Maria Rosa Blanco inaugura año académico de la Escuela de Psicología
Directora de la oficina en Chile de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), María Rosa Blanco fue la encargada de inaugurar el año académico de la Escuela de Psicología con una interesante y sentenciosa conferencia denominada “Inclusión social y educativa, un asunto de derechos”, actividad que se desarrolló el pasado martes en el Auditorio Salvador Allende.
En la instancia, la licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Complutense de Madrid y especialista en educación inclusiva y educación de la primera infancia, explicó desde una perspectiva de derecho cuál es el enfoque de esta educación y las funciones de apoyo y asesoramiento por parte de diversos profesionales como orientadores, fonoaudiólogos, psicólogos, entre otros, que participan en un en un modelo de intervención como este.
“La educación no es un mero servicio y menos una mercancía, sino un bien público y derecho humano del que nadie puede quedar excluido”. Con esta premisa Blanco introdujo la perspectiva del derecho en la educación, valor que en sí misma indicó tendría la escuela al permitir el desarrollo individual y de la sociedad en su conjunto.
Asimismo, lo anterior sitúa a la educación como el vehículo que abre la puerta a más derechos y exige tener asegurados otros como el derecho de los niños a no trabajar, alimentación, salud, etc. lo que demuestra que los derechos humanos son interdependientes e indivisibles, y que a su vez exige políticas intersectoriales que puedan abarcar todos los derechos de manera integral.
Según Blanco, uno de los enfoques más frecuentes para medir calidad es la eficiencia y eficacia pero desde una perspectiva de derecho la calidad es mediante relevancia, pertinencia y equidad, elementos que marcan la diferencia entre los modelos de educación basados en la segregación, donde los excluidos participan de programas diferentes; la educación basada en la integración, donde los estudiantes tienen que asimilar la oferta educativa; y los programas de educación mediante la inclusión, donde los sistemas educativos se adaptan para dar respuesta a las necesidades de todas las personas o grupos, lo que se basa en la personalización.
El modelo de la educación inclusiva, desarrollado con éxito en países como Finlandia y que fue catalogado como el mejor según el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (para sus siglas en inglés), implica un cambio sistémico tanto de la cultura, organización y prácticas educativas, además de Identificar barreras de aprendizaje y participación y otorgar apoyo para todos.
“La colaboración de los profesionales que participan de un modelo basado en la educación inclusiva debe asegurar la coherencia de los procesos, por ejemplo, la intervención psicopedagógica es un recurso para toda la institución y no solo para estudiantes con necesidades especiales, pues la finalidad del apoyo es promover el desarrollo, aprendizaje y participación tanto del alumno y de la escuela, lo que enriquece al docente y al colaborador y se entiende como interdependencia positiva para logros comunes. El foco de la inclusión es más amplio que la integración y su centro de atención es la naturaleza distinta, avanzando hacia diseños universales basados en la diversidad y no homogeneidad”, puntualizó la especialista.
Por su parte Pablo Venegas, director de la Escuela de Psicología, se refirió a la conferencia como parte de los desafíos que constituye para la carrera comenzar un nuevo periodo académico, entre ellos, la necesidad de reflexión acerca de temas o problemas de debates que se cruzan en la tarea de formar profesionales psicólogos.
“Qué psicólogo o psicóloga buscamos formar. Esta Universidad y esta Escuela se han dado por misión contribuir al desarrollo del pensamiento, la cultura y la formación de profesionales comprometidos con la tolerancia, la democracia y la justicia, donde el sello es formar profesionales críticos que sustenten el quehacer en una ética de profundo respeto y aceptación de la unicidad de cada persona, pero también con conciencia de los problemas socioculturales del país”, indicó el académico.