Fundador de la Escuela de Ciencia Política y RRII UAHC_Docentes y autoridades recuerdan la huella académica y personal del profesor Luis Pacheco Pastene

Fundador de la Escuela de Ciencia Política y RRII UAHC_Docentes y autoridades recuerdan la huella académica y personal del profesor Luis Pacheco Pastene

Una de las últimas actividades de extensión realizadas por el profesor Luis Pacheco Pastene, ex director de la Escuela de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Academia, fue un conversatorio sobre las implicancias político doctrinales del Papa Francisco y su impacto en la sociedad chilena. Rodeaba este espacio la inminente visita del Sumo Pontífice en 2018 y, como profundo estudioso de la historia de la Izquierda Cristiana, el recientemente fallecido profesor Pacheco analizaba la sintonía de la doctrina cristiana y la realidad social. Ante una crisis democrática y social de la Iglesia como apoyo institucional de los cambios, el doctor en historia de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá se preguntaba: “¿Qué queda para Chile?”.

Sus colaboradores, estudiantes y pares recuerdan al jubilado profesor, fundador y primer director de la Escuela de Ciencia Política de la UAHC, como una persona muy cercana. Siempre disponible para conversar en el casino de la Universidad y compartir experiencias y conocimientos “hasta que el café se enfriaba”. Entre ellos, el actual director de la Escuela de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Rodrigo Gangas.

Destaca el liderazgo innovador del profesor Pacheco, como uno de los primeros docentes de la recién formada carrera. Recuerda un estilo educativo fundado en la interdisciplina con las demás ciencias sociales y un marcado acento por la economía y la historia dentro del ámbito de la politología: “Como era un respetado historiador, el profesor Pacheco le dio una gran importancia a la vinculación de la ciencia política y la economía como procesos fundamentales para entender la realidad contemporánea. Esa visión hizo posible que contáramos con docentes extraordinarios de esas áreas, como el profesor Hugo Fazio, por ejemplo”.

Sobre la malla curricular de entonces, Gangas describe el programa ideado por Pacheco como algo muy avanzado para su tiempo. “Muy interesante también porque esto le daba mucho sentido a la construcción de la Escuela de Ciencia Política y el proyecto mayor de la UAHC. “Como docente, su experiencia y sus grandes conocimientos lo hacían un testigo privilegiado de los últimos 60 años de la historia de Chile. En las largas conversaciones que tuve con él quedaba en evidencia su gran producción académica y su gran memoria política que lo hacían un activo intelectual en los procesos sociales recientes”, recuerda la autoridad de la Escuela.

Por su parte, el profesor y ex rector José Bengoa, se refiere cariñosamente a su amigo “Lucho” como una persona extraordinaria con la que comenzó a relacionarse en sus años de estudiante de la Universidad Católica de Valparaíso. “Su partida es algo muy sensible para quienes lo conocimos, tanto él como su esposa, María Antonieta Huerta, fueron personas muy militantes, muy cristianos y de izquierda. Siempre fue un placer poder presentarles algún libro

Señala que el fundador de la Escuela de Ciencia Política de la Academia le entregó una rúbrica propia a la carrera. “Muy interesante además en cuanto a la importancia de la historia y sus procesos de contingencia. Que muchos de los profesores a cargo de la Escuela de Ciencia Política hayan sido formados durante su gestión, creo que es algo que lo honra mucho. Fue un hombre muy tranquilo y reposado, muy serio. Y cuando me tocó ser rector de la Academia, tuvimos una excelente relación”.

También ex rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, el antropólogo Francisco Vergara, lo recuerda con gran impresión. “Él siempre estuvo preocupado por pensar alternativas a nuestra situación política de la cual era muy crítico. Hoy estaría, sin duda, en Plaza de la Dignidad conversando sobre el futuro de Chile e imaginando escenarios que le recordaban los tiempos de la Unidad Popular y lo que allí perdimos producto del Golpe”, estima. Desde Valparaíso, le dedica unas últimas palabras a su amigo Pacheco Pastenes: “Espero que podamos continuar conversando sobre este Chile que tanto quisiste y nos reencontremos en esa Plaza de la Dignidad, tolerantes y sin miedo, Luis. Un abrazo y hasta pronto”.

Una última lección

El profesor José Orellana, académico de la Escuela de Ciencia Política, por su parte, lamenta la partida de Pacheco, pero sostiene que sus aportes felizmente permanecen y son visibles hasta hoy como una eminencia en sus ámbitos. “El profesor era una gran fuente de conocimientos en cuanto a al rol de la iglesia católica en el Chile del último medio siglo y sobre cómo esa influencia tenía un efecto sobre el quehacer político local”, señala.

Agrega a su perfil que “Don Luis era muy bravo como profesor y defensor del estudiantado y los funcionarios. Respondía a todos los códigos de un buen director: una gran sapiencia, una tremenda habilidad social y un rasgo disciplinar extraordinario”, señala Orellana para una figura reconocible desde lejos mientras saludaba a los funcionarios camino a su minúscula oficina o por el sonido de su enorme manojo de llaves.

El profesor Bengoa regresa sobre la idea de un legado y una huella difícil de llenar cuando se trata de académicos de la talla del profesor Pacheco. “El espacio que deja, además de ser una gran pérdida, también habla de su importancia dentro del área. Otra cosa que habla mucho sobre su manera de ser y afectos como persona, es la manera en que lo afectó la viudez. Cuando murió su esposa, fue muy evidente que la vida se le hizo más pesada. Es algo que pudimos constatar los que estuvimos a su lado y que nos hace pensar realmente en lo que pasa cuando el cariño y el amor son consideradas las cosas más importantes de la vida de los seres humanos”, reflexiona el profesor Bengoa.

“Creo que esa es una última gran lección de este profesor que fue el Lucho. Me gustaría decirle a sus hijos que todos quisimos un su padre y, a los demás colegas de la Universidad que, al igual que el profesor Pacheco, seamos más gentiles y generosos con la gente que ha dado buena parte de su vida por la Academia”.