Lo que se juega el 25 de octubre

Lo que se juega el 25 de octubre

(*) Por Álvaro Ramis

Columna publicada en Le Monde Diplomatique

El plebiscito del 25 de octubre se encuentra a menos de tres meses. En medio de una cuarentena en plena vigencia, la discusión que atraviesa este momento constituyente abarca muchos dilemas simultáneos, ligados al desarrollo práctico del acto eleccionario mismo, como también a su significado político de fondo.

Un elemento procedimental de primera urgencia es garantizar un plebiscito seguro, que permita la participación en medio de las condiciones de incertidumbre y desconfianza que se han instalado en medio de la pandemia. Para ello es necesario dar a las condiciones de salubridad un papel central, dando amplitud a los locales de votación, e incluso, permitiendo la extensión horaria, para evitar aglomeraciones, manteniendo la distancia social requerida.

Pero el aspecto procedimental verdaderamente crucial, y más disputado en este momento, radica en cambiar el voto voluntario por uno obligatorio. Este criterio es tan importante porque será vital para asegurar la participación y la legitimidad del proceso. Este aspecto es fundamental ya que este proceso electoral es el resultado de la enorme inestabilidad generada luego del estallido social iniciado el 18 de octubre de 2019. Ante ese momento, abierto hasta ahora en la conciencia colectiva del país, la única respuesta institucional ha sido el “acuerdo por la paz y una nueva Constitución”, del 15 de noviembre de 2019, que estableció que el plebiscito de entrada sería con voto voluntario. En cambio, consideró que en caso de que exista un plebiscito de salida, para aprobar o rechazar el nuevo texto constitucional, esa votación sí sería con voto obligatorio.

Es evidente que garantizar por medio del plebiscito una salida institucional al estallido social es un recurso fundamental. Durante las últimas décadas se demostró que con el voto voluntario la abstención se incrementó de modo exponencial. En un contexto, de gran incertidumbre general, la abstención se puede interpretar siempre de múltiples formas, por lo cual los efectos buscados en el acuerdo de noviembre de 2019 no se lograrían, permaneciendo abierto el punto central del conflicto social, de forma permanente. La única manera de superar esta situación es acudiendo a la voluntad popular para dirimir.

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(*) Rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano