El momento de actuar por la Nueva Constitución
(*) Por Álvaro Ramis
Con demasiada frecuencia, después de las elecciones la retórica no coincide con la realidad, y el audaz cambio prometido se diluye una vez que la fiebre electoral disminuye. Y es verdad que las campañas electorales son momentos de compromisos y promesas. Pero la campaña por la aprobación de la nueva Constitución que acaba de comenzar es diferente, ya que va mucho más allá de ideas genéricas de recuperación, transformación y renovación. Esta vez es muy distinto, es algo muy concreto, es tangible y efectivo legalmente y todos los actores relevantes lo saben. Se juega el futuro.
Sabemos que lo que pase el 4 de septiembre tendrá directa relación sobre la vida de las personas en todo Chile, al tiempo que definirá las posibilidades a largo plazo de enfrentar muchas desigualdades entrecruzadas que marcan nuestra economía y sociedad. El país enfrenta una prueba decisiva donde se evaluará si estamos a la altura de los valores de dignidad y justicia que se declararon a viva voz en las manifestaciones de 2019 y los procesos posteriores que hemos vivido.
Por lo tanto, los desafíos que enfrenta la campaña del Apruebo son significativos. Pero también lo son las posibilidades. La campaña electoral muestra que existe un desacuerdo fundamental entre partidos y sectores sociales en las acciones que necesitamos para crear el Chile más justo que todos queremos ver. Es evidente que no existe unanimidad. Pero esta discrepancia evidencia que la Convención Constitucional tomó las decisiones de fondo, no escabulló los problemas largamente postergados. Es el momento de seguir adelante, sin retroceder y asumir estos cambios; eso significa que la oportunidad es ahora y que no habrá segundas posibilidades en el transcurso de los próximos años.
No nos podemos dejar atrapar por el miedo; los problemas que enfrenta nuestra sociedad son simplemente demasiado importantes para lidiar con ellos con otra cosa que no sea una acción decisiva de aprobar la Nueva Constitución. Con la marea creciente de dificultades que arrastra a tantas personas en nuestras comunidades, el agotamiento del modelo de desarrollo y la crisis estructural del sistema político, la acción que necesitamos es apremiante. Movilizarse por el Apruebo, en particular por quienes tienen la capacidad, el tiempo y la formación para hacerlo, es fundamental y debemos estar a la altura de este desafío. Podemos crear el país más justo y digno en el que todos creemos, pero el trabajo debe comenzar ahora.
(*) Rector Universidad Academia de Humanismo Cristiano.