Doctor Yuri Carvajal compartió nuevas claves para “entrenar” a las sociedades en la supervivencia dentro del antropoceno
El concepto “antropoceno” fue popularizado en el umbral del año 2000 por el químico ganador del Nobel Paul Crutzen para dar nombre a una nueva época geológica caracterizada por el impacto del hombre sobre la Tierra. Derivada del griego anthropos, que significa humano, y kainos, que significa nuevo, el doctor Yuri Carvajal, presidente del Departamento de Medioambiente del Colegio Médico de Chile sale al paso de otras definiciones que califican a este período como un peldaño previo al apocalipsis. Un pesimismo propio del estado de las cosas y el efecto evidente del ser humano sobre la biósfera en apenas un par de siglos.
El autor de “Pequeño Diccionario del Antropoceno”, cree que la humanidad no se encuentra en un pantano, sino al borde de un río preguntándose cómo debe conducir la existencia una vez se llegue al otro lado. “Creo que estamos en un período de entrenamiento para proyectar cómo vamos a vivir en este antropoceno. Averiguar qué competencias tenemos para ello, cuales debemos adoptar, aprender y cuáles dejar de lado. Es como si fuésemos en bicicleta por un camino y de pronto nos encontráramos con un rio que debemos cruzar: es momento de reflexionar, de pensar cómo debo cruzar al otro lado y seguir andando si dejo la bicicleta de este lado del río, aprender de nuevo a caminar”, sostiene.
Durante la presentación del libro que tuvo lugar en la Facultad de Ciencias de la Salud y Buen Vivir de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Carvajal planteó los más recientes enfoques científicos y sociales en torno a la vida en este período de la historia humana y cómo estos nos permiten recolectar pistas para convivir con las consecuencias del progreso: cambio climático, contaminación, sobrepoblación entre otras problemáticas.
“Muchas de estas son morales, otras económicas, pero en general se pueden resumir en la necesidad de la humanidad de rascarse con sus propias uñas tras encontrarse en un momento de prosperidad sin crecimiento, midiendo todo a partir de un producto geográfico bruto. Es necesario ahora tender hacia un tipo de economía distinta”, dice sobre un nuevo periodo de esplendor más frugal que es el que propone su libro: una especie de nueva experiencia renacentista donde se puede tener menos esplendor económico, pero crecer en creatividad, dice. En una mayor fuerza colectiva, sintetiza. Cita el ejemplo de generaciones previas a la del hombre del antropoceno que era capaz de guiar sus decisiones observando la naturaleza, consumiendo recursos en la misma medida en que se aportan al medio ambiente. “Necesitamos fortalecer esas competencias biológicas, ecológicas, volver a ser seres más sensibles con la tierra como quienes suelen estar atentos al período en que florecen las plantas, observan la dirección del viento o la cantidad de lluvia en su entorno”, agrega el médico y salubrista, doctor en Salud Pública.
Kafka: el primer antropocentrista
El formato del “Pequeño Diccionario del Antropoceno”, que propone el libro de Yuri Carvajal apuesta a esa simpleza también. A un mayor alcance de las audiencias y, además, a su personal obsesión con los diccionarios: “De toda la vida me han fascinado este tipo de publicaciones por esa riqueza increíble que tiene acariciar las páginas, las palabras de una novela. En el caso de la palabra “antropoceno”, estamos ante un concepto muy, muy nuevo que no existía antes del año 2000. Pero también estamos en un período en el que podemos usar las palabras para resolver problemas como en esa vieja fábula del hombre que resolvía la herencia de tres hermanos enfrentados por la herencia de sus 35 camellos”
Esa sensibilidad por el relato y el conocimiento guía la publicación de “Pequeño Diccionario del Antropoceno” que, según su autor, puede resonar en nuevos lectores comprometidos con la temática, pero que tienen varios puntos en común con otras generaciones como la de Franz Kafka, un ilustre y sensible autor protector de los animales, vegetariano y al que Carvajal define como un símbolo de las inquietudes que el habitante del antropoceno tiene en su centro hoy. “Las complejidades de este período son problemas de todos y como tal, debemos caminarlas y resolverlas juntos: matemáticos, científicos, cientistas sociales y los legos que son quienes más tienen que aportar en este nuevo habitar en que la naturaleza invita a observar dónde crecen hoy las flores, aparecen las abejas, etcétera. Y para ellos principalmente está dedicado este libro”, dice.
¿Y los médicos?. “Como doctor, creo que precisamente el sector médico tiene un rol clave como factor de cambio ya que nosotros somos quienes metemos los plásticos en el cuerpo, los antibióticos y somos la vanguardia del antropoceno. Se calcula que el 5% de la huella de carbono del planeta es producida por la industria médica. Nuestra actividad impacta en la salud de manera gravitante y por eso creo que si, por ejemplo, para fechas como el Día sin auto -el próximo 27 de septiembre- nosotros los médicos diéramos el ejemplo renunciando una jornada completa al auto, la gente podría verlo y considerarlo como una práctica”, señala Carvajal.