Samuel Conejeros, titulado de Ped. Educación Básica_“La Academia proporciona una visión crítica sobre la educación y la escuela, ofrece fundamentos y valores trasformadores que otras universidades infravaloran”
Samuel Conejeros es Licenciado en Educación de nuestra Universidad. En 2010 egresó de la carrera de Pedagogía en Educación Básica y desde hace un par de meses se encuentra realizando un Doctorado en Educación en la Universidad de Barcelona, España, cuya investigación estará orientada en la mejora de la eficacia escolar en escuelas vulnerables.
Se ha desempeñado como profesor generalista para educación primaria; docente especialista en matemáticas para educación primaria y secundaria; y como jefe de la unidad técnico pedagógica en distintas realidades socioeconómicas y formatos, en educación regular y de adultos, primer nivel y secundario.
Ha ejercido como orientador en currículum, ética y valores en la Corporación Vida Buena; ha sido profesor en diversos establecimientos de Peñalolén y Lo Prado. En el 2015 fue director de la Escuela El Trigal de Maipú.
Desde España quiso entregar y compartir su experiencia sobre su paso por nuestra Universidad, la calidad de los docentes y los principales aspectos que, a su juicio, diferencian a la Academia de otras universidades del país.
¿Por qué elegiste nuestra Universidad para realizar tus estudios superiores? ¿Por qué esta y no otra?
En aquel entonces no existían demasiados fundamentos para defender la elección. En ese periodo visité otras casas de estudio, las cuales presencialmente no fueron de mi agrado, ya que no veía al estudiantado trabajando en cosas diferentes a lo meramente académico, como sÍ sucede en la Academia. Venía del Liceo Darío Salas, y entendía que el contexto estudiantil era de suma importancia.
Había escuchado algunas opiniones acerca de la Universidad, no muchas, pero las que recuerdo apuntaban al contexto estudiantil cotidiano en la institución, estudiantes activos y reflexivos. Comprendí la universidad como un caldo de cultivo para construir opinión y acción.
Hoy podría tomar en cuenta otros aspectos útiles para evaluar su calidad, pero en ese momento para mí fue lo mejor.
¿Cuál crees que es el sello que tiene nuestra Pedagogía en Educación Básica?
Cuando hablamos de impronta tiene que ser algo que fácilmente diferencie a esta universidad de otras casas de estudio. A lo largo de la carrera pude compartir con estudiantes de pedagogía de otras instituciones, comparábamos las dimensiones que más privilegiaba o relativizaba cada universidad en su formación pedagógica. Didáctica, fundamento filosófico, psicología, teoría disciplinar, práctica pedagógica, etcétera. Las diferencias eran evidentes, por ejemplo, la Academia nos ofrecía prácticas pedagógicas en contextos duros, desafiantes y estimulantes que, posteriormente, eran discutidos en Taller Profesional Docente, y ese espacio fue un reflejo de lo vivido en la Academia, dentro y fuera del aula. Planificada o no la discusión, la reflexión, el cuestionamiento al servicio de la escuela y su transformación. Creo que esa es una buena impronta.
¿Cómo influye la formación en base a una pedagogía crítica y transformadora en tu desarrollo profesional y académico actual?
No puedo realizar una asociación directa entre la configuración del o la docente, sus creencias, objetivos, motivaciones, etcétera, con la casa de estudios que le acreditó profesionalmente. Sin embargo, la Academia me entregó durante 4 años un clima propicio para la reflexión pedagógica, para encontrarme con compañeras y compañeros que no sólo querían sumarse a la discusión, sino que desarrollaron ahí el interés real por aportar en la construcción de la nueva escuela.
Por otro lado, los docentes de la universidad comparten un perfil cercano al estudiantado: responder preguntas, están dispuestos a desarrollar sus clases al servicio de la discusión, del aprendizaje a través del cuestionamiento, el desaprender y aprender es constante.
Desde la cotidianidad de cada clase, hasta en las actividades más laxas construíamos los fundamentos de lo que pensábamos hacer juntos más tarde. Hoy, y desde la gestión escolar, me doy cuenta que la Academia se ha posicionado a nivel pedagógico como una casa de estudios confiable, estudiantes que tienen un soporte, como anteriormente sólo los tenían las casas de estudio “tradicionales.”
Para mí fue un comienzo necesario, la Academia te proporciona una visión crítica sobre la educación y la escuela, te ofrece fundamentos y valores trasformadores, que claramente otras universidades infravaloran. Dentro o fuera del aula, el aprendizaje se mantiene.
Desde dentro creíamos que la universidad brindaba espacios de aprendizaje diferentes a otras universidades, ahora desde fuera lo puedo corroborar.