La desorientación que aportan las encuestas y la urgencia de enfoques territoriales

La desorientación que aportan las encuestas y la urgencia de enfoques territoriales

(*) Por José Orellana y Hernán García Moresco

En nuestro país la regulación de encuestas es tenue. Un esfuerzo se vincula a una modificación a la Ley 18.700, Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares y Escrutinios(1), buscando disminuir el tiempo de prohibición en la publicación de encuestas electorales y transparentando la información técnica de las mismas, así como conocer quiénes son miembros de sus equipos directivos. Proyecto que está desde el 16 de noviembre de 2020 en la Comisión de Gobierno Interior, Nacionalidad, Ciudadanía y Regionalización.

Hay que indicar que, en 1992, se realizaron otras modificaciones a la misma ley (Boletín 736-07), en el sentido contrario, respecto de regular la difusión de encuestas de opinión pública en fechas cercanas a actos electorales. Luego hay modificaciones en el Congreso en 2008, 2009 y 2010. Con proyectos de primer trámite de discusión simple, algunos aprobados y otros rechazados; pero nada con relación a la regulación de encuestas.

Una particularidad de las encuestas de opinión, de acuerdo con la temporalidad social, es que logran un grado de relevancia y efecto en las preferencias de las personas en distintos ámbitos: económico, social o político; esto es conocido como el efecto arrastre (bandwagon). En política se expresa en votar por la candidata o candidato que aparece como ganador.

Sólo por este efecto y, lo que significa la manipulación social, la falta de regulación en materia de encuestas, coloca en riesgo la democracia, pues la construcción de situaciones deliberadas, y en este caso la regulación sólo del mercado, levantan percepciones, opiniones y, así, decisión. En este contexto, pedir regulación generaría en un espectro del sistema político, un pie forzado a la libre expresión (siendo necesaria la misma, según el planteamiento de esta opinión) o -a lo menos- dificultades para los emprendedores en el negocio de las encuestas (que es, el mejor mundo posible para algunos, independiente del daño que se le puede realizar a la democracia).

Algunas particularidades factuales

Por años, la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) fue catalogada como la “madre de todas las encuestas”, pero al comparar los resultados de las mismas previas a las elecciones con sus resultados a firme se observaron y observan diferencias, que luego del proceso electoral, los medios omiten. De esta forma, ante la elección siguiente la encuesta mantiene la maternidad, pero cada día se distancia más del verdadero resultado. Además, se ha consolidado la práctica pública que los analistas de las encuestas son sus propios empresarios, construyendo un círculo de validación (obvia) de los resultados y distanciándose de los aspectos técnicos que, por años, han sido el principal factor de validación para las encuestas.

En el 2012, el presidente y fundador de la encuestadora Adimark(2) explicó por qué no siguió con las encuestas, indicando que “algo pasa con la política que la gente ni siquiera quiere contestar encuestas”. Esto, a propósito de la baja tasa de respuestas que alcanzaban. Pero este argumento no tuvo eco en las demás empresas. Complementariamente, desde Adimark se escinde Roberto Izikson integrándose a Cadem (empresa construida en ’74). Director que se ha visto conflictuado por estar entre el sector público y privado, trabajando para el Estado en la Secretaría General de Gobierno (Segegob), entre marzo de 2010 y septiembre de 2013, para luego laborar en el comando de Evelyn Matthei en su incursión presidencial y, pasar, posteriormente, a la dirección de la empresa dedicada a la investigación de mercados; además, Cadem por estos días está en la mira de la periodista e investigadora Alejandra Matus(3).

 

Conflicto de interés vs. código de ética vs. regulación legal

El punto no está en los conflictos de intereses (aunque siempre hay que precaverlos, minimizándolos al máximo), que circundan a los representantes de las principales empresas del mercado, sino en la transparencia que debe existir para que su validez como instrumentos públicos, sean un aporte a la democracia.

