Escritora y docente de la Academia_Malú Urriola: “Reescribir el pasado es un acto vital de sanación”
Ambulancias y “olor a muerte” rodean a la poeta y guionista Malu Urriola en su confinamiento forzado en España. La pandemia del coronavirus encontró en Europa a la autora de “Cadáver Exquisito”. En el corazón de una urgencia sanitaria global donde se ha parapetado en la escritura y manteniendo los lazos con Chile a través de la tele-poesía. A un año de recibir el premio a la Trayectoria Poética Pablo Neruda 2019, Urriola cursa un magíster en escritura de guiones en la Península Ibérica resistiendo la incertidumbre de la cuarentena como mejor sabe, dice.
“La verdad es que yo soy muy fóbica, he estado toda mi vida escribiendo y a veces encerrada en ello. La pandemia en el mundo es rara. Acá en España han muerto más de 28.000 personas, en Estados Unidos van más de 100.000 personas, la mitad en Nueva York, una ciudad que yo he visitado bastante y más de 6000 muertos que lleva Chile. Hace unas semanas aquí morían 1.000 personas diarias. Eso sí fue fuerte, escuchar las ambulancias y los helicópteros y sentir el olor a muerte”, explica.
Hace unas semanas, la escritora formo parte -vía remota- de un encuentro poético junto a otras 14 autoras llamado “Resistencia poética contra la muerte” donde se tributó a la vida, el feminismo y la defensa de los derechos humanos, entre otros referentes literarios contingentes. La vulnerabilidad de una sociedad en disputa por sus recursos legítimos, son también parte de este ideario.
En espera del desconfinamiento, Urriola plantea que, para ella, la precariedad de la vida trasciende el oficio literario en medio de la crisis sanitaria. En tal sentido, el trabajo del escritor se puede acomodar bien con el encierro y la austeridad. “Como guionista de TV me acostumbré a ahorrar de un año a otro, para los meses en que no tengo trabajo. Siempre he sido como ratón de biblioteca, en los momentos en que no tengo trabajo leo, escribo, me ocupo de mis proyectos personales, etc. También intentó ayudar a otras personas que me lo piden, por ejemplo, escribo prólogos, hago talleres gratuitos, talleres pagados; es decir, trabajo 24/7 con trabajo remunerado o sin él”, dice.
A la distancia define la realidad chilena como la de un país adolescente, de alma adolescente. “Se ven las culpas, los errores e inmediatamente se opta por destruir, pero no distingo con claridad lo que se propone a cambio ¿Cuáles son los proyectos políticos? ¿Cuál es la propuesta detrás de la crítica? ¿Qué y dónde está lo que plantea la gente? Me parece que detrás hay un deseo de arribar al poder. Quienes ansían el poder no necesariamente saben de política. Sé que en la época de Mistral y de Neruda la gente se instruía, si se deseaba entrar el mundo político se estudiaba leyes, política nacional, política internacional. Me parece que hoy no hay preparación, que se improvisa. Eso creo que es en parte lo que ha pasado en Chile. Por otro lado, no veo un líder que pueda unir a la gente”, agrega.
Una adolescencia cultural
Esa adolescencia se nota en la falta de inversión en cultura, pese a que Chile es un país de gente creativa, estima. “Sobre todo la generación joven, en el sentido de que incorpora la ironía, incorpora el juego. Mi generación era amargada como decíamos con Pedro Lemebel, era “charango con sangre”. Era deprimente estar todo el tiempo escuchando esas canciones tristes, pasé toda mi juventud escuchando eso y no quiero más. En cambio, la generación joven me parece más entretenida, sus iconos son más entretenidos, por ejemplo, en el contexto del estallido social en las marchas surgieron íconos como: el dinosaurio, Pikachu, etc. ¡Esa creatividad con alegría! Las mismas feministas, Las Tesis, que hicieron la performance del “Violador eres tú” dio la vuelta al mundo. Pero el desarrollo cultural en Chile es mínimo. Si yo tuviera que visitar un país por su cultura no visitaría Chile porque se cuenta con las casas de Neruda, el museo de la Violeta (que ya no existe) y no hay más. No hay un museo de Bellas Artes como el de Buenos Aires, o el de la Ciudad de México, o como los museos de Madrid o los de Europa. La cultura está completamente estancada en Chile, no es un país cultural”, explica Urriola.
