
Egresada de danza convierte la danza en resistencia_María Pinchulef: Ser artista es revolucionario porque nadie se preocupa de invertir en el alma
María Delirio, nombre artístico de la bailarina profesional egresada de la UAHC y coreógrafa de Mon Laferte desarrolla una destacada carrera en México donde ha sido colaboradora de Gepe, Mariel Mariel, Pedro Piedra, Lila Downs, Tomasa del Real y los proyectos artísticos personales de los músicos de Café Tacuba, entre otros. Sin embargo, es a través de un trabajo comunitario y social anclado en el pensamiento decolonial, donde María Pinchulef aprovecha el sentido crítico inculcado en la Academia.
Una biografía con los pies en los escenarios, sus raíces mapuches y la licenciatura en danza la han llevado a convertir los ritmos latinos, desde el folclore al reggaetón, en una forma de resistencia a través de las clases de danza Delirio Latino, la investigación y la pedagogía desde un enfoque libertario, señala. Actualmente en el DF trabaja con agrupaciones de mujeres e intervenciones de género con psicólogas o entrenando profesores y niños en festivales de Chiapas.
“Son muchas las luchas”, dice como latina, mujer, mapuche mestiza sudaca, artista y migrante fuera de tierra. “En el fondo puras exclusiones. Pero eso es la danza y los discursos que me interesan: los de la marginalidad y el de una existencia de nuestra gente que es resistencia permanente. Nos han querido eliminar, literalmente, nos están asesinando por el hecho de ser quien somos, entonces no hay que tener miedo ni vivir en la depresión de ver todo de cabeza”, dice.
Para Maria Delirio, bailar y cantar es un acto revolucionario dentro del cual nadie puede ser esclavo y que, en ese movimiento, genera historia propia. “Como latinos, la historia oficial nos ha castigado, pero nosotros seguimos de pie y golpeando a paso firme la tierra al ritmo de lo que sea. Si estamos juntos, nuestra mayor resistencia es el orgullo de permanecer aquí”, agrega la bailarina. Desgraciadamente, la artista cree que la danza es una manifestación cultural que se encuentra lejos de la gente.
A nivel académico, agrega que muchos futuros artistas quedan “atrapados en conflictos propios del pequeño mundillo del jetset criollo del arte”. Al respecto y como regla de oro, María Delirio recuerda como gran consejo las palabras de Patricio Bunster: “Hay que mirar más por la ventana”.
“Ya en los primeros años de estudio, si trabajas en algo pesado de baja paga, te das cuenta que no vas a invertir en lo que vale una función de danza, ni vas a pagar una clase de baile moderno si te revientas la espalda por una miseria, pero igual sales a bailar, igual puedes armar una fiesta con amigos, por eso ahora mis clases son de baile social y trabajo para escenarios musicales o videoclips que llegan a millones de personas, que quizás no esperaban ver danza, y lo valoran a veces más que el gremio que espera simpatizar al gremio”, reflexiona.
-¿Qué elementos propios de la identidad chilena crees que son los que más te ayudan para enseñar danza en el extranjero?
Una vez escuché a Lila Downs decir al respecto de la conquista que por lo menos había quedado buena la mezcla. De mi identidad chilena lo que más aprecio es ser mestiza con mapuche, pienso que el más valioso regalo que me dio nacer en el sur, es tener newen (fuerza), eso hace posible que pueda vivir lejos del lugar de origen con todos los sacrificios que implica mudarse, y como la vida la danza.
He sido decidida con ser artista y mantenerme bajo ciertos principios que respeten lo que soy, a la vez buscando el equilibrio de ser flexible para que los caminos se muestren y eso logre suceder, pues creo en la identidad como una construcción de la que somos responsables como eslabón de la historia, no es fácil integrar tantas luchas a una sola danza, ni poder defender tu identidad como mujer sudaca en un contexto como en el que vivimos, pero eso hago acá en el extranjero, mirar con perspectiva una investigación incesante.
-¿Qué recomendación le darías a los jóvenes que desean dedicarse a la danza o la música a nivel académico?
Me acuerdo cuando tenía que decidir carrera y todo estaba tapizado de publicidad vendiendo universidades como producto de mercado. Ya sea danza, música, medicina o leyes, le recomiendo a ese joven que no decidan por una razón superficial, que sea por algo trascendente. Algo por lo que realmente darías la vida. Algo a lo que podrías dedicarte siempre o de lo que puedas arrepentirte pero que no te cueste un ojo de la cara.
Tampoco colapsemos, deberíamos poder equivocarnos y no mantenernos haciendo algo que no se quiere sólo porque se está pagando. Es difícil tener vocación en el sistema en que vivimos, por eso el simple hecho de ser artista es revolucionario, porque, ¿quién está preocupado de invertir en el alma en estos tiempos?. Hay que cambiar las cosas, creo, estamos en un estado de emergencia, no hay parcialidad en nada de lo que se haga, porque nos estamos matando como humanidad y ya sabemos por quienes han estado empezando.