Existe un código de ética al que adscriben voluntariamente las empresas que realizan estudios de opinión desde la Asociación de Investigadores de Mercado y Opinión Pública de Chile (AIM), pero no existe regulación legal. Antes, estos siguen siendo estudios de mercado, con representantes empresarios(4).

Surgen entonces algunas preguntas básicas como ¿por qué dos o más empresas encuestadoras para una misma verdad, presentan resultados distintos? o ¿si el comportamiento social influye en la evolución del mercado (consumo), pueden las empresas dejar a libre albedrío a las encuestadoras?

Hace pocos días, uno de los empresarios indicó que es irrelevante e inoficioso regularlas, argumentando que dada la importancia y gestión en redes sociales, donde se realizan encuestas regulares, las mismas son imposibles de regular, por ello, indicaba, basta con un buen código de ética.

 

Encuestas, liquidez y qué haceres de la candidata y candidatos

Así, desde la perspectiva del proceso electoral en marcha (presidencial, congresal y regional), en los diseños de campaña, es usual escuchar que la adecuada segmentación del electorado/ciudadanía aseguraría mayor grado de elegibilidad de l@s candidat@s, determinando una serie de productos propios del marketing político (difusión clásica de mensajes y RR.SS., cuestiones programáticas, entre otros). Implicaría:

A.- Considerar el comportamiento espacio-electoral de los partidos políticos en una y otra elección en una temporalidad acotada
B.- Acompañado de los estudios de opinión gestionados en tiempo y espacio por diferenciadas encuestadoras
C.- Gozando de una importancia crucial, independiente que no gocen de todo el prestigio que sí quisieran, como se indica más arriba (¡qué paradoja!), pues detractores o aduladores, las difunden como verdades que no alcanzan a leer

Sumándose, la vorágine del acceso a redes sociales, entregando una inconmensurable oportunidad de proyección de mensajes, siendo su idóneo diseño el posibilitador de réditos electorales positivos. Así es como se hace importante la identificación del territorio virtual, el cual se articula en tanto posibilidad comunitaria que es capaz de utilizar estas herramientas para transmitir mensajes locales y temáticos, complementando nutritivamente el océano de posibilidades que permiten las redes sociales (Twitter, Instagram, Facebook, Tik Tok).

A su vez, las campañas políticas y los mismos partidos políticos vienen distanciando sus planteamientos partidarios respecto de sus mismas colectividades, disponiéndose en la liquidez de acomodaticias posiciones político electorales, donde el electorado es invitado a la trampa de la imagen/encuesta y al proceso de discusión respecto del contenido, esto es, electorados que, no adscribiendo necesariamente a un partido político, quizás a una ideología, desde su individualidad respecto de los sentidos comunes, encuentren en las imágenes/encuestas, más que en los discursos de candidat@s, algunas causas concretas que los convoquen. Ello, en el entendido de otra paradoja: las campañas no son un espacio, debiéndolo ser, de discusión y propuestas de futuro. Tal vez en la elección presidencial pudiese darse, pero en el resto de las elecciones, como son las congresales, regionales y locales, poco se avanza, quedándonos con sonrisas, frases universales y muchas fotografías de calidad.

Entonces la difusión de las candidaturas se reduce a la entrega de volantes diseñados para la ocasión, con imágenes/encuestas y textos que expresan valores universales, proyectado hacia las RR.SS. En ese contexto, es que se avanza en caracterizar a los partidos políticos, a los movimientos socio-territoriales y a l@s candidat@s, como parte de un todo, forjando el mensaje hacia una generalidad de potenciales voluntades de voto mucho más allá del segmento ideológico y político que representan concretamente y tratando al territorio como un todo y no en su particularidad o requerimientos. Este fenómeno, clásico en la teoría de partidos (el atrápalo todo/Catch All), en la realidad nacional coincide con un intenso cuadro de individualización de la política, exacerbando sistemáticamente cómo l@s votantes resuelven votar, en una clave de racionalidad individualista (racionalidad emocional individualista, se le indica también por estos días), más que en el sentido clásico, esto es, político, ideológico y colectivo (que también conlleva emoción, pero desde una perspectiva más consciente desde lo ideológico y político tradicional partidista).