¿Hablando un poco de la poesía ¿Cómo fue tu primer acercamiento con ella?
-La literatura llegó a mí desde muy niña. Era disléxica y fui criada por profesoras normalistas. La mayoría de mis tías eran profesoras normalistas, siempre en mi casa hubo libros de adultos: Bombal, Neruda, Mistral, Rojas, Brunet. Fue una fortuna de ser educada por mujeres profesoras. Es una fortuna que no todos tienen, soy una privilegiada en muchos aspectos de mi vida que no se miden económicamente, porque económicamente soy un fracaso, como todo el mundo. Por ejemplo, en el mundo de los guiones y guionistas, no pagan tanto: contratan por diez meses y en esos meses se gana bien, pero puede pasar un año en que te vuelvan a contratar, porque los guionistas en Chile somos muchos y el mercado es cada vez más reducido, de hecho, actualmente la mayoría de mis amigos guionistas están sin trabajo.
La palabra podríamos verla como un virus que contagia pensamientos e ideas ¿cómo consideras esa labor dentro del quehacer literario?
-Es una labor importante. Por ejemplo, pensemos que la mayoría de los guionistas chilenos son homosexuales, podríamos decir, entonces, que en un aspecto significativo de la apertura que ha habido hacia el mundo homosexual han contribuido los guionistas. Eso implica pasar por encima de un montón de cosas, es como pasar la cuchufleta sin que se note. El rol que ha jugado tanto el cine y como el mundo audiovisual ha sido súper importante para instalar rupturas de morales rígidas y ha aportado con binomios fantásticos como los que se abordan en el cine: ¿Cómo se reúnen “El Beso de la Mujer Araña” de Puig, un revolucionario y una loca? (pero esto luego lo hizo Lemebel, en “Tengo Miedo Torero”).
Esos binomios, muchos provienen del cine. En este ámbito hay algo que me incomoda de Chile, es cuando me preguntan ¿cómo puedes ser poeta y guionista? Y yo me pregunto ¿De verdad me están haciendo esta pregunta? Jacques Prevert, Apollinaire, etc., todos los escritores han escrito cine alguna vez, es como si un pianista sólo tocara música selecta, no, también puede tocar jazz, reggaetón, y quizás tratará de aprender todas las técnicas musicales que pueda. Pues bien, con los escritores pasa lo mismo. Prevert tiene unas películas preciosas y también en el caso de Luis Buñuel, quien trabajó un tiempo con Federico García Lorca, donde la mayoría de sus ideas de “El Perro Andaluz”, eran de Lorca. Buñuel que se molestó con Lorca, luego dio vuelta la máquina y…. bueno, pero hay muchas cosas de Lorca en su trabajo. También Jean Cocteau trabajaba con poetas como guionistas. En fin, explicar esto en Chile es una molestia porque cuando se está en otro país la gente no hace esas preguntas, la gente no lo cuestiona porque lo considera natural en la labor de un escritor. Un escritor puede escribir lo que quiera dentro de los géneros que existen.
¿Cómo ve la realidad una guionista como tú?
-La realidad depende de cómo se mire y esto es lo lindo que enseña el trabajo en el mundo audiovisual ¿Cómo lo miro yo? ¿Lo miro con esperanza? ¿Con alegría? ¿Pensando que voy a hacer un aporte? ¿O lo miro desde el lado más depresivo y digo ¡Esto se va al hoyo!? ¿O lo miro desde un lado maníaco? Y digo: Me voy a poner a trabajar en esto porque que hay mucha gente trabajando a full en este minuto en el tema ¿O entro a una guerrilla y asesino pacos? Todo depende de cómo una focaliza, el mundo es ese mundo que uno habita. Y si una enseña a los niños para mí una forma de salvar -esta es una palabra horrible, me carga venido del arte y de mí misma- es como salvar la noción que se tiene de lo bueno y lo bello, que podría ser el mundo desde el punto de vista del artista, porque el artista es ingenuo.
