Maristella Svampa, Dra. en Ciencias Sociales_“El progresismo trajo innumerables problemas”
La doctora e investigadora en Ciencias Sociales visitó la Academia, en el marco del Seminario Permanente “Sociedad, Territorio y Medioambiente”, y dictó la conferencia denominada “América Latina y el fin del ciclo progresista”.
La Universidad Academia de Humanismo Cristiano, a través de la Escuela de Antropología, tuvo el agrado de recibir a Maristella Svampa, quien dictó la conferencia “América Latina y el fin del ciclo progresista”.
La doctora en Ciencias Sociales de la l’Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales visitó nuestra Casa de Estudio en el marco del Seminario Permanente “Sociedad, Territorio y Medioambiente”.
Svampa situó el inicio el ciclo progresista en el 2000, específicamente en Cochabamba, donde los bolivianos sostuvieron una lucha para evitar que “una transnacional privatizará hasta el agua lluvia”, indicó. Este fue el inicio de una serie de movimientos sociales que pretendían cuestionar el neoliberalismo y que encuentran cabida en los gobiernos de la región, “desde los más institucionales como Chile y Uruguay, hasta los más progresistas como Bolivia, con Evo Morales. En esa época América Latina caminaba al contrario de lo que sucedía en otras partes del mundo. Fue una época de ebullición”, comentó.
La paradoja del ciclo
Sin embargo, la etapa progresista que se desarrolló del 2000 al 2016, se encontró con una paradoja que se agudizaría en el camino y que terminará con la idea de regionalización que se hablaba al inicio del ciclo.
“Va a ver una fuerte oposición entre la narrativa populista y desarrollista y la narrativa indigenista y ecologista”, expresó Svampa, debido a la expansión en las fronteras del derecho y la expansión de las fronteras del capital, que al término del ciclo llevará a que existan fuertes debates sobre el populismo.
Es que la bonanza económica de la época llevó a los distintos gobiernos a esconder los conflictos socioambientales que empezaron a germinar a través del “consenso de los commodities”, como la académica denomina a las materias primas.
“Todos los gobiernos implementaron políticas de bonos, apoyados en programas sociales por los réditos que estaban generando los commodities. El consenso no sólo era económico sino también político ya que no había alternativa al extractivismo, como en los ’90 no lo había al neoliberalismo”, explica Svampa.
“Los modelos progresistas garantizan los procesos a través de políticas de consumo. Pese a la reducción de la pobreza, la mayor cantidad de estudios muestra la no reducción de la desigualdad. En casi toda América Latina, los más ricos se han hecho más ricos. Se redujo la pobreza, pero no la desigualdad ¡Qué paradoja!”, añadió la socióloga argentina
Menor democracia
Esa mirada sobre la explotación de la materia prima en los países de la región ha provocado una escalada de proyectos neoextractivistas, que trae consigo el acaparamiento de tierras y la reducción de las libertades.
“Todos los países han sufrido el proceso de reprimerización de sus economías, todos estos procesos que llamamos neoextractivismo implican conflictos medioambientales. Entre 2010 y 2013 ha habido 226 conflictos en territorios indígenas, que son los terrenos más vulnerables. Hay un derecho a consulta a los pueblos originarios vigente en un tratado internacional, pero los gobiernos han tratado de acotar esos derechos. El mayor extractivismo implica un proceso restrictivo, lo que implica una nueva violación a los Derechos Humanos”, explicó.
Por eso, Svampa no duda en manifestar que estamos asistiendo al “final del progresismo como lengua común. No es algo que debamos festejar, pero tampoco hacer una apología. El progresismo trajo innumerables problemas, las mayores violaciones a los derechos ocurrieron en el progresismo”, manifestó.
Ahora, con el fin del súper ciclo de bonanza de los commodities, aumentará el extractivismo y eso llevará a tener una democracia más acotada. Además, se empezó a consolidar una tendencia más conservadora en América Latina y la dependencia que tenemos de la potencia China se sigue acrecentándose, lo que lleva a la reprimerización de las economías de la región, sostiene.
“Los medios hegemónicos están del lado de las transnacionales más allá de las diferencias. Cuando existen intereses de las trasnacionales, se alinean y los medios de comunicación se cierran. La pelea es asimétrica, no hay duda, pero hay que buscar una brecha”, finalizó.