Rector de la UAHC cuestiona proyecto de Constitución que “favorece intereses particulares y profundiza la brecha social”

Rector de la UAHC cuestiona proyecto de Constitución que “favorece intereses particulares y profundiza la brecha social”

(*) Entrevista publicada en Religión Digital

Álvaro Ramis, rector de la Universidad de Humanismo Cristiano, analiza los retos éticos y las desigualdades sociales en el contexto del proyecto de nueva Constitución que se someterá a la consulta de la ciudadanía el próximo 17 de diciembre. En esta conversación, el experto en ética y democracia critica el impacto de la propuesta constitucional sobre los derechos sociales la cual traerá una mayor concentración de la riqueza en el país, que es una de las claves éticas que llama la atención. Según estima, la voz de la jerarquía de la Iglesia hoy es débil en su rol en el debate social, en momentos en que se mueve entre la tradición y la defensa de los más vulnerables.

¿Cuál es el principal dilema éticos que enfrentan los chilenos y chilenas actualmente?

En este momento, Chile se encuentra en una encrucijada crítica, particularmente con la votación del 17 de diciembre sobre nuestra nueva Constitución. Lo que me preocupa es la tendencia de esta propuesta a favorecer a los más acomodados, perpetuando así la desigualdad y socavando los derechos sociales fundamentales. Este esquema binario de ‘a favor’ o ‘en contra’ simplifica en exceso las complejidades de lo que realmente está en juego: una lucha por la justicia social, la equidad y la dignidad humana. La nueva Constitución, tal como está propuesta, parece ignorar estos principios básicos, favoreciendo intereses de una minoría privilegiada y dejando de lado a los más vulnerables.

¿Qué relación tiene este conflicto con los principios éticos de la encíclica ‘Fratelli tutti’ del Papa Francisco?

La ‘Fratelli tutti’ es un llamado a la fraternidad y la amistad social, y lo que vemos en la propuesta constitucional es una contradicción directa con estos valores. La encíclica habla de construir una sociedad más justa, más igualitaria, donde nadie se quede atrás. Pero la propuesta actual, en lugar de unirnos, parece profundizar las brechas existentes, creando un entorno donde la acumulación de riqueza y el poder se concentran en unas pocas manos. Estamos hablando de una crisis ética donde se pone en riesgo el tejido social y moral de nuestra nación, donde los derechos básicos como el trabajo digno, la protección de los pueblos indígenas y la equidad de género no están siendo adecuadamente abordados.

¿Por qué usted cree que la Iglesia no ha emitido una condena clara sobre estos temas?

Es decepcionante ver la falta de una postura firme por parte de la jerarquía de la Iglesia, especialmente cuando lo que está en juego son los derechos y el bienestar de los más desfavorecidos. Parece haber una especie de conformidad, una aceptación tácita de la propuesta constitucional, posiblemente debido a su postura sobre temas como el aborto. Sin embargo, una mirada ética integral exige que consideremos todos los aspectos de la justicia social, no solo aquellos que se alinean con ciertas doctrinas. La Iglesia tiene una responsabilidad moral de ser una voz para los sin voz, de defender a los marginados y oprimidos. En este momento crítico, su silencio o su falta de condena clara es algo que no podemos ignorar.

En el contexto de la delincuencia y la inseguridad que se observa en el país, ¿cómo se manifiesta esta crisis ética?

La delincuencia y el narcotráfico son síntomas de una crisis ética y social más profunda. Al liberalizar las medidas de regulación económica y debilitar los instrumentos del Estado, estamos abriendo las puertas a la criminalidad organizada, lo que agrava la inseguridad y la violencia. Este es un reflejo de una sociedad que ha perdido el sentido de protección hacia sus ciudadanos más vulnerables, y es aquí donde necesitamos una respuesta ética fuerte, que priorice la seguridad y el bienestar de todos, no solo de unos pocos.

¿Qué futuro anticipa para Chile, especialmente si se rechaza la propuesta constitucional?

Si se rechaza esta Constitución, se abre una oportunidad, una ventana para el cambio y el reencuentro social. Necesitamos urgentemente reformas que reflejen los valores de justicia, igualdad y solidaridad. La Iglesia debe desempeñar un papel vital aquí, promoviendo el diálogo, la reconciliación y la búsqueda de soluciones inclusivas y justas. Es un momento para la reflexión y la acción, para reconstruir nuestra sociedad sobre cimientos más éticos y sostenibles.

¿Cómo ve la relación entre esta crisis ética y la situación política y social en América Latina?

Lo que estamos viviendo en Chile es reflejo de un malestar más amplio en América Latina. Hay un descrédito generalizado de las instituciones, una sensación de desilusión con la política. Es crucial fortalecer nuestras instituciones democráticas, reconocer nuestros errores y trabajar en soluciones a largo plazo. En este proceso, los pobres y los marginados deben estar en el centro de nuestras preocupaciones. Solo así podremos construir sociedades más justas y resilientes.

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