Encuentro Latinoamericano “Experiencias de Integración Cooperativa en la Economía Social y Solidaria”

Encuentro Latinoamericano “Experiencias de Integración Cooperativa en la Economía Social y Solidaria”

Como una herramienta para fortalecer la integración eficaz y lograr el emprendimiento en diversos sectores, se realizó el  Encuentro Latinoamericano sobre experiencias de integración cooperativa en la economía social y solidaria, el cual tuvo lugar en la casa central de la Universidad-

En la jornada,  se dieron cita representantes del movimiento cooperativista de Colombia,   México, Brasil, Argentina, Costa Rica, Perú,  Ecuador y Chile.

Cabe señalar, que la  Cátedra de Economía y Sociedad impartida en la Academia, ha ido estrechando lazos con el mundo de la economía cooperativa y solidaria chilena. Del mismo modo que ha participado activamente en conferencias sobre el tema, y ha constituido una línea de investigación y publicación.

El cooperativismo surge como una nueva forma de integración económica denominada economía solidaria, ideología que emerge en Latinoamérica hace más de cuarenta años desde una postura que hace frente a las consecuencias de la desigualdad social, al actuar desde dimensiones del desarrollo tales como el aspecto económico,  político, ambiental y cultural.

Según las palabras del secretario general de la Confederación Latinoamericana de Cooperativas y Mutuales de Trabajadores COLACOT, Rogerio Dallo “en Latinoamérica el cooperativismo y la economía solidaria aún es visto como una articulación social, donde su quehacer es enfrentar al sistema económico imperante. Sin embargo, esta economía solidaria no responde a todos los desafíos del neoliberalismo, pues ni la economía ni la solidaridad ni el sello del compromiso social lo hacen”, sostuvo.

El desafío de los cooperativistas  apunta a saber qué busca una economía social y solidaria como instrumento eficaz en la ayuda a organización económica, social, política y ecológica. Esto sumado a otras dimensiones de un modelo de desarrollo deseado, que si bien no es construido con los sueños del pasado, si lo hace desde los desafíos del presente. Hoy se sabe que mil, diez mil o cien mil trabajadores organizados no cambiarán el mundo, pero sí van a impulsar un modelo económico socialmente justo, paradigma de la inclusión social necesaria.

Conclusiones que surgen a partir del propio conocimiento y experiencias del movimiento en la región, según las experiencias de países como Colombia, que ha vivido momentos de crisis donde en algún periodo el  cooperativismo acata la orden de lo que el gobierno dice, pero hoy tienen leyes que los regulan, una específicamente para el sector cooperativo y la economía solidarias como el tercer factor de la economía de dicha nación.

En tanto,  Brasil, uno de los países más grandes del mundo, la organización es un instrumento legal que se  construyó con el objetivo de trabajar con la ciudadanía,  para que el estado tenga prioridad en sus asuntos en las distintas regiones tres territorios áreas, proyectos ambientales, usos del agua y protección de especies.  Donde además en núcleos de producción como la agricultura, cooperan con créditos, capacitación, formación, orientación en los procesos de industrialización y mercados.

En México, otra gran economía, el cooperativismo surge como un movimiento gestado dentro de las mismas organizaciones, con base en la visión de integración total. Sin embargo, nace con una mala normativa como ocurre en el resto de Latinoamérica y en respuesta a la política de las  bancas cuando  se alejaron de la ciudadanía de los más desprotegidas, quienes desarrollan sus propios mecanismos de autoayuda, juntan sus dineros y esfuerzos, y desarrollan mecanismos de ahorro y préstamos, que  sin querer, les llevaron a servicios de salud, educación y recreo, así una formación de organizaciones diferente al mero lucro como bancos, esto después de enfrentar  la política, sector que cometía el error de no reconocer su rica experiencia y al no nacer de la política pública, no les permitió existir legalmente hasta el  años 1991 , dado el movimiento social que se libró en tres vertientes, la  resistencia civil, defensa legal y trabajo legislativo.

Para las organizaciones chilenas,  este encuentro es significativo para entender el fondo de los principios cooperativista, ya que es un país que tiene buenos niveles de crecimientos, buenas cifras de desempleo y económicas, pero lidera a los países de la región que poseen mayor concentración económica. No obstante, los propios  movimientos sociales se encargaron de mostrar al mundo un escenario donde existen fuerzas que apuestan por hacer crecer al sistema cooperativo y desconcentrar la riqueza.
Según indicaron,  se trata de una zaga de acciones y actividades que se vienen desarrollando en conjunto (trabajo, ahorro y crédito social, campesino y agua potable) y que se inicia con la defensa de lo cooperativo ante la propuesta gubernamental de introducir modificaciones a la actual Ley General de Cooperativas que se tramita en el Congreso.

Por último, al momento de pensar en la misión de las cooperativas, el llamado fue a no replicar lo que ocurre a Chile y otros países, es decir, no jugar en cancha de los bancos, sino trabajar un presupuesto que cubra costos operativos, servicios y que fundamental no debe descuidar a sus socios, partiendo por el compromisos de ahorro de ellos, reivindicar las asambleas, grupos de autoayuda, sociales, etc.  Entenderse como movimientos, tal como  el 132 de los estudiantes mexicanos o los estudiantes chilenos del 2011, quienes trascendieron a una  manifestación ciudadana.