En la inauguración del año académico de Ciencia Política_Dra. María Antonieta Vera advierte sobre los que quedan fuera del debate feminista
La inauguración del año académico de la Escuela de Ciencia Política y RR. II. de la UAHC consideró las complejidades del debate feminista y postfeminista, pero partiendo por una autoevaluación. La Dra. María Antonieta Vera, profesora e investigadora de esta escuela dictó la Clase Magistral: “Representación, sororidad, políticas de la identidad: preguntas post feministas”, en donde se refirió al estado de esta conversación dentro del espacio público y privado, pero también su proyección a un nivel académico.
La única docente mujer de la Escuela de Ciencia Política, no deja pasar la oportunidad de recordarle a la audiencia la necesidad de lograr una mayor paridad en número de publicaciones referidas al género no sólo por parte de mujeres sino de sus colegas hombres. “La idea es que no se fragilice el debate de los estudios de género. Es empobrecedor pensar el género sin la participación de hombres”, dice en tiempos en que el contexto exige una mayor vinculación con el asunto.
En ese sentido, la conferencia fue un dinámico repaso por la historia de las principales demandas del movimiento feminista, su evolución y las controversias que surgen muchas veces desde sus propias bases. Por ejemplo, Vera cita el caso de las intelectuales feministas blancas que desde los años 60 no lograban permear un llamado a las políticas de control de la natalidad entre las feministas negras. ¿La razón? , para éstas tener un hijo era un acto político de mayor profundidad respecto a una historia de abuelas esclavas a las que arrebataban sus hijos, cuenta la docente.
Representaciones cotidianas
La investigadora abordó la apropiación política que históricamente se ha hecho de la idea del cuerpo a nivel cultural como un insumo en busca de la mayor producción de la era industrial. Aparece así el concepto de la mujer viril alejada de sus dotes domésticas y reproductivas o el hombre afeminado que genera asperezas en esa sociedad. “La lucha por el cuerpo y la sexualidad convierte esta lucha en una lucha política pues la modernidad ha desarticulado la imposibilidad de la sexualidad respecto a la heterogeneidad”, sostiene.
También entra en ese juego de influencias una serie de autores que romantizan la idea de las minorías. A nivel local recuerda episodios cotidianos en que estas representaciones se mimetizan con el discurso oficial. Campañas políticas, la publicidad y los medios que potencian la imagen de la mujer como dueña del espacio hogareño como territorio doméstico que trasciende el género y también opera en el intergénero, grupos étnicos y otras minorías.
Esto opera, además, en espacios donde los grupos al interior de otros grupos feministas se acusan mutuamente de “hacerle el favor al patriarcado”, modificar patrones de lenguaje y excluir a quienes se acusa de ser más o menos feministas lo que genera una crisis de la representatividad, cree la académica. Para María Antonieta Vera el feminismo aún goza de buena salud en cuanto a su temática de lucha, sin embargo la preocupación no es quienes se definen como feministas “sino quiénes están quedando fuera del debate y la participación producto de estas definiciones”, cree.