El artista no va a por el dinero; puede ir por el ego y por la fama, pero el artista es bastante más ingenuo que un ejecutivo de cuenta bancarias, lejos más ingenuo. En ese sentido creo un aporte a la humanidad es, por ejemplo, hacer talleres a los niños. Si desde chicos se les enseña a los niños a expresar la creatividad, habrá una mirada distinta. Lo creo porque he hecho muchos talleres para adultos y para niños. Hice un taller en especial; un taller con niños en Puerto Rico fue después del tsunami y del huracán. Me lo propuso Mayra Santos, que es una gran amiga, a la cual amo mucho porque se le ocurren esas cosas maravillosas. Hacer talleres literarios con adultos o con niños es tremendamente importante como ejercicio de sanación de la escritura; revisitar el pasado con adultos y con los niños; reescribir el pasado es un acto vital de sanación. Creo que eso es en el fondo escribir.
¿Tú usas así al arte?
-Sí, yo lo uso así, claro. Pero tengo diferentes mecanismos y diferentes modos de usar el arte. Por ejemplo, cuando estaba enojada con Chile “Los Venegas” me venían regio. No canalizaba mi arte con la poesía, porque estaba en otras cosas con ella. Me gusta tocar diferentes pianos, porque puedo construir diferentes historias, ir por diferentes caminos. La escritura de guion y el trabajo audiovisual es muy propicio al momento de ofrecer una mirada critica de un país o de una sociedad o al momento de hacer una propuesta nueva, para esos propósitos me acomodan más que la poesía. Yo creo que la poesía, para mí, es otra cosa. La poesía está fuera del mundo, un poco en el sentido que lo decía Polanski -aunque terminó siendo un personaje terrorífico- Yo me siento nada que ver con la gente, veo otras cosas que la gente no ve. Por ejemplo, sobre el estallido social ocurrido en Chile en octubre del año pasado, creo que llegó tarde. Esperaba que esto llegará en los `90, que fue cuando escribí Hija de Perra, que era eso; esa lata supina de que todo parece hermoso y no es nada. También la lata supina con los chilenos, porque los chilenos son muy arribistas por un lado y, después, súper revolucionarios también. Esas cosas bipolares no me convencen, menos ahora que he visto subirse al carro a un montón de gente que era un desastre en mi generación. No podría estar en ninguno de esos grupos en este momento.
¿Este valor que le das a la poesía es un lugar muy íntimo, es tu cuarto propio, tu cuarentena personal?
-La poesía es una burbuja. Una burbuja en la cual uno se podría quedar ahí todo el tiempo si quiere, pero es una burbuja. Es una adicción, yo me podría quedar como Sor Juana; escribiendo para siempre, pues sería hermoso, pero tengo que vivir y hacer otras cosas. La poesía es una burbuja maravillosa, es igual a un viaje: no necesita gente para viajar, pero sí necesita libros. Cada libro que abro y cierro es un viaje maravilloso hacia mundos nuevos: leo y analizo cómo fueron construidos esos mundos. Así, cada vez que entro en un maravilloso libro es una nueva burbuja, podría pasar meses allí, leyendo e investigando.
