunicación y las redes sociales,  lo que podría ser interpretado como reflejo de una sociedad donde las políticas de Estado y la sociedad deben resguardar celosamente la equidad de género, aspecto en el que si bien variadas organizaciones gubernamentales y del mundo civil reconocen avancen, la demanda por deudas pendientes aún es potente.

Para saber cómo perciben y asumen desde sus diversos roles su condición de mujeres en la Academia,  cuáles son los avances y deudas que ellas consideran debiesen ser valorados o atendidas,  Celilia Le Blanc, decana de la Facultad de Ciencias Sociales; Mónica Fernández, ex presidenta y actual secretaria del Sindicato de Trabajadores; y Linda Ramírez, estudiante egresada de Derecho, entregaron sus opiniones.

Según el informe “Mujeres y Poder” del ICSO (Instituto de Investigación en Ciencias Sociales) de  la Universidad Diego Portales, en Chile la presencia de mujeres en niveles altos de dirección es de un 21,7%, cifra significativamente menor comparada con el 78.8% de los hombres. No obstante, educación (27%) y servicios públicos (34,1%) son las áreas donde más mujeres ocupan cargos de alta responsabilidad, datos que según Le Blanc, considera que “tiene que ver mucho con los procesos de ciudadanía. Cuando hay un sistema donde las elecciones son bastante pre diseñadas,  donde se define quienes son los que van a votar, eso tiende a reproducir lo que ha sido la realidad de este país, donde las mujeres obtienen en realidad una lamentable cifra respecto al acceso a instancias de poder, distinto sería que las elecciones fueran efectivamente democráticas (…) en el caso de  nuestra Universidad no veo que eso ocurra, porque no he observado que haya objeción, si bien la realidad misma demuestra que las mujeres con altos cargos pueden ser menos, esas mujeres no han sufrido impedimentos para postular o llegar allí”, sostuvo.

La Decana además agregó que existe una deuda respecto a la democratización en las universidades, conducta que de ser modificada comenzará a repercutir en la sociedad.

“yo veo una relación directa entre el proceso de democratización y el cambio en las relaciones de poder. La universidad es un espacio de formación, generación de conocimiento y relaciones sociales que debiera estar abierta a la igualdad de género más que ninguna otra instancia, porque aquí se reflexiona y se cuestiona, es el espacio creativo por excelencia y debiera haber mucho más libre expresión de aquello. Por lo tanto, yo creo que en la medida que las universidades se vayan democratizando, donde cualquier persona tenga la capacidad de ser elegida sin pre condiciones, esto  va a ir cambiando en la sociedad, pues las instituciones de educación superior son una expresión de lo que es la sociedad ” enfatizó.

Respecto a los sindicatos, según el ICSO, ocurre un fenómeno inversamente proporcional, pues si bien el porcentaje de mujeres que tienen cargos en los cuerpos directivos es mayor, éstas solo en un 20% logran la presidencia. Fernández, quien ejerció como presidenta del sindicato de trabajadores de Academia durante dos periodos consecutivos fue parte de ese porcentaje y nos comentó cómo percibe la participación de las trabajadoras y además de cómo enfrentó su cargo.

“Hay una característica importante de la mujer trabajadora de la Academia, es una mujer que genera mucha confianza, en una pequeña conversación tu puedes enterarte de su vida, pues son mujeres abierta a compartir permanentemente sus problemas, porque inevitablemente los traen al trabajo, y eso provoca que exista mucha solidaridad entre ellas, algo que no existe entre los hombres; aquí hay mucha jefa de hogar y las condiciones laborales para ellas se respetan bastante. En cuanto a la participación sindical,  la mujer más activa y colaborativa son las que pertenecen al área de auxiliares, la administrativas tienen más presencia en las toma de decisiones a través de sus argumentos u opiniones, lo que refleja que la mujer auxiliar crece de ciertas herramientas ante el colectivo, la autoridad,  la demanda de sus necesidades y por su parte la administrativa participa menos con su presencia porque o cuida más su puesto o está más complicada de tiempo, ya que generalmente trabajan doble jornada, continúan con labores en el hogar, tienen hijos, etc.”.

En relación a la experiencia personal de Mónica al momento de implementar y gestionar la primera negociación colectiva de este sindicato comentó que “de los dos años como  presidenta del Sindicato podría decir que la experiencia es distinta dependiendo los niveles en el que te relacionas, a nivel de administrativos y auxiliares la experiencia como mujer fue enriquecedora, agradable, relativamente fácil, logré mucha colaboración y apoyo hacia los desafíos que emprendimos, entre ellos el más importante, haber implementado  por primera vez en la historia del sindicato en esta Universidad la negociación colectiva, y por esto podría decir que fue más difícil, según mi experiencia,  relacionarse con el nivel de poder, cuesta mucho más que sea una mujer quien golpea la mesa en el ámbito académico porque además no soy académica. Sin embargo, son esas instancias las que debí ocupar todas mis herramientas, tanto personales como las que me dio el apoyo de quienes representas”.

Por último, Linda Ramírez, quien en este momento se prepara para rendir su examen de grado como abogada formada en la Academia, comenta su experiencia como estudiante, madre, esposa y trabajadora, considerando que en Chile el acceso a educación de las mujeres ha ido mejorando desde los orígenes del sistema educativo, pero en los últimos cuarenta años esa mejoría se aceleró fuertemente, hasta situar a las mujeres en niveles educativos semejantes a los que presentan los varones, según Flacso- Chile (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales”). En este sentido,  la estudiante comento que “en mi caso fue un proceso lento, soy casada, mamá de 4 hijos y nunca antes ni siquiera había trabajado, solo me había dedicado a la casa, por lo que mi decisión de entrar a la universidad, fue todo un terremoto, a pesar de que mis hijos ya no eran tan pequeños,  solo con el paso de los años me dieron su apoyo real. Personalmente, fue una experiencia agotadora, pero muy gratificante, lograr terminar una carrera tan difícil, que solo tomo 6 años, lo que para Derecho es bastante bueno”

Tres experiencias ligadas a la inclusión de la mujer en cargos que implican poder y toma de decisión, la organización social y la educación que, en estos casos,  demuestran que se ha avanzado. Sin embargo, existen otros ámbitos donde las mujeres necesitan seguir avanzando, tales como violencia, poder de decisión sobre sus cuerpos, equidad en el mundo laboral, remuneraciones, entre otros.