Las fronteras y sus ¿otras traducciones? el caso portuario

Las fronteras y sus ¿otras traducciones? el caso portuario

(*) Por José Orellana

En estos días la noción de frontera, siempre manoseada desde los nacionalismos (su cuidado, militarizado en lo posible), o pacifista (inexistencia de las mismas, como lo ha  indica el grupo nacional Los Prisioneros con su tema ‘no necesitamos banderas’), entre otras consideraciones, aparecen tensionadas por fenómenos simples y otros complejos. Los simples referidos a las dinámicas propias de los espacios geográficos en escalas transfronterizas, sea por cuestiones comunitarias de pueblos originarios como en el caso de los aimaras o mapuches sudamericanos, o bien, por comunidades nacionales modernas que les llegó la frontera a causa de la resolución de conflictos entre Estados nacionales, léase el caso europeo,  pero repartido por todo el mundo.

Los más complejos, a propósito de los sistemas capitalistas/financieros transnacionales que son capaces de dinamizar un  intenso movimiento de personas, en múltiples aspectos: por conflicto bélico (África y algunos países asiáticos hacia Europa), económico (Latinoamérica, hoy gracias la Gran Marcha Centro – Americana hacia EE. UU., a contrapelo del Muro Famoso prometido por Donald Trump, para controlar y detener la migración mexicana). Asociado con lo económico y político se encuentran los ambientales, donde el Calentamiento Global jugaría un rol, impactando fenómenos de la geografía física como son ríos, glaciales y otros que contienen fronteras formales, donde, además se da la explotación de recursos naturales como el cobre o el oro (en el caso chileno, con tratado minero, a propósito de lo que quiso ser Pascua Lama, pero también en varios otros puntos del globo y, en específico en Sudamérica). Así varios más, que contienen conflictos diversos o potenciales nuevos conflictos.

Pero poco se repara en las expresiones portuarias como fronteras efectivas y reales también. El puerto de Valparaíso, permitió, ser testigos de cómo la economía nacional se ve impactada por el ingreso o egreso de bienes económicos (autos, frutas, entre otros) y personas. Llamó la atención, la radicalidad de la geografía de la multitud portuaria de diciembre del 2018 representada en los trabajadores sub, sub, sub contratados con espurios mecanismos de formalización laboral, donde, ni empresa, ni estado (parece la gestión ni – ni) tenían claridad y voluntad para resolver la conflictividad. La única claridad, estaba en los trabajadores, que ante la evidencia de la cesantía, precariedad laboral y bajos sueldos, lo que les queda es reclamar/protestar.

Otra claridad es la nula intervención que tienen los territorios locales portuarios en la administración del Puerto (ni hablar de la usencia de Estado, que paradojalmente dada su debilidad, igualmente es centralista). En este caso, la comuna de Valparaíso con su municipio, liderado por el alcalde Jorge Sharp, colocó articuladamente en agenda, la necesidad de ser un actor trascendente en la administración del puerto, en cuanto el puerto está en la comuna que administra, donde los trabajadores y trabajadoras directos e indirectos, con más o menos formalización de contratos laborales, son mayoritariamente vecinos y vecinas de la comuna, usuarios, beneficiarios y ciudadanos activos del municipio en comento. Sin embargo, el artículo 27º Nº 1, de la ley Nº 19.542 que moderniza los puertos, inhabilita a la figura del Alcalde para integrar el Directorio de la Empresa portuaria de Valparaíso, como de cualquier otro del país, hecho que da cuenta del centralismo con el que se opera, cuestión coherente con el artículo 50º, letra d), apropósito de la obligación del Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones que es “Procurar un desarrollo armónico entre los puertos y la ciudad, cuidando en especial el entorno urbano, las vías de acceso y el medio ambiente. Para estos efectos, se creará una instancia de coordinación a nivel de región, denominada Consejo de Coordinación Ciudad-Puerto, en la que tendrán participación, a lo menos, un representante del Gobierno Regional y uno por cada municipalidad donde se encuentre el puerto”

La coyuntura, permitió/permite problematizar sobre cómo las ‘ciudades – puertos’, en clave de descentralización, debiesen ser depositarias de las rentas que logran los puertos, en cuanto empresas público – privadas, que tienen directo impacto sobre los Bienes Nacionales de Uso Público, los cuales van desde el uso de las diversas vías estructurantes de la ciudad que la conectan con los centros de producción agrícola, industrial nacional, entre otros, pasando por los servicios públicos, hasta los servicios turísticos que pueden prestar. Tal preocupación, ya contenida en el Informe de la Descentralización de la Comisión Presidencial del Gobierno de la Ex Presidenta Michelle Bachelet, como también en la Agenda de la Asociación Municipal de Ciudades Puertos debiese transformase en una viga maestra del desarrollo nacional, ya que a diferencia de las líneas fronterizas que dividen soberanías nacionales y otros dinamismos económicos, sociales y culturales, formalizadas en tratados internacionales, esta frontera, constituida por  57 puertos (más las 447 caletas de pesca artesanal) según indica el Ministerio de Obras Públicas en su sitio Web oficial, como ayer, es el conector con los circuitos globales del capitalismo transnacional, hecho de alta connotación geopolítica y geoeconómica con su consecuente imaginario marítimo – oceánico, paradojalmente muy mal tratado, ya que, sin perjuicio de ser un país con larga línea costera y correspondiente proyección marítima, más arraigado se encuentra en el imaginario nacional la idea de los valles y la cordillera de los Andes.

Es de esperar que los proyectos de acuerdo de ley logrados en el Senado durante el año 2018, a propósito de la coyuntura de conflicto laboral en Valparaíso logren una modificación sustancial que permita democratizar (descentralizar) la gobernanza portuaria y así fortalecer la otra frontera viva representada por puertos y caletas de pesca artesanal.

(*) Académico Escuela de Ciencia Política y RR. II. Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Doctor en Estudios Americanos Instituto IDEA, USACH.