Los olvidados de la pandemia_DIJUS advierte prácticas poco inclusivas para la población durante cuarentena
Mientras el presidente actualiza la cifra de contagiados y reitera a la comunidad la necesidad de contener una pandemia global a través del autocuidado, el intérprete de lengua de señas chilena advierte también, en un recuadro a parte, a la comunidad con discapacidad auditiva. Desgraciadamente, el recuadro queda cubierto por el texto que entrega información adicional. Esta y otras prácticas advierten desde la Dirección de Justicia Social, Igualdad e Inclusión de la Academia en medio de la cuarentena dictada ante la pandemia del coronavirus.
Ricmir Dávila, psicólogo y encargado de la Unidad de Atención a la Discapacidad en nuestra Universidad, explica que un rápido vistazo a los sitios del COMPIN o el SENADIS arroja una preocupante falta de información específicamente diseñada para la población con diversos tipos de discapacidad auditiva o visual. Si bien, sus redes sociales están actualizadas y publican material referido a cuidados en la cuarentena del coronavirus, gran parte de ellas recurre a afiches e imágenes que no son accesibles para la población con discapacidad visual.
El especialista lamenta que ante los múltiples resguardos sanitarios que exige la epidemia, nadie advierta aún sobre cómo debe conducirse una persona con desafíos múltiples como, por ejemplo, un sordo ciego cuyo único nexo comunicativo es el tacto o, en el caso de las personas sordas, no se cuente en los centros asistenciales con intérpretes de lengua de señas chilena, solo por citar algunos casos. “El sordo muchas veces sabe leer los labios y debes hablarle de frente para tener una comunicación más o menos fluida, pero ese es un tipo de comunicación que no funciona si el interlocutor debe usar mascarilla o ubicarse a distancia”, explica Dávila.
Los sordociegos “son personas que necesitan de señales dibujadas directamente en sus manos para entenderse con otras, que no son consideradas cuando se habla al país por TV, radio o por redes sociales. Hay que considerar a esta parte de la población antes de exigirle a todo mundo no tener contacto con otros o tomar distancia social”, cree el experto.
Regresa sobre la idea de que muchas veces el recuadro del interprete de lengua de señas chilena que aparece en televisión durante las noticias o mensajes de la autoridad “suele ser bloqueado o interrumpido por otros recursos informativos. Esto equivale a no colocarlo”, cree Dávila.
Discapacidad y tercera edad
También señala que hay personas que necesitan del apoyo de otras y que se encuentran en situación de dependencias o con discapacidad motora. Gente para la que no es una opción el aislamiento social o depender de asistencia para bañarse, desplazarse o alimentarse. El dilema de tener que aislarse y evitar el contacto va en desmedro de parte de la ciudadanía, insiste. Agrega lo que sucede con personas con Trastorno de Espectro Autista o la tercera edad menos autovalente. “Hay muchas personas que ya tienen una rutina como salir al parque, a la escuela y otros hábitos preestablecidos que la cuarentena interrumpe. Mantenerlos aislados en sus casas también los inquieta y les afecta generando depresión o ansiedad al no contar con un espacio seguro al aire libre o los resguardos necesarios”, explica.
Junto con el cuidado de niños, familia y adultos mayores durante este período, Isca Leyton, directora de la DIJUS agrega que en el caso de personas en situación de discapacidad es importante en materia de comunicación, entregar información en formatos accesibles y de manera clara, velando por la transversalidad del mensaje compartido. “Considerar no solo esos espacios informativos clave, sino también medios de entretención inclusivos o de formato universal, tales como películas accesibles, libros en audio, interpretacionesnen lengua de señas, etc., herramientas que permiten actuar inclusivamente, considerando la diversidad de la cual formamos parte”, plantea en tiempos en que la oferta para pasar los días de encierro son generosos con la sociedad… pero no con toda.
En cuanto a la salud mental en general, Leyton recuerda que adultos y adultas mayores, la principal población de riesgo, requieren el contacto con las familias como un factor fundamental pero que se ve dificultado por la necesidad del aislamiento sanitario.
“No olvidemos que el distanciamiento social no es lo mismo que el aislamiento social, el primero es el llamado público a cuidarnos y mantenernos en nuestros hogares; el segundo, es perder total contacto con nuestras amistades y familia. Este segundo elemento es parte de los factores de riesgo para el cuidado del bienestar tanto físico como psicológico, por lo tanto si bien debemos permanecer en casa, debemos hacerlo con creatividad, manteniendo el contacto virtual y actividades con nuestra familia, conversar con quienes tengamos a mano y reencontrarnos en el calor del hogar”, explica la psicóloga y académica.