Rallen Montenegro participa en foro en Facultad de Artes UAHC, revisa temas de identidad mapuche presentes en película “Sayen”

Rallen Montenegro participa en foro en Facultad de Artes UAHC, revisa temas de identidad mapuche presentes en película “Sayen”

La actriz Rallen Montenegro, protagonista de la película de acción “Sayen” (2023), participó en un conversatorio en la Facultad de Artes de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano donde respondió consultas de la audiencia sobre el filme, que narra la historia de una joven mapuche que persigue a los asesinos de su abuela. En el encuentro la artista se refirió al conflicto sobre la territorialidad de los pueblos indígenas que sirve como telón de fondo a la cinta producida por Amazon Studios y analizó las posibilidades de que un producto orientado a la entretención ofrezca un aporte al debate actual sobre la situación de los pueblos originarios en la Región de la Araucanía.

Respecto a las dificultades prácticas que debió afrontar durante el rodaje, reconoció haberse visto obligada a salir de su zona de seguridad al asumir un rol dentro de un género alejado de las producciones independientes en las cuales había trabajado previamente. “Esta cinta es el inicio de una trilogía que conlleva todas las dificultades técnicas del cine de acción. Dentro del mundo cinematográfico de Chile hay muy pocas películas que se adentran en ese terreno y aquí tanto el artilugio como el ritmo y todo lo que tiene que ver con la actuación se mueve en torno al tiempo de la acción, que es muy distinto al que estaba acostumbrada en filmes con mucho menor presupuesto”.

Sobre las similitudes con su personaje confesó que tenían en común un sentido del afecto y el deseo de proteger a sus seres queridos a toda costa, un rasgo que intentó volcar en su interpretación para hacer más creíbles sus motivaciones al responder a la agresión por parte de los usurpadores de sus tierras. “El género de acción tiene héroes y villanos, es una estructura muy básica que repite ciertos clichés que funcionan. Por eso hay que buscar un equilibrio para que no sea una protagonista que no se inmuta. Fue un tema de ir agregándole detalles, capas y similitudes que una puede tener. Yo soy muy afectiva con mi gente y eso me ayudó a entender que el motor genuino de ella no era la venganza, sino el afecto y el amor”.

Definiéndose como una persona criada en un contexto citadino, describió cómo el rodaje se tradujo en un aprendizaje que le permitió reconectar con nociones ancestrales que por su propia historia familiar habían quedado en un segundo plano. “Mi abuela cortó los lazos con el mundo mapuche y yo comencé a cuestionarme mi identidad después de salir de la escuela de teatro, sobre lo qué quería hacer en el arte. De cierto modo ocupé las artes para acercarme a algo que era desconocido para mí que tenía que ver con lo mapuche, para entender algo que estaba cortado en mi familia y creo que lo que esta película me permitió entender que hay espacios como intérprete y espacios que son más personales. Lo agradezco mucho porque hasta ese momento mi camino tenía mucho que ver con mezclar ambos mundos, lo que no está mal, pero que me regalen la oportunidad de ver el mismo objeto desde el otro lado lo considero un regalo que aprecio mucho”.

Al ser consultada sobre lo que la cinta puede aportar al discurso político actual, opinó que hay que hacer una lectura matizada ya que un trabajo de ficción de esta naturaleza opera en un plano muy distinto a la contingencia, orientado a construcciones e imaginarios colectivos que pueden comenzar a ser cuestionados. “Históricamente a los mapuches se les ha adjudicado la posición del villano, del terrorista, del flojo, el borracho y se ha relegado la imagen femenina a un segundo plano, con las mujeres en el fogón y los hombres en la lucha. Creo que el aporte que puede ofrecer esta película a la discusión colectiva que debemos tener es el gesto político de aceptarnos en un país donde la gente todavía no se reconoce como indígenas”.

“Creo que el reconocerse como tal tiene un valor histórico y es una decisión política a propósito de una necesidad y pienso que la puerta que abre este tipo de dramas tiene que ver con instalar nuevas imágenes dentro del inconsciente colectivo. Conozco varias niñas mapuches de 8 y 10 años a las que le gusta mucho el personaje que interpreto y para mí eso es más relevante que una discusión en la cual yo como artista tengo muy poco que decir. Para mí es muy relevante dejar una impresión en una generación de niñas que ven a una heroína con sus propios rasgos”.

Revisa imágenes de la actividad en esta galería:

Proyección y cineforo de la película Sayen

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