Como vivir en el cielo
La poeta y guionista de televisión y cine ha publicado antes “Piedras rodantes” (1988), “Dame tu sucio amor” (1994), “Hija de perra” (1998) o “La Luz que me ciega”, en coautoría con la fotógrafa Paz Errázuriz (2010). A dictado clases y conferebcias en la Universidad de Harvard, Princeton, Georgetown, Washington y Maryland, entre otras. La narradora se encuentra por estos días escribiendo un libro titulado “El libro de las cosas inútiles”, una especie de respuesta tras acercarse a “La utilidad de lo inútil” del filósofo italiano especializado en Giordano Bruno, Nuccio Ordine. Entre muchos otros insumos, asegura estar bebiendo de su azaroso paso por la zona de Lavapiés, junto a la cineteca local que queda junto a su casa. “Es como vivir en el cielo; hay películas desde las diez de la mañana hasta las diez de la noche, como cuando era joven e iba al viejo cine arte Normandie”, señala.
“Ahora en esta etapa de pandemia, el teatro del barrio ha estado funcionado como comedor para todos los indigentes, para la gente que no ha tenido cómo comer. La gente está pasando hambre, está pasando frío y eso es real. Desde mi lugar he podido aportar con mis talleres gratuitos para mujeres. Creo que debo trabajar para la gente y no para mi ego. Colaborar, por ejemplo, con las mujeres de mis talleres es aportar para que organicen sus libros y saquen su cabeza del fin del mundo. Opto por dar mi energía a ellas y ayudar a que otros construyan sus libros y no solo a leer mi poesía por internet. Este es un momento de cambio y que ojalá cambiemos”, agrega.
Escribiste que “la poesía es una luz que deja tantos ciegos” ¿Qué poesía te ha enceguecido?
-Un montón, un listado enorme. Empezando por Elizabeth Bishop. Fue magistral que escribiera El arte de perder en el país de los “ganadores”, eso para mí es la poesía. Es como si alguien le diera con el palo a una piñata y cayesen estrellas. No solamente es un libro que está bien escrito, no tiene solo valor por todos los materiales que utilizó, ni de la forma que los empleó, sino también por su estética. Hay en su propuesta una ética y una política planteadas. Sin decir -yo Elizabeth Bishop escribo El arte de perder en Estados Unidos en el momento que Estados Unidos era el ganador- Lo hace en el momento en que todo el mundo optaba por lo ganador. Que esta escritora haya construido ese texto allí, me parece fundamental. Lo mismo Ajmátova, quien tuvo una vida muy adversa en la Rusia de Stalin. Ella nunca renunció a la poesía. Escribió un libro precioso llamado Réquiem, en él está toda su vida. El texto termina con un remate genial, diciendo: “lloré a los pies del Kremlin”. Me parece que sin esa burbuja; sin la poesía yo no podría vivir, no podría resistir. Podemos enseñar esa burbuja a otras personas, a quienes le interesa la escritura. También hay otras burbujas como la música, el arte y cultura, todas ellas junto a la poesía son herramienta de sobrevivencia frente al dolor de la perdida y de la soledad.
¿Sería muy importante instalar la poesía desde la enseñanza básica tomando lo que tú dices anteriormente?
-Si hubiera un nuevo mundo, este mundo nuevo seguro tendría que incluir lo que están haciendo los finlandeses en la educación básica: es maravilloso que los niños jueguen hasta los diez años. Esos años juegan con música, juegan con arte, escriben poesía, hacen esculturas con barro, etc. Que todos los niños pudiesen ser felices hasta los diez años, sin que nadie midiera si quieren ir o no a clases, eso sería lo ideal para mí como ser humano. Pero eso implica otro sistema económico porque para que los niños tengan esta opción los padres deben tener más tiempo y para ello deben trabajar menos horas al día. Sería ideal por ejemplo reunir niños con ancianos después de que pase esta pandemia, que los niños le lean a los ancianos y aprendan de ellos y viceversa. Creo que hay que volver a la prehistoria, para mi la prehistoria es el futuro. Que los ancianos sean respetados, admirados por sus saberes y no descartados y que los niños sean niños.
(*) Entrevista realizada por Patricio Inzunza A. Estudiante de segundo año de Licenciatura en Lengua y Literatura. Instituto de Humanidades, UAHC.