Investigación de la antropóloga Rosario Carmona_Catastro definitivo ubica las 18 rukas mapuche de Santiago
La casa ancestral mapuche ha transformado el entorno santiaguino con el mismo espíritu de los tiempos con que la cultura indígena ha tratado de integrarse a la urbe. A la fecha, 18 rukas mapuches han colonizado espacios en centros de salud, parques, centros culturales y poblaciones de la capital. La investigación de la antropóloga Rosario Carmona, “Rukas mapuche en la ciudad. Cartografía Patrimonial de la Región Metropolitana” presenta la historia de dieciocho de estos lugares ceremoniales que se han levantado en los últimos 20 años. Como parte de una investigación cualitativa y fotográfica realizada en conjunto con el Núcleo de Estudios Étnicos y Multiculturales de la Academia, el catastro también analiza el rol que la ruka cumple en la organización y participación social de quienes las habitan y visitan.
La publicación sostiene que se ha mantenido la construcción circular y ovalada del territorio sur, pero en las 18 rukas de comunas como Recoleta, La Florida, Huechuraba, La Pintana, Peñalolén, San Miguel, El Bosque, Cerro Navia, Puente Alto, Maipú, Lampa, Macul, Lo Espejo y Padre Hurtado; los requerimientos legales y urbanísticos han intervenido parte de su construcción. Incluso hay casos como la ruka Weftun Mapu, de Puente Alto, donde una constructora se adjudicó la obra.
La autora destaca que durante la investigación también se detectó que la clásica ruka sigue funcionando igual que antaño como lugar de cultura ancestral dedicando espacio al fogón central para la calefacción y para cocinar, pero optimizando su arquitectura para mejorar la ventilación y aislación térmica. Tecnologías que estos espacios han desarrollado durante siglos y que en la ciudad se perfeccionan gracias a nuevos materiales y avances como tomas eléctricas, antenas de TV, repetidores de señal para internet, proyectores de video e implementos clínicos cuando se trata de espacios dedicados a la salud en consultorios.
“Estos espacios son muy versátiles debido a que son habitadas tanto para actividades sociales y ceremoniales, como educativas y medicinales”, señala Carmona. La integración del vecino huinca (o no mapuche) también ha evolucionado a lo largo de estas dos décadas de rukas insertas en el espacio público, sostiene la investigadora. “Según la opinión de muchos de los integrantes de las asociaciones que cuentan con rukas, el reconocimiento ha aumentado y la discriminación -en relación a la que se sentía sobre todo durante la década de 1980- ha disminuido. También pudimos observar que las rukas que realizan actividades de salud reciben mucha gente no mapuche, incluso más que mapuche, que es mayormente vecina de la comuna. En un ámbito de extensión educacional las visitas de liceos y jardines infantiles también han aumentado”, explica. Incluso la ruka de Mapu Lawen, en Cerro Navia, donde se realizan exposiciones culturales, ciclos de cine, recitales y partidos de palin, recibe constantemente delegaciones de estudiantes extranjeros.
La autora cuenta que originalmente, como artista visual de formación, le interesaba solamente un registro fotográfico, pero que a medida que aumentaba la investigación participante en los ritos mapuche la profundización etnográfica hizo necesario indagar en aspectos relevantes como su historia formal y escrita. “No es sólo la ruka lo que esta investigación visibiliza, sino todos los procesos, alegrías, orgullos, pero también desencantos y frustraciones que ha tenido el devenir de las personas y organizaciones mapuche. Estos relatos logran transmitir esa biografía, pero es el lector del libro el que puede profundizar aún más cuando visite estos lugares”, recomienda la editora.
* El libro fotográfico “Rukas mapuche en la ciudad. Cartografía Patrimonial de la Región Metropolitana”, que cuenta con el financiamiento del Fondo del Libro y la Lectura, está escrito en español y mapudungun. Puede descargarse gratuitamente en éste vínculo