La UAHC cumple 30 años_Tres voces históricas recuerdan el rol de nuestra universidad en la educación superior chilena
La defensa de los DDHH marcó la creación de la Academia de Humanismo Cristiano, fundada en 1975 por el Cardenal Raúl Silva Henríquez. El interés por el desarrollo de una institución dedicada a la producción y difusión de conocimientos sobre la realidad política, económica, social y cultural de un país en dictadura, se organizó a través de un conjunto de centros de estudio que, a su vez, dio paso a la fundación de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano el 28 de marzo de 1988.
Por entonces, la transición a la democracia heredaba universidades intervenidas por rectores y académicos designados por la dictadura de Augusto Pinochet y el regreso de ilustres intelectuales desde el exilio. En ese contexto, una institución como la UAHC se convertía en un lugar de excepción dentro de la educación superior, recuerda Fernando García, presidente del Directorio y académico de la UAHC.
Miembro del CERC, una de las instituciones base de la Universidad, García explica que “muchos jóvenes se negaban a estudiar en la Universidad Católica o la Universidad de Chile porque estaban prácticamente secuestradas por los decretos que perpetuaban en sus cargos a autoridades académicas y profesores. Este factor convertía a la Universidad Academia de Humanismo Cristiano en un espacio de libertad en el espectro universitario chileno”.
Otro de estos personajes históricos dentro de la Academia es don Reynaldo Casanueva. El recepcionista de Condell 343 entró como portero el año 1993 a la universidad. Un “período particular”, define. “Hacía poco aún que se había recuperado la democracia y en esos años de la transición se notaba en el ambiente la expectativa de un Chile mejor. Se apreciaba en la Academia la integración de grandes figuras de la izquierda y cabros de familias de esfuerzo al mismo tiempo. Eso era algo que se notaba desde un comienzo”, recuerda.
Junto a él, el profesor de la Escuela de Antropología y doctor en estudios latinoamericanos, Francisco Vergara, agrega que la fundación de la UAHC fue un hito en tiempos en que las temáticas referidas a la democracia, la representación y la política de los pactos exigían una reflexión crítica ante un nuevo panorama histórico. “La Universidad nació como una especie de trinchera junto a casas de estudio como la ARCIS donde destacaba un grupo de intelectuales progresistas bastante fuertes como docentes. Éramos dos universidades que hacíamos el contrapeso al resto de los bastiones de los militares”, señala.
Con el tiempo, la discusión de estos grandes temas fue reaccionando a la coyuntura e innovando con la creación de carreras y programas que pensaban una idea de país necesario y urgente. “A lo largo de estos 30 años, esa capacidad de leer los tiempos ha sido algo vital para que el proyecto no muera. No nos hemos quedado atrapados en viejos paradigmas, creo que como Universidad hemos cultivado un rol importante, anticipándonos a los cambios de futuro dentro de la educación universitaria”, señala Vergara sobre discusiones acerca del lucro en la educación superior, cuestiones de género e indígenas.
García completa con un detalle revelador sobre esta vanguardia. Para el “Hace 30 años ya se practicaba una Universidad participativa, donde profesores y estudiantes eran parte de un consejo superior. Éramos una universidad pequeña, pero dentro de la cual se destacaba este tipo de iniciativas que, incluso hoy, son una excepción. Me atrevo a decir que la participación es una característica de nacimiento de la UAHC”.
El señor Casanueva por su parte concuerda también en que la participación y la convivencia son dos marcas propias de la UAHC. “Eso es algo muy destacable a través de los años que no sé si se da en otras casas de estudio superiores. Lo que sí es cierto es que la universidad prioriza ese respeto y la relación que se da entre quienes trabajan acá, ya sean estudiantes, funcionarios o académicos”, afirma.
Temas de futuro
Fernando García, por su parte, proyecta el aura de influencia de la UAHC en esas materias y suma la necesidad de lograr un diagnóstico de la sociedad contemporánea desde el cual pensar el Chile del Siglo XXI: “Una era en la que muchas personas que podrían seguir una carrera académica se van al mundo político. Y esos políticos, si bien están enterados de las principales problemáticas a nivel más teórico e intelectual, han perdido todo contacto con lo que se está produciendo en el terreno del pensamiento”.
Vergara, fundador del Núcleo de Estudios Étnicos y Multiculturales de la Universidad, identifica como los grandes desafíos de la Academia la búsqueda de respuestas a nuevos paradigmas, un relevo de las realidades capturadas hoy por el neoliberalismo, define. Anticipa parte de ese trabajo: “Es necesario pasar de los slogans a las propuestas y desde ellas a elaborar nuevas estructuras en materia de enseñanza y currículum, por ejemplo. Seguir ese camino de innovación intercultural que es un sello de la UAHC y que es algo que, a mi juicio nadie más está haciendo”.