Hacia la reorganización progresista y cohesión social Docentes UAHC analizan avances y desafíos pendientes del primer año del Gobierno del pdte. Boric

Hacia la reorganización progresista y cohesión social Docentes UAHC analizan avances y desafíos pendientes del primer año del Gobierno del pdte. Boric

Nota publicada en El Mostrador

Marcado por una severa crisis económica post pandemia y el rechazo a la propuesta inicial de nueva Constitución, el primer año del Gobierno de Gabriel Boric cerró con el estancamiento visible de su agenda social ante una ofensiva obstruccionista de la oposición. El endurecimiento de este escenario tras el portazo abrupto a discutir el proyecto amplio de Reforma Tributaria plantea dudas entre los/as analistas sobre las posibilidades reales de concretar un programa que partió ofreciendo cambios profundos y un recambio dentro de la centroizquierda.

Desde una mirada académica el encargado del Magíster en Metodologías Críticas para la Investigación Social de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Andrés Durán, considera que una problemática crucial que dejó el resultado del plebiscito es cómo avanzar hacia procesos participativos que generen una cohesión de la izquierda progresista, que permita impulsar las más urgentes medidas que fueron establecida en la inicial agenda del Gobierno. “Posterior al 4 de septiembre hemos visto un fortalecimiento de la derecha más conservadora, de la mano con una importante fragmentación de las izquierdas que estuvieron fortalecidas en el primer momento constituyente. El desafío específico ahora es cómo volver a concentrar las fuerzas progresistas, lo cual difícilmente se podrá lograr en ausencia de una base popular que movilice”.

Durán manifiesta que persisten desafíos qué no se resuelven con políticas de corto alcance o sin una mirada histórica. “Si bien se ha avanzado, por ejemplo, en un gradual posicionamiento de asuntos sensibles para nuestra sociedad como lo son temas de género o la justicia territorial, sigue pendiente encontrar maneras concretas en que tales desafíos se materialicen en la vida cotidiana de la gente. La violencia contra la mujer y las disidencias sexuales, la segregación socioespacial, la ausencia de mecanismos de participación que incidan en la toma de decisiones, constituyen problemáticas socioculturales que, de no ser atendidas como corresponden, solo seguirán profundizando una sociedad que está en deuda con la justicia social y con la profundización de la democracia”, agrega.

En tanto, la antropóloga Francisca Fernández, a cargo del Magíster en Peritaje Sociocultural de la Academia, coincide con este diagnóstico y pone el foco de atención en lo que describe como una ausencia de medidas estructurales. “Si bien han habido avances positivos, como el anuncio del proyecto de Sala Cuna Universal, junto con anuncios de inversión en ámbitos de la cultura y las artes, todavía se replica un modelo de políticas neoliberales sin cambios profundos. En ese sentido, el nuevo proceso constituyente se inicia de manera preocupante porque no considera las reivindicaciones de los territorios, los pueblos originarios o la población afrodescendiente”.

Metodologías para abordar los desafíos

Frente a la exclusión de una parte importante de la ciudadanía en el proceso deliberativo la profesora contrasta una participación determinante de la misma clase política que contribuyó al desprestigio de las instituciones y el malestar de la población. “Tenemos un proceso constituyente que amenaza con convertirse en una Comisión Ortúzar 2.0, lo que nos parece realmente complejo. En ese sentido desde el Magíster en Peritaje Sociocultural planteamos que estos procesos requieren la consulta y participación de los pueblos originarios en aquellos ámbitos que permitan reivindicar el pluralismo jurídico”.

Frente a este panorama el profesor Durán destaca elementos del plan curricular del magíster a su cargo que brindan una mirada renovada a la investigación social: “Los desafíos país que enfrentamos requieren un posicionamiento distinto en torno a los procesos de producción de conocimiento. No podemos seguir generando investigaciones desvinculadas de las comunidades afectadas por el modelo económico, social y político, que desconoce las dimensiones constitutivas de aquellos elementos que generan malestar. Las formas de la violencia, las prácticas en que se materializa la desigualdad espacial, de género y de trato, requieren que el trabajo de investigación se sitúe en una episteme profundamente diferente, y que las estrategias desde donde se desarrollan los procesos puedan responder creativamente a los escenarios en los que se desarrollan”.

“Ni la manera cómo hemos entendido la investigación, ni las técnicas de las que nos hemos valido para conocer la vida social, pueden seguir siendo las mismas. Volver a preguntarnos para qué y por qué investigamos, y sobre los modos cómo lo hacemos, son preguntas ineludibles si se lo que se trata es de generar conocimientos que estén al servicio de los desafíos de transformación que el país requiere. En ese sentido me parece que la propuesta transversal que hacemos desde la Facultad de Ciencias Sociales en el ámbito de postgrados es bastante sui generis respecto la investigación social, en la medida en que apuesta por miradas y metodologías que van más allá de la administración tecnológica de lo que hoy existe”, concluye.