Realizadores de Gringo Rojo_“Buscamos traspasar a los alumnos una forma de hacer las cosas, para que ellos puedan hacer sus proyectos desde una producción autogestionada”
Miguel Ángel Vidaurre y Paulina Obando, Jefe de Carrera de Cine y Artes Audiovisuales y Licenciatura Documental de la Academia y Coordinadora de las mismas, respectivamente, son los responsables de Gringo Rojo, el documental recién estrenado que indaga en la vida Dean Reed, cantante pop y actor en los años 60, y la especial relación que estableció́ con Chile tras una de sus visitas, que lo transformó de ídolo de quinceañeras a activista político.
El films, el cuarto de la dupla director-productora, se encuentra en plena distribución nacional, después de su exitosa avant premiere en la explanada del Museo de la Memoria, el pasado martes 15 de marzo. “Partimos al revés -explica su director- porque generalmente las películas chilenas se presentan afuera primero. Ahora estamos postulando a festivales internacionales, queremos salir al extranjero, pero lo primero era presentarse en Chile, cautivar al público local y que se conociera el personaje”.
¿Cómo nació la idea de hacer Gringo Rojo?
M.A: La idea fue de alguna manera un accidente. Veníamos pensando en un tipo de documental que se relacionara con lo académico, que fuera básicamente archivo, que no involucrara mucha entrevista. Básicamente, que fuera un trabajo que relevara el trabajo de archivo, que es lo que anteriormente habíamos hecho en Marker 72, que tenía mucho archivo y de ficción.
No estábamos buscando un personaje, sino un método para trabajar, un sistema de trabajo que se basara en el archivo, y en un viaje en taxi sonaba una canción que me era familiar de cabro chico. Le preguntamos al chofer si lo conocía y nos dijo que era un gringo que vino en tiempos de la UP y que había quemado la bandera de Estados Unidos frente a la embajada. Después supimos que no la había quemado sino que la lavó, lo que era más raro. La imagen era buena y vimos que ese era un tema. Ahí nos encontramos con este personaje, con Deen Reed.
¿Siempre han descubierto los temas de sus películas así, de casualidad?
M.A: Hemos trabajado así el documental. Nos hemos encontrado con el tema y vemos hasta dónde lo podemos trabajar. En el caso el Gringo Rojo, que fue accidental o casual, lo analizamos y lo presentamos a un Fondo Corfo para desarrollo de proyectos. El inicio de este proyecto coincidió con nuestra llegada desde la Escuela de Cine a la Academia.
¿Qué les pasó a ustedes con este personaje cuando lo conocieron?
P: Nos enamoramos del gringo…
M.A: Sí, fue una relación media extraña, mi mirada fue un poco escéptica frente al tipo, un poco más sínica, de hecho hay una primera versión que hicimos, donde la voz en off y los textos los hice yo, esa fue una mirada más cruel, un poco maltratándolo y maltratando además a cierta izquierda y ciertas cosas, como la ingenuidad, que yo creo que la hay, pero nuestro material no era para eso. Finalmente el mismo material nos fue diciendo cómo trabajarlo, lo que yo estaba haciendo no era para eso. Eso es el lado B del documental, es como otro documental.
¿Y cómo sería ese documental Lado B?
M.A: Lo estamos estudiando, viendo desde dónde tomarlo. En las funciones nos hemos encontrado con gente que lo conoció, incluso en la misma Universidad hay una persona que estuvo con él en Alemania.
Se abren unos temas ideológicamente muy raros. Él estaba en Alemania Oriental y si somos honestos había una dictadura. Deen Reed no tenía militancia en partidos políticos pero se instalaba dentro del comunismo, vivió en Alemania Oriental, era un representante de ese país a nivel mundial, ahí financiaba sus proyectos, como mucha gente de la Unión Soviética, de esos tiempos, estaba en un espacio como de “privilegio”. Si eres exiliado te reciben bien, pero hay otra gente que no está tan bien… como en la época de la dictadura en Chile, los de derecha estaban bien… el resto no.
Si estás dentro de esa situación creo que es difícil darse cuenta, por lo tanto es un proyecto complejo donde se puede herir a mucha gente.
¿Cuándo le dieron este giro a la historia de Deen Reed?
