Sichel patea la escalera del desarrollo
(*) Por Álvaro Ramis
Artículo publicado en Le Monde Diplomatique
Durante la gestión del actual candidato oficialista Sebastián Sichel al frente de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) se diseñaron las bases y se preparó la licitación pública más importante de las últimas décadas en Chile: el Instituto de Tecnologías Limpias (ITL) financiado mediante 192 millones de dólares, provenientes de un acuerdo del Estado con SQM en 2018. Esta licitación finalmente se adjudicó a un consorcio de universidades mayoritariamente extranjeras (Associated Universities Inc). Ello en desmedro del consorcio de universidades chilenas, en el que participaron once instituciones, entre ellas la Universidad de Antofagasta, de Concepción, Tarapacá, Santiago de Chile, Universidad de Chile y Pontificia Universidad Católica.
El origen de este acuerdo fue el escándalo del financiamiento ilegal de la política por parte de SQM. Ante ello el segundo Gobierno de M. Bachelet intentó, por vía judicial, el término anticipado del contrato otorgado en 1993 a Julio Ponde Lerou y que le permitió asegurar su control sobre la principal reserva de litio del mundo. Frustrada esa vía, luego de varios caminos fallidos, se llegó a un entendimiento final que le permitió a SQM triplicar su producción y al Fisco aumentar su recaudación. De esa forma SQM obtuvo permiso hasta 2030 para explotar y comercializar 349.553 toneladas de litio adicionales a la cuota que le quedaba por extraer según el contrato original (64.816 toneladas). Por su parte el Estado logró aumentar el precio de arriendo por la explotación de los yacimientos de litio, lo que junto a otras regalías podría generar ingresos adicionales al fisco por cerca de US$10 mil millones hasta 2030. Paralelemente, SQM se comprometió a vender a precio preferente una cuota de su producción de litio a empresas chilenas que le agreguen valor a la materia prima y destinar un monto de sus utilidades anuales a investigación y desarrollo en el rubro del litio. Este fue el origen de la negociación, y por esa razón el rector Ennio Vivaldi planteó que en el fondo esa licitación se debe entender como el pago de una deuda contraída por un privado con el Estado.
Eduardo Bitrán, vicepresidente de CORFO que firmó ese acuerdo, lo justificó señalando que este tipo de procesos debía generar capacidades en el país, que vinculen a empresas, regiones y universidades. Esto es verdad en tanto el contexto actual, marcado por la crisis climática global, hace urgente que Chile pueda crear capacidades propias para desarrollar investigación científica de vanguardia, que le permita alcanzar una matriz productiva más diversa y sofisticada, que incorpore la innovación, de cara a transitar hacia un modelo de desarrollo equitativo, justo y sostenible.
El monto de la licitación del Instituto de Tecnologías limpias (US$ 192 millones) es la mayor cifra orientada a esta propósito en la historia de Chile. Equivale al 30% del presupuesto del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Y contrasta con las reducciones de gastos implementadas en los últimos años a los programas de la ANID, que han generado preocupación sobre la continuidad de la precaria labor de desarrollo de la investigación en el país.
El Instituto de Tecnologías limpias se entroncaba a este diagnóstico como una respuesta adecuada a la búsqueda del desarrollo en nuestra institucionalidad universitaria de las bases para el estudio de las energías renovables y del hidrógeno. Ello asumiendo que deberían ser instituciones chilenas las beneficiadas de generar y consolidar esas capacidades de forma endógena.
Los cuestionamientos
Producida la licitación se han levantado las críticas respeto a la transparencia, plazos, y evaluación de los proyectos presentados. El Rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivadi, señaló en la ocasión: “No logramos comprender cabalmente algunas declaraciones de CORFO acerca de los fundamentos de su decisión. Existe un conjunto de universidades norteamericanas de prestigio que efectivamente son fundadoras de UAI, pero que no participan como mandantes ni asociadas en este proyecto. No entendemos por qué han sido reiteradamente aludidas en el contexto de la propuesta adjudicada. Enfatizando esta contradicción, destacamos que una de las universidades mencionadas por CORFO, por ser fundadora de AUI, en realidad, en este concurso participa de nuestra propuesta (MIT). Las únicas universidades realmente asociadas al proyecto adjudicado son la de Utah, la Escuela de Minas de Colorado y cuatro universidades chilenas”. El Senado de la Universidad de Chile emitió una declaración pública en la que sostuvo: “la situación parece impresentable, toda vez que los antecedentes señalan que la licitación favorece a instituciones chilenas vinculadas a las autoridades de turno. Sin ir más lejos, la prensa ha indicado que varios ministros no participaron de la decisión por tener conflictos de interés”.
