En apertura el 13 de septiembre Diplomado en Cambio Climático y Liderazgos Ciudadanos UAHC analiza impacto local en el debate global sobre la crisis climática
La discusión académica sobre los efectos del cambio climático y las estrategias institucionales para abordarlo, han demostrado que, en tiempos en que la crisis adquiere la característica de “catástrofe”, las ciudadanías son más permeables a los efectos en la vida cotidiana derivadas de las olas de calor, la contaminación y otras externalidades. “Climate Endgame: Explorando escenarios catastróficos de cambio climático” se llama el influyente estudio de la Universidad de Cambridge que propone las últimas jugadas científicas y políticas antes de patear el tablero en las decisiones institucionales internacionales sobre la crisis climática. El cambio climático “puede llegar a ser un escenario catastrófico para la humanidad” si el aumento de la temperatura empeora más allá de lo que predicen los modelos matemáticos o si surgen consecuencias no consideradas en la cascada de acontecimientos, o ambas cosas, reporta el estudio que se divulga en línea con la idea general de que el mundo debe empezar a prepararse para la posibilidad de un “final climático”, incluso.
En esta compleja carrera, la búsqueda de compromisos y acciones por parte de los principales gobiernos -que precisamente son los que aportan mayores niveles de contaminación a nuestra atmósfera- arroja algunas propuestas interesantes, cree el geógrafo y docente de la UAHC, Ignacio Araya, master of sciences en Cambio Climático, Desarrollo y Política de la Universidad de Sussex, Reino Unido. “Hemos estado viendo fortalecerse una relación transdisciplinaria entre cambio climático y otras áreas de la sociedad relevantes que proyecta avances significativos y sustantivos para esta problemática y que van conectando relaciones entre, por ejemplo, la investigación sobre la crisis climática y el fútbol”, explica sobre iniciativas como Fridays for Football de Inglaterra, que emula los Fridays for Future impulsados por la activista Greta Thunberg y que concientizan sobre la huella de carbono y desperdicios que genera esta industria deportiva para promover un mayor grado de conciencia entre los hinchas y nuevas audiencias.
“A partir de la ola de calor en Europa también se han movilizado conversaciones y acciones que visibilizan los efectos del cambio climático. La población y las empresas han observado cómo se han visto afectadas las cadenas de transporte, producción y la posibilidad de compras diarias para alimentación y otras actividades en la vida cotidiana. Ese impacto se ve, por ejemplo, en los supermercados que se dieron cuenta de que no estaban preparados para este tipo de cambios imprevistos ante el aumento de la temperatura”, explica Araya acerca de las grandes cantidades de alimentos que se han perdido por estas fallas en cadenas de mantención del frío, la falla generalizada de equipos de refrigeración o la gran demanda de insumos y energía para climatización o transporte. Lo mismo en cómo se han visto desafiados los sistemas de salud ante la emergencia que, sólo en España, ha costado más de 1700 muertes y ha agudizado las condiciones de salud preexistentes de cientos de miles.
“Hoy mucha gente que eran simples testigos de los esfuerzos de discusión en torno a la emergencia climática, viven de primera fuente cómo el cambio climático afecta directamente la vida humana cotidiana además de cómo afecta al medio ambiente. Por eso las ciencias sociales están comenzando a apelar al efecto en esos cambios perceptibles para la sociedad”, advierte el docente del Diplomado en “Cambio climático y liderazgos ciudadanos” que dicta la Universidad Academia de Humanismo Cristiano a partir del 13 de septiembre.
Cambio climático: Una consecuencia de mercado
Hasta ahora muchas de estas aproximaciones al problema del cambio climático tienen como principal vitrina encuentros internacionales y cumbres donde el diálogo sobre el asunto es más abstracto. Donde las acciones concretas son firmas, decretos y plazos que quedan a discreción de las mismas industrias y lobbystas presentes en la discusión. Al respecto el geógrafo cree que la perspectiva neoliberal tiñe la búsqueda de soluciones en un asunto de mercado como prioridad. Este mecanismo de discusión ha puesto a las ciudadanías en busca de soluciones más concretas y enfoques realistas que cuestionan las febles respuestas institucionales globales nacidas en eventos como el Acuerdo de Kioto o el Acuerdo de París.
“Estos sistemas de acuerdo global sientan sus bases, principalmente, en principios neoliberales como respuestas ante el cambio climático. Espacios donde se espera que sean los mismos actores causantes de la crisis y sus mecanismos de mercado quienes tiendan a una regulación en la emisión de gases de efecto invernadero o el cuidado de la biodiversidad. Así nacen los grandes mercados de carbono que permitirían, en la práctica, una mejora ambiental pero desde el 2006, y en la práctica, el cambio climático ha sido declarado una falla del mercado”, reconoce el académico ante la evidencia del deterioro del ecosistema y el aumento de la emisión de gases: “Este tipo de defensas del sistema neoliberal se establece desde un bastión ideológico en que no se actúa desde la evidencia. De hecho, sí se ha demostrado que ninguno de estos mecanismos tan sofisticados como los propuestos desde este sector ha podido responder a los gigantescos desafíos que nos plantea el cambio climático”.
Por otra parte, el interés ciudadano por comprender y comunicar esta amenaza sí ha ido diversificándose y creciendo cuando se constata que cursos, diplomados y carreras de especialización como el Diplomado en “Cambio climático y liderazgos ciudadanos” ha sido cursado por profesionales de la salud como médicos, dentistas y enfermeras, profesores y alcaldes interesados en plantear sus disciplinas desde nuevos enfoques para la discusión del cambio climático. Particularmente en tiempos en que la actualización es un valor apreciado. “Algo que me impresionó mucho en su momento fue cuando estudié en la universidad -no hace mucho- y me tocaban clases con profesores que no creían en el cambio climático. Esto lo comento para entender el escenario que vivimos hoy: uno donde la mayoría estamos más o menos conscientes de las causas del cambio climático, pero es muy necesario llevar ese entendimiento más adelante y comprender sus efectos más allá de lo más visible que es el derretimiento de los polos, el retroceso de los glaciares y las sequías”, explica el profesor Ignacio Araya.
“Son nuestros patrones de producción los que han impulsado muchas de estas consecuencias y provocan un círculo vicioso en el caso de la deforestación y la desertificación. Desde las raíces del problema podemos entender hacia dónde se dirige y cómo responder a él de manera local”, estima el docente de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.