MA: Lo complicado de estas películas, a las que se les llama found footage, película reciclada o material encontrado, es que si hubiéramos basado la película en entrevistas, habríamos hecho una lista de personas a quienes entrevistar para después unir. Acá en cambio no se escribe el guión al comienzo, se revisa el material y dependiendo de él aparece al guión. Así va cambiando mi percepción, mi mirada, que al principio era del tipo que supuestamente sabe, pero el material me decía otra cosa, me empezó a caer bien el personaje, me sedujo.
P: Revisando el material escuchamos la voz de Deen Reed, en una entrevista, y nos fue encantando. Yo le tenía fe al gringo y creo que en este trabajo están las dos miradas, las etapas y los procesos que vivimos con el personaje.
Cuando trabajamos juntos combinamos los temas. En este documental específicamente, los textos que uno escucha no son nuestros, los sacamos de archivo y acá el público tiene un rol muy activo. Tiene que darse cuenta que ciertas imágenes no son irónicas porque uno las puso o las hizo así, no, son auténticas, al tipo algo le pasó.
¿Cómo fue el proceso de llegar a la Academia a iniciar un nuevo proyecto?
M.A: Fue un proceso bien interesante, por un lado estábamos investigando a este personaje, buscando archivos, viajando harto. Nos invitaron a varios lados a presentarlo y fue cambiando muchísimo… radicalmente fue cambiando, pero al mismo tiempo en la Academia con la Licenciatura de Cine Documental estábamos trabajando un tema parecido, específicamente con el tercer semestre de la licenciatura, haciendo un trabajo de archivo. En el fondo desarrollamos una metodología de trabajo que llevamos también a nivel de los estudiantes.
¿Cómo ha sido el vínculo con los alumnos durante este tiempo, esta doble militancia entre académicos y realizadores?
M.A: Tiene que ver con todo lo que venimos desarrollando con la Licenciatura. La metodología de trabajo que implementamos para hacer un documental y cómo desarrollamos los proyectos es algo que inculcamos a los alumnos de la Licenciatura, es cómo hacer la película posible.
En el cine existen muchas formas de producción, está la gran industria, que en Chile es un poco rara porque “no hay industria”, pero a nivel de producción y de realización lo que buscamos es traspasar a los alumnos una forma de hacer las cosas, para que ellos puedan hacer sus proyectos, desde uno muy chico a uno más grande, siempre desde una producción posible, autogestionada.
Desde la Facultad de Artes se ha estado levantando la idea de que los trabajos que hacen sus docentes, que producen los profesores, de alguna manera debieran ser paralelos a los que se hacen en las otras áreas, porque son trabajos académicos. En el documental la mayor parte del tiempo se está investigando al personaje o el tema que vas a desarrollar. En este sentido, la universidad busca apoyar a sus docentes para que puedan desarrollar proyectos de este tipo, porque se entiende que es parte de su quehacer como docente, y eso debiera fomentarse, si no fuera así tendríamos académicos que no producen obras.
Volviendo a Gringo Rojo, ¿cómo se toman el éxito que han tenido?
MA: Ha sido llamativo, porque a pesar de que habíamos echo otras películas antes, eran películas bastante crípticas, las de ficción eran más bien experimentales, de género de rol, un género que a mí me gusta mucho. La de Kris Marker, a pesar de que era un documental más clásico, es un personaje más difícil, menos conocido, de un público que conoce más a los directores europeos. Además, Kris Marker fue un personaje que jamás se fotografío, o se grabó, entonces no lo puedes mostrar y ahí es difícil empatizar. Yo tiendo a hacer películas un poco distanciado en ese sentido.
Gringo Rojo resultó, no era la intención, fue apareciendo, y Paulina tiene mucho que ver con eso, ella es la editora, es mucho más empática. La gente a pesar de no conocerlo siente al personaje, eso es una atracción. Cuando hicimos la película no pensamos en el tipo de público que la iba a ver, sino en las emociones que queríamos lograr, que se encariñaran con el sujeto o que les diera pena cuando se muere.
¿Qué opinan de las críticas que ha recibido?
MA: La considero hasta cierto punto. La película funciona mucho mejor con el público que con la crítica. Pero en general, en los medios grandes, ha sido buena, los comentarios han sido bien recibidos. La crítica ha sido más bien de gustos personales: “¿Por qué no hablan de sus noviazgos?, por qué no explican ciertas cosas…? ¿Por qué no explican cómo se volvió de izquierda?”. Bueno, nosotros no quisimos hacer algo bibliográfico, quisimos plasmar la mirada de él y su relación con Chile.
* Entrevista: Marisol Pacheco.