Así, entonces, la candidata y los candidatos presidenciales ¿hacia qué temáticas dirigen sus declaraciones electorales? Con estudios imparciales, se podría aspirar a indicadores que permitan el análisis de las opiniones abiertas y transparentes, otorgándoles la posibilidad de expresar por delante de las campañas los intereses de los territorios, más que buscar acercarse a la media nacional. Potenciando respuestas y propuestas a necesidades colectivas, otorgando así fortalezas y oportunidades de cada candidatura, pero ancladas a territorios y sus demandas.

¿Podría en ese código la candidatura de Yasna Provoste presentar propuestas al mismo territorio que Gabriel Boric y viceversa?, claro que sí, pues sería propio de las necesidades de un territorio establecer no solo su identidad sino, reconocer quien tiene más cercanía y empatía con sus prioridades. A su vez ¿José Antonio Kast, podría expresar directamente a los habitantes de Colchane sus propuestas para inmigración, y a su vez Sebastián Sichel, contraargumentar? Claro, visto esto desde el territorio, tomaría una dimensión pequeña, pues los electores de Colchane, no superan las mil personas(5), pero los efectos simbólicos y de principio, que implica desatender sus requerimientos comunitarios, impactan en todo el país. En este modelo, existiría un voto identitario que siempre debería ser escuchado, generando como consecuencia menos volatilidad (liquidez), más cercanía y confianza a la hora de votar. Por supuesto que estas duplas de candidaturas se cruzan entre ellas, además.

 

Regular las encuestas/estudios de opinión: ¿una ética y moral necesaria?

De esta manera, quedaría un desafío significativamente intenso para las candidaturas, ya que la elección se encontraría en una posición de disputas de votos identitaria desde un universo ideológico, o bien, desde el territorio, requiriendo de respuestas explicitas, compromisos -en algunos casos firmados-, solidificando la política y el sistema político nacional… compleja pretensión por estos días.

Finalmente, las encuestas/estudios de opinión… al estallido social no lo vieron venir, los resultados del plebiscito no los anticiparon, las proyecciones a las elecciones municipales, regionales y de constituyentes no fueron muy exactas. Y ahora, nos informan que la candidatura ausente de Franco Parisi, tiene el mismo valor que la campaña, que todos declaran apoyada desde el Palacio de La Moneda, de Sebastián Sichel. Ante esto, nadie debe purgar por la inducción que realizaron previo a cada proceso electoral, pues para bien o para mal la ciudadanía en su conjunto se ve influenciada por la evolución en los números de una u otra opción. Por ende, más que aportan, hoy desorientan. Más que estudios de opinión pública, son estudios de mercado y, en este caso, del mercado de la política. Por lo tanto, esto exige que se configure un marco regulatorio como en Europa y Norteamérica, para dar valor a una noble actividad, que lleva años siendo parte del acervo cultural, del cual se pueden extraer múltiples aportes para la sociedad y no solo para empresarios. Por ello la necesaria regulación implica no dejar a las empresas a un libre albedrío, como han sugerido. Conlleva este acto a una insoslayable ética de la convicción y de la responsabilidad, como un proceso de estudio e investigación, más que como una empresa de mercado.

(1) Ver en Camara.cl
(2) Ver en La Tercera
(3) Ver en Tercera Dosis
(4) Ver en Aimchile.cl
(5) Las encuestas y los estudios de opinión pública en el contexto electoral chileno, Axel Callis, relativizando la regulación de las encuestas
(6) 1.384 es el número total de habitantes según Censo 2012, contenido en el Pladeco 2015-2018 de la comuna

(*) José Orellana es académico UAHC y Dr. en Estudios Americanos. Hernán García es profesor UAHC, diplomado en Big Data, en Ciencias Políticas y Administración Pública.