
Los posibles escenarios para Chile bajo una guerra comercial entre Estados Unidos y China
Lee el análisis de nuestros expertos de la Facultad de Ciencias Sociales y Educación.
El anuncio de aranceles a casi todas las naciones del Mundo que Donald Trump realizó el miércoles 2 de abril en una jornada bautizada como “Día De La Liberación” agravó la tensión de larga data entre Estados Unidos y China, lo que aumenta la posibilidad de una recesión global y un repunte inflacionario. La disputa comercial podría señalar un debilitamiento de la hegemonía estadounidense más allá del frente tarifario, advierten expertos en economía y relaciones internacionales.
El efecto directo de las medidas, descritas por The Economist como “incoherentes” y “destructivas”, fue un desplome de un 15% del S&P 500, seguido por una recuperación de un 9,5% del índice bursátil cuando Trump dictó una pausa de 90 días para negociar acuerdos. Pese al respiro temporal, mantuvo un gravamen base de un 10% a todas las naciones de la lista excepto China, castigada con un régimen de un 125% (las tarifas que Pekín impuso de vuelta a Washington ascienden a un 84 %).
El profesor de la UAcademia, Cristián Candia, destaca un efecto de la conducta impredecible del líder republicano. “Una consecuencia inmediata es un quiebre de la confianza del mercado frente a la institucionalidad. Lo más grave es la pérdida de credibilidad. Del punto de vista de un comercio internacional basado en las reglas, eso se rompió unilateralmente. Los mercados van a desconfiar de los actores políticos y eso genera un daño irreparable, porque todo el orden construido en los últimos 50 años hoy está en entredicho”.
Aunque la debacle fue descrita como un terremoto arancelario existen precedentes, recuerda el economista. “A partir de la crisis subprime y durante el primer gobierno de Trump se sientan las bases de este neoproteccionismo. En ese aspecto Biden no dio pie atrás en la agenda de Trump y lo que Trump hizo fue profundizarla con un estilo alocado. Este reseteo va en la dirección de avanzar hacia una reindustrialización para satisfacer a sus votantes que padecen los efectos de la globalización en sectores deprimidos como la industria automotriz, el carbón y el hierro”.
Las consecuencias para Chile dependen de la duración de un conflicto prolongado entre las grandes potencias, plantea. “Un país como el nuestro, que se ha declarado abiertamente por el multilateralismo, queda en una situación de fragilidad a la hora de que se hagan respetar los acuerdos suscritos. Por otro lado, Pekín es un gran socio comercial nuestro y tenemos relaciones profundas de inversión extranjera con ellos. Cualquier impacto que sufran nos va a tocar por el lado de las exportaciones”.
El economista también llama a considerar los efectos de una volatilidad extendida. “Si el tipo de cambio opera al alza, como vimos recientemente, eso va a impulsar la inflación. La volatilidad financiera es importante porque ante la incertidumbre los capitales buscan refugiarse en algunas monedas o activos. En el caso de una economía que no tiene control de capitales como Chile, estos podrían migrar y afectar nuestro tipo de cambio, como ha ocurrido en el pasado. Si aumenta el tipo de cambio, eso va a impactar en los precios domésticos”.
¿Hegemonía en declive?
El académico de la Escuela de Sociedad, Política y Comunicaciones Juan Carlos Aguirre considera que el descalabro reciente podría ser indicio de una reorganización a largo plazo. “El escenario actual corresponde a un periodo donde una hegemonía empieza a perder poder respecto de otras que comienzan a disputarle la posición en el sistema internacional. Eso no quiere decir que China va a tomar inmediatamente la posición hegemónica, sino que entramos a un periodo donde medidas como la política comercial de Estados Unidos representan el uso de herramientas para resistir el reordenamiento internacional”.
“China planifica todo a muy largo plazo y siempre intentan anticipar escenarios. Es probable que Pekín se haya preparado para enfrentar una eventual guerra comercial con Estados Unidos que ya había sido anticipada durante el primer gobierno de Trump. Cuando China responde a la bravata estadounidense, le está diciendo: Puedes hacer lo que lo que quieras, yo voy a seguir respondiendo porque soy el segundo mayor tenedor de deuda estadounidense en bonos del Tesoro y puedo comenzar a venderla rápidamente si me sigues aumentando los aranceles”.
Pese a la resiliencia del gigante asiático, Aguirre considera que el poder estadounidense sigue firme gracias a una serie de factores. “Estados Unidos todavía es una potencia económica importante porque tiene el dólar y el comercio mundial se hace en esa moneda, no en yuanes. Pekín busca potenciar su moneda frente a la subida de aranceles, pero eso les va a costar porque la mayoría de los países, incluidos los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), aunque desean establecer una nueva moneda no tienen confianza en las divisas de los otros”.
Sobre un posible repliegue de la influencia de Estados Unidos en América Latina, el docente del PET de Administración Pública considera que la influencia china aún está lejos de disputar el sitial que ocupa el imaginario hollywoodense. “Si revisamos la ropa que vestimos, las películas que vemos y la música que escuchamos entendemos que todavía estamos arraigados a la lógica cultural estadounidense. Esa forma parte de una disputa que no es comercial o militar, y en ese aspecto a China le falta desarrollarse. Por el momento no tienen cómo contrastarlo, lo que no significa que no vayan a poder hacerlo en el futuro”.