Los miedos del mestizo Cavallo
Por Luis Campos (*)
Auquénidos metamorfoseados que aprendieron a hablar pero no a pensar. Así se refería a los bolivianos el antiguo vocero de la dictadura José Toribio Merino. Hoy, más de 20 años después, Ascanio Cavallo, flamante vocero de la Cancillería en el tema marítimo, vuelve a las declaraciones impertinentes y descalificadoras con respecto a nuestros vecinos. ¿Por qué la Cancillería chilena ha tomado la decisión de impugnar la calidad de indígena de Evo Morales? (en entrevista con el Diario el País)
Creo que hay dos explicaciones posibles. La primera de sentido común en este país, tiene que ver con una supuesta superioridad racial y moral chilena por sobre los bolivianos y los peruanos. La segunda, es más aterradora y no tiene que ver con la discriminación, sino con el miedo.
Según todos los convenios internacionales y la misma Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas, ambos suscritos por Chile, la definición de quién es o no indígena dice relación con la autoidentificación. Es impresionante el error en el que cae Ascanio Cavallo al imponer en sus afirmaciones una lógica colonialista y contraria a todo derecho nacional e internacional. Bolivia es uno de los países con más población indígena de América (entre un 60 y un 80% según las estimaciones). Evo Morales es heredero de una historia ya conocida en otros países, de desplazamiento forzoso, pérdida de referentes culturales, evangelización y nacionalización, como les ha ocurrido a la mayor parte de los indígenas de América. Deslegitimar la condición de indígena de Evo Morales significa desconocer la calidad de indígena de la mayor parte de la población originaria de América, incluidos más de un millón y medio de personas pertenecientes a los pueblos originarios que viven en Chile.
Viniendo de la Cancillería y como declaración de un vocero oficial, debemos entender sus dichos como razón de Estado. ¿Significa esto que el siguiente paso es desconocer, como muchos quisieran, la legitimidad de las demandas de los pueblos indígenas en el país? ¿Significa que este gobierno ha comenzado un lento transitar hacia reafirmar aquello que desde la misma constitución de Chile como estado nación se ha intentado imponer, es decir la idea de que sólo existen los chilenos y que el mestizaje, tesis de Villalobos, ha terminado por eliminar a todos los indígenas? Es en este sentido que las declaraciones de Cavallo pueden ser vistas como parte de ese sentimiento mestizo, nacionalista, chovinista y xenófobo, que impone la lógica nacional y plantea la desaparición de los indígenas. Más que una realidad estadística, las declaraciones de Cavallo apuntan al deseo de muchos estados nacionales de eliminar a la población originaria, situación que no ha ocurrido hasta hoy, pero que sin embargo se llena de eufemismos a partir del mestizaje racial y cultural, como si hubiera algún pueblo en el mundo que no fuera mestizo.
De aquí se desprende la segunda explicación del camino tomado por Ascanio Cavallo, la Cancillería y el gobierno de Bachelet. No es la supuesta superioridad racial y cultural la que lleva al flamante vocero a imponer incluso la manera en que alguien se puede autorreconocer y definir. Lo que está detrás de la violenta declaración de Cavallo es el miedo a que la condición de indígena, al igual que lo que sucede en el país, otorgue a los aymaras y otros indígenas bolivianos, derechos ancestrales sobre sus tierras. El razonamiento es muy simple: si los derechos de los pueblos indígenas son anteriores a los estados, incluyendo sus derechos territoriales, hay al menos alguna posibilidad de que la demanda boliviana, en lo que corresponde a derechos ancestrales, pueda ser considerada al amparo del Convenio 169 de la OIT y de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Más allá del único argumento que levanta Chile, y que es el de haber ganado una guerra, la pérdida territorial afectó a una considerable población de origen indígena que mayoritariamente habitaba ese territorio a fines del siglo XIX y que viven en esas tierras hasta hoy. Considerado de esta manera, se agrega otra complejidad a la demanda boliviana y de ahí el temor de la Cancillería chilena de que la demanda marítima sobrepase los límites en que actualmente se encuentra, un Estado reclamando contra otro Estado, y se dirija hacia una demanda en donde los argumentos históricos vinculados a los estados boliviano y chileno dejan de tener importancia, para dar paso al tema de la usurpación, el despojo de tierras ancestrales y los derechos de recuperación de esos territorios (o al menos el pago de una deuda histórica), que se tiene con poblaciones que han sido arrasadas por la expansión del Estado chileno.
Con sus últimas declaraciones el vocero Cavallo no sólo ha demostrado una vez más el discurso chovinista, racista y descalificador de la lógica mestiza nacionalista chilena, sino que también ha ofendido en su crítica a Evo Morales y a todos los indígenas de América Latina, quitándole sustento a sus legítimas demandas y reivindicaciones, discurso que obviamente en sus consecuencias podría afectar a los derechos que los pueblos indígenas que habitan Chile todavía tienen, exigen y demandan al país.
El error de Cavallo no está sólo en declarar públicamente su racismo, sino en que a todas luces la lógica de Bolivia como un país indígena es incuestionable, como lo es también la legitimidad del presidente Evo Morales de considerarse y ser considerado indígena. La ofensiva comunicacional realizada por el gobierno no sólo ha partido de manera equivocada, algo a lo que ya se nos tenía acostumbrados, sino que además ha abierto un flanco de insospechadas consecuencias, que sin duda el gobierno indígena de Evo Morales está hoy nuevamente agradeciendo.
(*) Luis Campos es Docente de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Doctor y Magíster en Antropología Social, Universidad de Brasilia. Antropólogo Social, Universidad de Chile y Licenciado en Educación, UMCE.