Servicios comunitarios y escuelas llamadas al cambio_Hacia la inclusión y la diversificación de la enseñanza como una política institucional

Servicios comunitarios y escuelas llamadas al cambio_Hacia la inclusión y la diversificación de la enseñanza como una política institucional

Desde el Centro de Mediación Psicopedagógica Integral (CEMPIN) al Centro de Tecnologías Inclusivas (CENTI), pasando por la Dirección de Justicia Social e Inclusión (DIJUS) y las Escuelas de Psicología, Trabajo Social y Educación Diferencial, el proyecto colectivo de la Academia que busca integrar políticas 100% inclusivas para sus nuevos alumnos y una sociedad que exige profesionales comprometidos con la diferencia, enfrenta un año de grandes definiciones.

Muchos de estos proyectos coincidieron en una reciente mesa técnica que reunió a docentes y autoridades de la Academia con representantes de una decena de casas de estudios e instituciones que trabajan por la inclusión. El grupo compartió experiencias y proyectos tendientes a apoyar estos planes durante el 2020. A la cita asistieron, además de los directores de departamentos, servicios y autoridades de la UAHC, representantes de las universidades de Chile, Santo Tomás, Católica Silva Henríquez, Católica de Chile y el Programa para la Inclusión de Alumnos con Necesidades Especiales (PIANE) y el Centro de Desarrollo de Tecnologías de Inclusión (CEDETI) de esta última casa de estudios.

La iniciativa se sumó a la reciente inauguración del Centro de Tecnologías Inclusivas (CENTI). Un espacio de recursos innovadores y de desarrollo de estrategias inclusivas para el aprendizaje, centrado en la autonomía disponible en el Campus Condell y abierto a toda la comunidad. En este contexto, el de Centro de Mediación Psicopedagógica Integral (CEMPIN) recomienda a la comunidad universitaria la necesidad de unir recursos y esfuerzos en pos de esta finalidad transformadora. “Lo primero es entender que somos un equipo y que nadie puede decidir o tomar decisiones por sí solos cuando se trata de la inclusión de las personas con discapacidad. Ellos son quienes saben y conocen sobre sus desafíos. Somos los profesores y compañeros quienes conocemos de los contenidos y habilidades que se deben articular con la conversación entre los involucrados. Es en esas mesas técnicas donde encontramos soluciones y mejores formas de favorecer los aprendizajes”, señala Caroline Contreras, coordinadora de este servicio comunitario que se hace cargo de favorecer a padres y niños/as con necesidades educativas especiales

Diversificar la enseñanza en la contingencia

El CEMPIN actualmente suma a sus labores la derivación de casos de personas que ha perdido parcialmente la vista a su referente médico en cuanto a patologías. Esto, producto de las manifestaciones del estallido social y la acción policial con balines. También vinculan a estas víctimas con fundaciones de rehabilitación donde se trabaja la autonomía de quienes han perdido un ojo o parte de la visión para que puedan realizar labores cotidianas como movilizarse en el espacio público, usar un cajero automático, afeitarse o barrer sus espacios, entre otras actividades de la vida diaria. “Si lo visualizamos desde esta contingencia, muchas de las personas que perdieron la visión producto de las movilizaciones, necesitarán más adelante profesionales como psicólogos, trabajadores sociales y profesores preparados ante el desafío de dar una respuesta social y educativa de manera inclusiva, ampliando su campo laboral para atender demandas con estas características. En ese sentido, incorporar líneas de formación para la inclusión como las que está proponiendo la Academia es sumamente relevante”, asegura Caroline Contreras, profesora de la Escuela de Educación Diferencial especialista en discapacidad visual y Magíster en gestión educacional.

En esa dirección, los estudiantes de cuarto año de la Escuela de Psicología, conocieron el CENTI como parte de su interés formativo y social en una inducción tendiente a familiarizarse con las tecnologías de audio descriptivo, lectores ópticos para pasar texto a voz e impresoras 3D para fabricar material educativo, como parte de una iniciativa inclusiva mayor de la UAHC. “Hoy en día, la Escuela de Psicología tiene un desafío súper importante ya que, debe ampliar sus líneas de trabajo para el trabajo con personas con discapacidad visual, las que en el futuro pueden ser de tipo auditivo, motor u otras necesidades educativas, lo que sin duda se convierte en una gran una oportunidad para la formación académica, donde estudiantes y docentes se pueden preparar para atender a todas las personas desde la experiencia y la convivencia con la diversidad dentro de las aulas. En la actualidad, esto se puede construir desde la diversificación curricular, puedes hacer los ajustes, proporcionar los espacios o las estrategias para la enseñanza y el aprendizaje que permitan el logro de los aprendizajes y el desarrollo de las competencias que proponen los programas de formación”, explica la docente de la Escuela de Educación Diferencial.

