Escuela de Antropología conmemora 20 años de vida
En una ceremonia emotiva y encabezada por el director de la Escuela Claudio Espinoza, Antropología celebró veinte años de existencia.
La actividad, realizada en el auditorio Presidente Salvador Allende, contó con la presencia de los ex directores José Luis Martínez, Pedro Mege y Luis Campos, así como algunos de sus fundadores, profesores y ex profesores, alumnos, ex alumnos y amigos, quienes con emoción recorrieron episodios de los inicios y desarrollo de la carrera, además de reflexionar acerca de los desafíos para su futuro.
Como invitados especiales expusieron sus reflexiones el fundador de la carrera y actual rector de la Academia, José Bengoa, junto a la carismática y connotada socióloga Silvia Rivera Cusicanqui.
José Bengoa, revivió parte del contexto latinoamericano y local, tanto político, social e indígena que se vivían en tiempos que la Escuela era
fundada. “No es casual que el primer trabajo de terreno nos fuéramos todos a la Provincia de Arauco, donde comenzaba el mayor conflicto de la época con la construcción de empresas hidroeléctricas. La apuesta fue espontánea, dado que quienes iniciamos este proyecto teníamos afinidad con las demandas indígenas. Si la analizamos veinte años después, la apuesta no fue equivocada”, precisó uno de sus fundadores.
Para Bengoa, la Escuela no puede perder su desagradable intención de señalar asuntos como la discriminación, la miseria y la explotación, así como de seguir en terreno los procesos de etnogénesis que surgen con fuerza, desde y con los sujetos, con un pensamiento permanente, comparando teoría y práctica, rechazando una contaminación imperial del área”, enfatizo.
En tanto, la reflexión de la socióloga boliviana Silvia Rivera, estuvo dirigida a conectar la impronta del pensamiento crítico con la crisis “mirar las luchas de las últimas décadas para situarse con cierta profundidad de campo lo que nos espera en el presente, y eso amerita una vocación por el pensamiento crítico, que quizás es
lo que nos une con esos momentos brillantes de la reflexión unida a la acción que acontecieron en las luchas de los años setenta y ochenta, y que nos llevaron a encontrarnos con el mundo indígena mucho antes que los asuntos de etnia se volvieran tabla de salvación para discursos conciliadores”, sostuvo la intelectual.
Por su parte, Cristian Espinosa, estudiante de la primera generación de la carrera, resumió lo que denominó “la historia de la primera generación”, aquella que surgió entre la guerras de los egos que transformaron el país en las últimas dos décadas, siendo la escuela, en el año 1992, un refugio marginal para un público marginal en plena rebeldía a las casas tradicionales de la disciplina. “optar por la Academia fue un acierto, aquí supimos que desde nuestros estilos de origen podríamos nombrar y pensar nuevas formas de la antropología. Queríamos disputa, controversia y debate, acción e investigación a la vez, y lo tuvimos con creces”, expresó.