En el marco de inauguración año académico Ciencia Política y RR.II_Eduardo Devés: “El consumo de teorías importadas distorsiona nuestra mirada”
En el marco de la inauguración del año académico de la Escuela de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de nuestra Universidad, Eduardo Devés, Doctor en Filosofía, especialista en estudios eidético e investigador del pensamiento latinoamericano de las regiones periféricas y de las redes intelectuales, dictó la conferencia “Pensar los últimos siglos, desde las periferias: ¿modernidad o circulación?.
Devés, quien además es Doctor en Estudios Latinoamericanos con mención en Historia por la Universidad de Paris III, es uno de los fundadores del Corredor de las Ideas y de la Internacional del Conocimiento. Actualmente está a cargo del Programa de Estudios Posdoctorales del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile.
– ¿Qué se entiende por pensamiento periférico y cuáles son sus limitaciones?
Al definir este concepto he fijado dos criterios que en ocasiones se encuentran en tensión: un pensamiento emergido en las periferias y un pensamiento que además de emergido en las periferias, tiene como referente al centro, sea por intentar imitarlo, sea por intentar explícitamente distinguirse de este.
Las limitaciones son múltiples y de muy variados tipos, cosa obvia por lo demás, dada la gran cantidad de ecosistemas intelectuales, prácticas, institucionalidades etc. Quisiera simplemente destacar una, muy presente en nuestramérica en la actualidad. Se trata de nuestra baja capacidad para generar pensamientos alternativos a los que nos vienen desde el centro. Hemos desarrollado notoriamente más la capacidad para importar ideas que para generar ideas nuevas. Incluso esas ideas que importamos frecuentemente las consumimos sin mayor reelaboración, por carencia de sentido crítico y por desconocimiento de nuestra realidad. El consumo de esas ideas, por otra parte, distorsiona grandemente la mirada acerca de nuestra propia realidad. Por otra parte, podría responder la pregunta por las limitaciones que tenemos para circular nuestras ideas entre las periferias, sea por falta de interés recíproco, sea porque poseemos pocos medios y poca imaginación para hacerlas circular.
– En ese sentido, ¿cuál es la importancia de la circulación de ideas y cómo se ha desarrollado o planteado en la periferia, concretamente en nuestramérica?
La importancia de la circulación de las ideas es enorme, en un doble sentido: como hecho ocurrido y como objetivo por potenciar.
Nosotros hablamos frecuentemente de influencias culturales y dentro de estas, a nivel de la filosofía, de las religiones o de las doctrinas económicas, entre tantas otras. Estas son muestras de la circulación de las ideas. Vemos esta circulación, generalmente, de modo muy restringido: el norte emite, el sur recibe. No ponemos en relieve, sin embargo, la existencia y sobre todo la necesidad de una circulación sur-sur. Parece clave situarnos también en otras corrientes de circulación de las ideas, en otras redes, que refresquen, aireen a nuestra intelectualidad.
– ¿Cuáles podrían ser los puntos de encuentro que permitan dialogar y encontrarse entre las intelectualidades periféricas actuales?
Pienso que los puntos de encuentro pueden ser muchos y muy variados. Desde la perspectiva de mi trabajo, puedo señalar las similitudes en las preocupaciones intelectuales de los últimos siglos, intentando reaccionar a los avasallamientos de la circulación nordatlántica. El impacto de la expansión europea con su calvario de invasiones, esclavizaciones, enfermedades, migraciones, traslado de pueblos, presiones culturales, generó reacciones similares en las intelectualidades de nuestramérica, Asia y África y hasta Oceanía, mostrándonos un terreno común donde dialogar.
– Usted plantea que la modernidad afecta o limita el desarrollo de regiones periféricas. ¿Por qué ese concepto europeo es excluyente en regiones como la nuestra?
Se trata más bien que la teoría de la modernidad-modernización no da cuenta de numerosas realidades de la condición periférica, tendiendo a engañarnos con la interpretación que hace de la historia de los últimos siglos, como si la esclavitud, el trabajo forzado, la invasión, las plagas productos de la circulación mundial, entre otras grandes catástrofes no existieran. Ya decía antes que el consumo de teorías importadas distorsiona nuestra mirada. La teoría modernidad-modernización no nos deja ver, por ejemplo, la inmensidad de la esclavitud en el siglo XVIII, XIX y hasta el XX, que no cabe en esa teoría.
– ¿A qué se refiere la noción de “gente-cracia” que desarrolló en su conferencia?
Esta noción se refiere al ejercicio de la participación en el espacio global, donde no existe propiamente polis, estado, elecciones, ni canales institucionales de participación y donde, sin embargo, queremos expresarnos, queremos contribuir a un debate público, entre los miles de millones de agentes posibles, individuales y colectivos, además de personas naturales y jurídicas, a nivel nacional o internacional. En tal sentido, la noción de democracia quedaría corta, no sería pertinente.
Allí no puede hablarse propiamente de “democracia” por las dimensiones y variedades de lo mundial, por el carácter de la participación o por lo que sea y por ello se hace necesario otro concepto que asuma esos comportamientos y esos deseos de participación global.
El progresivo deseo de muchas personas de avanzar hacia la constitución de expresiones de sociedad civil a nivel regional, internacional, mundial, hace necesario manejarse con conceptos que permitan dar cuenta de estas emergencias.