En seminario del Instituto de Humanidades_Atilio Borón revisita el sueño bolivariano: “Hugo Chávez era una fuerza de la naturaleza”
En su más reciente visita a la Academia, el influyente politólogo argentino Atilio Borón recuerda el legado de Hugo Chávez en la perspectiva del proyecto bolivariano y pone los puntos sobre las íes cuando aborda el presente de Venezuela en respuesta a los detractores de esta revolución fallida para unos y en ciernes para otros.
Borón define a la Revolución Bolivariana como el principal desafío de un continente saqueado por el neoliberalismo y con líderes controvertidos pero evidentes. “¿Qué vio Fidel Castro en Hugo Chávez llegando a La Habana?. Vio al gran mariscal de campo que necesitaba para establecer su lucha contra el neoliberalismo de EEUU. Chávez era “una fuerza de la naturaleza”, aun así era muy poco lo que Castro podía hacer desde una isla. Quizás habían más posibilidades de resistir el impacto del imperio desde otros gobiernos nacientes en el continente americano, pero el resto sólo han sido líderes cuestionables que se unieron más tarde a dar clases de democracia como el Grupo de Lima al que yo prefiero llamar “El cartel de Lima”, sentencia el sociólogo, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Harvard y autor de “Imperio & Imperialismo” (2002).
Dice Borón que desde mucho antes, las promesas con que el sistema neoliberal ha seducido a los gobiernos socialistas del mundo no han logrado cumplirse. “Es una mitología que en primer lugar prometió, garantizó un gran crecimiento económico que exigía una cierta tolerancia a los ajustes del neoliberalismo. De ahí, todos quedaron esperando que –como aseguraron desde el norte- cuando los ricos se cansaran de acumular estas riquezas prometidas, el vaso iba a comenzar a rebalsarse en lo que fue conocido como “el chorreo económico”. Algo que sin duda iba a beneficiar a América Latina. Pero era bastante inocente sentarse a esperar que los ricos se hartaran de obtener estas ganancias. El resto fue un total saqueo”, plantea el politólogo, quien agrega que otra de estas promesas incumplidas fue que la llegada de las leyes más férreas del mercado iban a fortalecer las democracias.
Este repaso por los “fracasos” de diversos proyectos socialistas en Latinoamérica donde EEUU intervino, tienen en Venezuela el conflicto más reciente en cuanto los intentos complejos de cambiar una matriz productiva, cree. “En tal sentido, sólo Corea del Sur logró algo como esto y pasar a convertirse en una potencia. Tras una guerra que la sumió en la miseria y la posterior ocupación de EEUU se dio la paradoja de que la reforma agraria que se forzó en ese país, la misma reforma que el imperio le molestaba en Guatemala, dio espléndidos resultados a lo largo de 70 años. Nuevamente creo que es muy inocente pensar que EEUU hubiese permitido a Hugo Chávez realizar una transformación de esta magnitud en Venezuela”, explica el sociólogo durante la tercera sesión del Seminario de Pensamiento Contemporáneo Latinoamericano realizado por el Instituto de Humanidades de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y el Centro de Formación Memoria y Futuro.
El nuevo patio trasero
Para Borón es suficiente evidencia de la avidez de EEUU por seguir interviniendo la región, su fértil práctica de plantar bases limitares en Chile, como el Fuerte Aguayo financiado por los estadounidenses en Concón. También la naturaleza del séquito que rodea a Donald Trump y cuyos intereses mantienen vigente la idea de nuestro continente como el patio trasero de Estados Unidos.
“Donald Trump se rodea de un séquito supremacista blanco que, al igual que él, tienen debilidad por el uso de armas nucleares y que tienen como encargado de los intereses de EEUU en Latinoamérica a personas como Juan Cruz, un ex agente operativo de la CIA del que ni siquiera existen fotografías. ¿Saben por qué?, porque ese agente operativo es un killer”, señala el sociólogo.
Por otro lado, dentro de las oportunidades políticas y económicas que persisten para un cambio favorable a las izquierdas de la actualidad, Atilio Borón cree que una ventaja insuperable a la que hay que sacar partido es la unidad lingüística de la región, la que –a diferencia de Europa- permitiría construir fácilmente los cambios de paradigma necesarios para hacer frente a la influencia que persiste desde la Doctrina Monroe y el infame “América para los americanos”.
“Que no hayan fronteras idiomáticas es una poderosa herramienta con la que los imperios no cuentan. Pero desgraciadamente es razón suficiente para que ellos intenten evitar que nuestros países de América Latina puedan unificar un proyecto democrático. En ese sentido, el de un avance exponencial, creo que estamos en una situación de grandes expectativas. Es momento de insertar esas expectativas entre los planes imperiales de especular con Latinoamérica, de incidir en los nuevos proyectos políticos de la región. Algo que hasta ahora únicamente ha generado su descrédito y un truncamiento creciente”, señala el conferencista.
La conferencia “Latinoamérica en la encrucijada: neoliberalismo o democracia” contó también con la participación de Rafael Urrejola y Jaime Lorca del Centro de Formación Memoria y Futuro y el director del Instituto de Humanidades de la Academia Raúl González Meyer.