El Rector de la Universidad de Antofagasta, Luis Loyola, alertó sobre los posibles efectos de trasladar el desarrollo de las tecnologías del futuro bajo la tutela de un ente extranjero: “Desplazar fuera de nuestras fronteras el protagonismo del desarrollo tecnológico de una industria estratégica para Chile, que involucra en particular comprometer la probidad intelectual de la innovación, creemos que es un error grave que seguramente tendrá un alto costo para los planes de encaminar a Chile en la senda del desarrollo sostenible y del mejoramiento de la calidad de vida de sus ciudadanos”.
En definitiva, el debate de fondo radica en la posibilidad de que Chile siga siendo un país extractivista o dé un gran salto y pase a cumplir un rol diferente, como líder en la exportación de conocimiento e innovación. Por supuesto, es importante que el Estado cuente con mayores ingresos producto de la explotación minera y de la producción energética limpia, como el hidrógeno verde. Va más allá. Se pone en debate el futuro del soporte económico del país más allá (y después) del cobre. Las tecnologías limpias permitirían producir cobre verde, un producto cada vez más demandado por las grandes economías mundiales, y que se va a convertir en exigencia de cara a los años venideros.
Comisión investigadora en la Cámara de diputados
El 16 de agoto pasado comenzó a funcionar una comisión investigadora en la Cámara de diputados destinada a esclarecer el proceso de licitación del Instituto de Tecnologías Limpias. Esta comisión responde a una declaración del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas que señaló en enero de este año: “Nos preocupa el resultado de esta licitación pues nos parece un despropósito que un consorcio internacional, con escasos vínculos con el mundo minero y energético chileno, pretenda liderar a través del ITL una propuesta de desarrollo sustentable en la región de Antofagasta y de una nueva e importante industria para nuestro país. En este escenario, cabe preguntarse cuál es la real política de fomento al desarrollo de capacidades propias para la innovación que se propone para el país. Con esta decisión Chile arriesga la posibilidad histórica de apalancar recursos y generar voluntades sinérgicas entre la industria, la academia, la innovación de punta, la comunidad local y el vínculo con los territorios, de manera de ser verdaderos protagonistas del desarrollo tecnológico para la acción climática mundial a través del desarrollo del hidrógeno verde”.
En la historia de Chile, CORFO ha jugado un rol clave en el impulso de empresas públicas como Endesa, ENAP, CAP, el Plan de Desarrollo Forestal y las dos plantas químicas de celulosa, Arauco y Constitución-, y el despegue agroexportador en general. Es incomprensible que hoy se apueste en cintra de esta lógica y se asuma una forma de división internacional del trabajo productivo, repitiendo el “Que inventen ellos!” atribuido a Miguel de Unamuno. Volviendo a esa frase, Unamuno expresa cierta mentalidad de desprecio a la ciencia y la innovación tecnológica, que marca una incomprensión de muchos países de la importancia de estos procesos: “Que inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones. Pues confío y espero en que estarás convencido, como yo lo estoy, de que la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se inventó”.
Es importante que Chile supere esa concepción del desarrollo, que lo asimila un PIB alto y evolucione hacia una mirada donde lo asimile a un incremento de las habilidades productivas del país y de las personas. Desarrollo es el incremento de la capacidad de organización en emprendimientos, innovaciones, creaciones y transformaciones sociales que mejoren el sistema productivo, político y cultural del país. No es comprensible que CORFO haya sido la que haya pateado la escalera al desarrollo, usando la famosa expresión de Ha-Joon Chang, al explicar lo que hacen los países que llegaron “arriba” primero, si no quieren que los que vienen abajo los alcancen.
(*) Rector UAHC