En Seminario del Instituto de Humanidades_Doctora en Filosofía Patricia González actualiza la obra de Enrique Dussel

En Seminario del Instituto de Humanidades_Doctora en Filosofía Patricia González actualiza la obra de Enrique Dussel


La tercera sesión del Seminario Pensamiento Contemporáneo Latinoamericano, organizado por el Instituto de Humanidades, contó con la actualizada reflexión de Patricia González, doctora en filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, sobre la obra del influyente filósofo argentino-mexicano, Enrique Dussel.

En particular, la conferencia “La política de la liberación de Enrique Dussel: Genealogía de un concepto”, abordó la problemática de lo político formulada desde una arquitectónica categorial del campo político respecto a la obra anterior y actual del autor.

“Dussel  identifica la política y su ejercicio como un despliegue del poder fundado en la facultad de una comunidad que afirma, en primer lugar, su voluntad de vivir. Se trata de un poder en sí, todavía no desplegado ni estratégica ni empíricamente. Se trata del poder de lo homogéneo, articulado por una voluntad que es prepolítica, una voluntad intersubjetiva primaria y original: eso es la potencia. Una voluntad desplegada en comunidad”, define la académica del Departamento de Filosofía de la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso.

La docente agrega que esta “sustancia intersubjetiva y detentora” que sostiene el poder constituyente tiene como prioridad reproducir la vida en comunidad, en igualdad y en libertad. Esta capacidad inherente al pueblo desplegada (o potestas) coincide con el poder organizado delegado, institucionalizado. “Dussel piensa que lo político adviene de una escisión original, la diferencia entre potencia y potestas, define la intérprete sobre la filosofía dusseliana, y cita: “El ejercicio del poder exige una diferenciación que empíricamente supone siempre una delegación”.

“De lo que se sigue que la potestas es un ejercicio ambiguo, siempre amenazado por la alienación burocrática o por alguna forma de fetichización que distorsiona y cancela la delegación, o sea el vínculo con la potencia. Desde el punto de vista conceptual puede, y debe poder pensarse, un ejercicio verdadero del poder”, sostiene González.


Cultora de diversos aspectos de la obra del autor exiliado en México, la conferencista directora del Centro de Estudios del Pensamiento Latinoamericano (CEPLA) y la Revista Cuadernos del Pensamiento Latinoamericano, articula su reflexión sobre el ámbito político, pedagógico, ontológico y de género de Dussel, pero enfrentado a su discusión de contexto. En este caso, el de la “Filosofía de la liberación”, la académica describe la teoría como algo que trasciende una política de la ruptura, de la interrupción de lo dado llevándola también hacia una idea del pensamiento constructivo.

-Respecto a otras miradas occidentales similares, ¿Dónde radica la vigencia del pensamiento del autor de “20 tesis de política”?
-Dussel formuló muy tempranamente que el concepto de sujeto no puede ser uno indiferenciado. Es decir, que no puede articularse siguiendo la perspectiva de una totalidad de un sujeto como espíritu, algo que es simplemente integrador de una totalidad que ya está constituida. A él le interesa el momento de la ruptura dentro de la dialéctica, que precisamente, implica no pasar al momento de la integración o la subsunción. Desde esa perspectiva va a retomar ese planteamiento respecto a la hiperpotentia justamente en la medida en que el ejercicio político debe considerar una generalidad al interior de lo que hay. Pero ese ejercicio político institucionalizado debe poder dejarse interpelar por la diferencialidad de lo que Dussel denomina “las victimas”. Yo considero que Dussel está permanentemente “tironeado”, tensionado con la necesidad de volver a pensar que es posible constituir una totalidad.