Estudiante UAHC presenta iniciativa que combina música urbana y activismo social en Foro Mundial de Desarrollo Juvenil en China

El Foro Mundial de Desarrollo Juvenil (WYDF) realizado este año en Beijing, China, tuvo como lema en su versión 2023 “La fortaleza de la juventud para la solidaridad y la innovación: luchando juntos por el desarrollo sostenible”. En el evento apoyado por la ONU y la Unesco donde organizaciones juveniles presentaron propuestas y proyectos comunitarios, la estudiante de la Carrera de Antropología de la UAHC Camila Moraga participó como representante de la Coordinadora Social Shishigang, una organización que combina música urbana y activismo social por partes iguales.

La estudiante detalla cómo la iniciativa autoconvocada combina el arte con las actividades solidarias y el voluntariado. “Somos una organización autogestionada de jóvenes, la mayoría de la comuna de Puente Alto, que parte en 2018 impulsada por Pablo Chill-E, Matías Toledo e Ignacio Araneda repartiendo alimentos en invierno a las personas que viven en la calle. Actualmente el foco principal son actividades masivas con música urbana para ir en apoyo a las comunidades que han sufrido catástrofes como incendios, y gestionar la celebración de fechas como el Día del Niño y la Navidad para niños/as que por su nivel socioeconómico no pueden acceder a fiestas o regalos”.

“Creemos que nuestro trabajo con la música urbana genera un impacto y una convocatoria masiva de jóvenes que en general no se habían integrado a procesos comunitarios o colectivos de organización. La característica más propia de la música urbana son las letras de las canciones y la forma de hacer la música que no requiere tener muchos instrumentos ni una formación de muchos años. Al igual que el hip hop sólo se necesita una base musical y permite cantar encima relatos de vida, lo que justamente viven los/as jóvenes en las poblaciones”, agrega, al tiempo que se refiere a los prejuicios y estigmatización en torno a esta forma musical.

“Se nos critica que el trap fomenta la violencia y en realidad sus temáticas hablan de lo que pasa en las poblaciones. Los/as niños/as no viven en entornos seguros y esa es una realidad que no depende de un género musical sino de medidas concretas a nivel nacional, con responsabilidades políticas y económicas a nivel institucional del Estado de Chile, algo que un género musical no lo va a solucionar. Nosotros como organización intentamos aportar un granito de arena para que los/as niños/as puedan ampliar igual su rango y su esperanza de vida para que tengan una proyección de futuro”.

Respecto a la cumbre donde participaron 100 proyectos culturales de diversa índole, destacó la importancia de haber sido la única organización seleccionada de nuestro país. “Para nosotros/as fue muy importante llegar allá conscientes de la estigmatización que existe localmente hacia nuestra coordinadora y hacia la música urbana. A nivel internacional esto representa una validación indiscutible al proyecto, nos recibieron de forma muy afectuosa con un interés genuino por el trabajo que hacemos, lo que nos permitió establecer redes a nivel internacional con otras organizaciones juveniles en Sudáfrica, Europa, Oriente Medio y el resto de América Latina”.

“En la coordinadora la solidaridad es el valor principal desde el que trabajamos y con el que pretendemos que los/as jóvenes se organicen desde sus territorios. Tenemos una red de colaboradores compuesta por personas que viven en distintos lugares de Chile y esa presencia a nivel nacional es algo que se destacó en el foro”.  En esa línea, considera que existen miradas compartidas que guían los esfuerzos de la coordinadora y de la carrera que cursa en la Academia.

“Creo que lo que tienen en común es el espíritu solidario y la preocupación por velar por los más desposeídos. La solidaridad es un principio horizontal donde nos vemos de igual a igual con los/as que ayudamos y uno de nuestros eslogans es ‘El Pueblo Ayuda Al Pueblo’. Esto también se puede ver reflejado en la institucionalidad triestamental que existe en la universidad, en la relación entre los docentes y los estudiantes que he visto personalmente en la Escuela de Antropología”.

Respecto al rol de los/as futuras profesionales llamó a que estos/as aprovechen las herramientas obtenidas para participar en procesos de transformación social. “En algunos casos vamos a ser la primera generación de nuestras familias que va a tener una formación universitaria y creo que eso nos deja la responsabilidad de organizarnos en nuestros territorios y cambiar la realidad en la que vivimos desde los valores que son parte de la formación que nos entrega la Universidad. Creo que hay una obligación si uno/a tiene el privilegio por haber pasado por la educación superior de devolver la mano al lugar de donde venimos”.