Estudiante prueba tecnologías inclusivas

Cita las posibilidades que abre actualmente la Escuela de Psicología y la Universidad en su conjunto ante la formación de estudiantes que presentan ceguera, por ejemplo, en aprender a determinar las consideraciones para enseñar y realizar ajustes en la aplicación de test proyectivos a través de nuevos enfoques transdisciplinarios y tecnologías. “En este sentido nuestra Universidad va a formar psicólogos y profesionales de otras áreas, mucho mejor preparados para la atención de personas con necesidades educativas del país”, agrega.

Ante la presentación de literatura especializada como la “Guía de apoyo para la educación inclusiva” o el “Manual de buenas prácticas de estudiantes en situación de discapacidad”, emanados desde la Unidad de Atención a la Discapacidad y editados tras una serie de mesas de discusión entre estudiantes, profesores/as y expertos/as y sobre el tema, el vicerrector académico, Francisco Jeanneret señala que esta política institucional concreta una misión y visión que ha ido sumando esfuerzos y valor a lo largo del tiempo y “se ha hecho cargo de la diferencia y la contingencia de hechos muy lamentables que han afectado a estudiantes de nuestra universidad, situaciones que nos exigirán a todos y todas hacer un esfuerzo adicional y pedagógico para hacer frente a un escenario para el que no todos estábamos preparados”.

Acercarse a conocer el otro

Coinciden también Isca Leyton, directora de la DIJUS y Ricmir Dávila, encargado de la Unidad de Atención a la Discapacidad de la UAHC. Ambos identifican un compromiso institucional y respaldo de la Academia en proyectos como el CENTI, las publicaciones de buenas prácticas y otras iniciativas similares. “Lo que deseamos es darle un tenor definido en términos de la diversidad y de cómo podemos constituirnos en una comunidad inclusiva”, señala Leyton.

En este camino, Caroline Contreras, la responsable del CEMPIN, reitera que el trabajo de los servicios comunitarios y de las escuelas de la UAHC como trabajo social, psicología o las carreras de la Facultad de Pedagogía, por ejemplo, tienen una gran oportunidad de intervenir en la transformación de un país que requiere con urgencia implementar las políticas inclusivas vigentes. Pero para lograrlo hay que dejar el miedo atrás. “Respecto a la discapacidad visual, hay miedos y dudas ¿Qué hago?, ¿Qué digo?, ¿Cómo lo explico? Inclusive, esto genera apreciaciones negativas en torno a cómo interferirá todo esto en mi propio quehacer, y otros pueden sentir que es un trabajo adicional a sus funciones, pero cuando empiezas a vincularte con las personas y sus requerimientos, sobre todo cuando estos son jóvenes adultos, como es el caso de quienes estudian en la Universidad, los apoyos y las estrategias debiesen ser establecidas con las experiencias del mismo estudiante y eso facilita muchísimo el trabajo del docente e incluso, en algunos casos, permiten establecer mecanismos y formas que favorecen significativamente el trabajo del mismo profesor y, por otra parte, el aprendizaje de todos los estudiantes”.

“Podemos verlo como una oportunidad para que el profesor pueda diversificar la enseñanza y que esta sea para todos y no solo para algunos. Hay un montón de estrategias que no son para nada complicadas y que pasan por acuerdos, por consideraciones y el sentido común que permiten mejorar la inclusión en el ámbito universitario, por ejemplo posibilidad de definir otras formas de evaluación: rendir exámenes de manera oral, escrita en Braille o que el estudiante realice la evaluación de manera paralela a sus compañeros, pero en el computador con lector de pantalla y entregarla en un pendrive para su corrección; también que el docente comparta o envíe la clase o el Powerpoint previamente al estudiante que lo necesite, la incorporación de material táctil, de otorgar más ejemplos, explicar y verbalizar lo que muestra en la pizarra o las láminas digitales de la clase, entre muchas otras, señala Contreras.

“Esto es simplemente acercarnos lo más posible a conocer al otro y con él generar respuestas a sus necesidades, lo que por supuesto, también requiere tanto del compromiso institucional con la creación de espacios con tecnologías inclusivas y con accesibilidad, pero también del compromiso, la disposición y las alianzas de las escuelas y sus docentes para responder a estos desafíos trabajando de manera colaborativa para co-construir la verdadera inclusión de todos y todas”, finaliza.