Desde el estallido social a la pandemia_Académicos/as de la UAHC analizan los hitos recientes de un gobierno en crisis
En pocas semanas, además del covid, otra amenaza viral tomó forma sobre la coalición oficialista y el propio gobierno. La falta de conducción del presidente y una caída en su popularidad que arrastraba desde antes del estallido social, terminó por cristalizar ante la aplastante derrota sufrida frente a la discusión del retiro del 10% del ahorro previsional de los cotizantes. El último mes, la atención de los/las analistas se ha volcado de lleno a proyectar el resto del gobierno de Sebastián Piñera a quien incluso se ha descrito como “el sepulturero de presidencialismo en Chile”.
Desde diversas disciplinas, académicos de la UAHC han abordado esta crisis política que viene aparejada de cambios relevantes. Esta bisagra histórica también tiene diferentes hitos que trascienden coyunturas, como las movilizaciones que estallaron en octubre pasado, cree el director de la Escuela de Pedagogía en Historia, Pedro Rosas. “Creo que esta crisis de conducción política tiene como antecedente más profundo la implementación del neoliberalismo de forma muy anterior al estallido social de octubre que, finalmente, puso sobre la mesa la discusión sobre cuáles son los límites de este sistema”, señala el historiador sobre el contexto que tuvo su punto de inflexión hace unos meses, cuando el presidente declaró estar librando una guerra interna.
Sobre cómo ha impactado la pandemia del coronavirus y las movilizaciones en este aspecto, Rosas plantea que también fue muy cuestionable el discurso del Presidente y sus voceros el último tiempo en cuanto a “no haber visto venir” este descontento, o toda vez que se manifestó que se ignoraba el nivel de vulnerabilidad en que vivía gran parte de la población chilena. “Hubo ministros que aseguraron que habían despertado de una realidad que antes no habían visto con suficiente claridad”, recuerda el académico.
Esa disonancia entre la autoridad y la población, que el sociólogo alemán Robert Michels describiera como una ley de hierro de toda oligarquía, explica las fallidas políticas de protección social que el gobierno asegura entregar a una, según los entendidos, inexistente clase media. Esa idea imaginaria de una clase que podía sobrevivir a una cuarentena con recursos suficientes sin salir de casa, también es un antecedente de la debacle del oficialismo, piensa el académico de la UAHC, José Bengoa, acerca de un discurso errado que también es una marca del sistema. “Si hay algo difícil de definir en Chile es el concepto de una clase media. Hay un conflicto de la clase obrera por reconocerse como tal y se tiende a autodefinir como clase media, lo que genera esa cultura dominante a la que el gobierno le habla. Es algo que le resulta muy funcional al poder como motor de manipulación e integración para esta clase restringida que antaño eran los mineros y obreros de overol”, señala Bengoa.
Agrega que, al igual que Sebastián Piñera, quien se describía en sus campañas como parte de la clase media, esta retórica ha sido recurrente e histórica, como en el caso del fundador de Renovación Nacional, Sergio Onofre Jarpa: “Él fue ministro de Pinochet, diplomático y propietario de una fantástica cantidad de tierras y fundos en Linares. Aún así, este señor con la gran frescura de un frigidaire, siempre se describía como un representante de la clase media. En Chile, esta retórica siempre ha sido parte de la clase política”.
El traslado del poder
El espíritu aspiracional, brandeado por la administración actual como una cultura del emprendimiento, es más bien un llamado a la propia sobrevivencia en desmedro de un proyecto social colectivo, observa la profesora de la Escuela de Ciencia Política, Tamara Vidaurrázaga. “Ese discurso oficial es algo que se reitera todo el tiempo, pero la trampa es que se cree que, si alguien tiene mucho dinero es por su esfuerzo o el de su familia, pero en términos cuantitativos es mentira. Las personas no tienen más privilegios porque se esfuercen más, salvo en pequeños porcentajes. Los privilegios tienen mucho que ver con las redes familiares, donde nacimos, el colegio donde estudiamos, las oportunidades que tuvimos, los contactos a los que accedimos y todo aquello que no tienen que ver con esfuerzos personales necesariamente”, remarca sobre la falacia detrás de un discurso tecnócrata e impersonal. En esa misma línea el Director de esta escuela, Rodrigo Gangas, cree que el terreno ha sido fértil para recibir este discurso proteccionista que ha visibilizado políticas gubernamentales que no llegan por igual a todos.
Así es como el fracaso del actual programa de gobierno se vuelve especialmente relevante para una clase media que se encuentra actualmente a la deriva. “Los principales errores de este gobierno, desde lo sanitario, socioeconómico y también una crisis cultural se han incorporado para su desequilibrio en una crisis mayor que es percibida como un abandono a la clase media y a discusiones relevantes para ella, como la educación y otros asuntos claves para este sector”, señala Gangas, quien también coincide en la desconexión del poder con las necesidades de la población. Todo esto, sin contar las numerosas estrategias erradas en el tratamiento de la cuarentena y sus consecuencias en la cifra de contagiados y fallecidos.
Desde otra área, el docente de Teatro Político, Cristian Marambio, cree que el proyecto del oficialismo en materia cultural es una promesa incumplida, que le pasa hoy la cuenta a esta administración en sus postrimerías. “Este proyecto en materia cultural deja -nuevamente- la sensación de que nadie está haciéndose cargo realmente de la cantidad de precarizaciones del mundo del arte. Aunque, desde gobiernos anteriores de la Concertación, tampoco esperábamos tanto”, asegura.
“Si tu observas el estado actual de este gobierno, no se ve poder ahí. Es como si este atributo se hubiese trasladado a otro lugar y dejara a un gobernante totalmente abandonado pese a haber estado respaldado por un sistema presidencialista que le otorgaba infinidad de herramientas para la realización de políticas públicas. Sin embargo, ni siquiera ese poder legal se notó para cumplir con lo comprometido ante su propio sector”, advierte Marambio.