Inauguración del año académico de Antropología profesora Verónica Cereceda analiza inspiración del arte rupestre en el diseño textil contemporáneo
La destacada antropóloga chilena Verónica Cereceda ofreció una charla magistral en la inauguración del año académico de Antropología UAHC. En la presentación de la jefa de la carrera, Andrea Seelenfreund, saludó la presencia de la invitada al tiempo que relevó el hecho de que la conferencia “Inspiración en el antiguo arte rupestre para diseños textiles étnicos contemporáneos” coincidió con el trigésimo aniversario de la carrera Antropología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. “Verónica es chilena de nacimiento pero boliviana de corazón. Llego a Bolivia en 1966 con su esposo Gabriel Martínez para hacer teatro en las comunidades indígenas en la región de Oruro. Estando en ese país conocieron los tejidos de Potolo, que además de vestuario son una expresión estética fundamental y un signo de identidad que diferencia unos grupos de otros. Esta expresión artística atrajo a Verónica y su marido a la investigación de los textiles andinos y con ello a estudiar antropología”, recordó.
Por su parte, la conferencista invitada agradeció la oportunidad de revisitar la que describió como su “mater” de estudios. “Estoy muy emocionada por estar aquí en un día tan importante para la carrera de Antropología como es su aniversario y el inicio de su año académico. Es un placer y un honor que me hayan invitado a la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, donde yo ofrecí cursos de semiótica varios años atrás”, expresó la directora de la Fundación Antropólogos del Sur Andino (ASUR).
A través de la presentación de distintos ejemplos pictóricos, la doctora Cereceda ofreció un análisis sobre las posibles fuentes de inspiración tras las figuras con cabezas irradiadas y bastones de mando que pueblan las creaciones de las tejedoras de la etnia jalka en la zona centro sur de Bolivia y que representan a la figura conocida como Supay, o demonio andino. También se refirió a la complejidad inherente de realizar obras de una gran riqueza y densidad semántica con una técnica donde no existen ejes y cada corrida debe ser formulada en el momento.
“Las tejedoras no tienen modelo, van inventando, creando, cada vez que va pasando la trama, cada cuadro, es una técnica textil que crea figuras muy interesantes. Son creaciones sociales que el que quiere las toma y les agrega algo nuevo, pero aquí estamos trabajando sobre un arte social popular. A diferencia del arte rupestre, aquí no tenemos sacerdotes que van dictando lo que se debía tejer o dibujar”, explicó.
A través de un recorrido por siglos de tejidos y grabados producidos en las rocas del altiplano, la investigadora planteó ciertas interrogantes que aún no tienen respuesta sobre las semejanzas entre algunas figuras presentes tanto en el arte rupestre de las culturas del norte de Chile como en las del arte de la zona central de Bolivia.
“¿De qué manera las tejedoras jalka pudieron acceder a imágenes del período Formativo Tardío con veinte siglos de diferencia y muchos kilómetros de distancia? Esta comparación que hemos hecho nos plantea una serie de preguntas que afectan directamente a nuestra disciplina. La atribución de imágenes de otras culturas para expresar algo en otra región es un problema que no ha sido abordado profundamente en la antropología. Tiene que haber algo en lo personal, en lo social, para que digan, este modelo nos sirve, y creo que este tema es interesante porque de él se ha escrito muy poco”, reflexionó.