Doctora en literatura abordó relación entre ficción y crónica_Patricia Poblete pasa revista a las narrativas del mal en Latinoamérica
El provocador catálogo repasado por la doctora en Literatura Hispanoamericana Patricia Poblete en “Escrituras del mal: trazos narrativos de lo fantástico en la crónica latinoamericana contemporánea” (Proyecto FONDECYT Regular Nº 1160027) -segunda sesión del ciclo de conferencias “investigaciones sobre lo social”- actualizó referencias y relaciones entre lo inenarrable y lo monstruoso en obras de autores dispares, pero formados en canteras similares como Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, John William Polidori o Stephen King.
La periodista de la Universidad de Chile y responsable de las Ediciones UAHC compartió algunas de las conclusiones de este trabajo en que hoy se reconfiguran los límites de esa perversión en la ficción y la no ficción. “Estamos en una época en que los límites estéticos han caído junto al cambio de nuevas plataformas. Mientras las tecnologías instalan la pregunta sobre qué es hoy lo ficcional, por otro lado, la enseñanza de estas nuevas narrativas de formato periodístico genera una apertura de audiencias y autores también”, señala Poblete.
En ese sentido, si alguna vez en el siglo XIX la literatura gótica utilizaba el recurso de lo que era tan maligno que era imposible de narrar, hoy el recurso es enfrentar al lector a niveles de verdad insoportables. “A lo que no se puede decir”, describe sobre géneros como la literatura de frontera o crónicas sobre otras verdades incómodas como travesías migrantes o la cotidianidad narco que marcan un popular presente en las estanterías de las librerías y advierten un camino áspero en el que el mal parece algo institucionalizado, cree la conferencista.
“Esto es algo súper subjetivo, pero creo que el mal que se está significando es un mal que esta institucionalizado. No desde los gobiernos no desde la oficialidad, pero sí desde otro orden de cosas que ha instaurado estas otras instituciones. Mira la influencia narco en Centroamérica, las Maras salvadoreñas, son otro mundo, otras reglas. Me parece que el próximo estadio de esto es el mal desbordado, uno que estará más allá de cualquier límite. Algo que estamos viendo de manera esporádica en forma de linchamientos públicos y que son una cuestión atávica, visceral de instinto puro y que –aparentemente- está bajo control. Es una especie de mal administrado”, cree Patricia Poblete.
Otros temas que para la docente son parte de este enfoque y que suceden en el cotidiano a la espera de que se conviertan en nuevas crónicas, son las historias de migrantes que cruzan a pie las fronteras desérticas en el norte, la precariedad en que viven los haitianos como una propia versión de estas novelas de frontera ancladas en la realidad. Algo que no está lejos tampoco de los choques culturales, étnicos y territoriales de la Araucanía.
-¿Cuáles crees que son las nuevas historias de terror para la no ficción de la próxima década?
– Las editoriales están publicando interesantes crónicas periodísticas. A nivel latinoamericano existe una constante, que los mismos autores reconocen, que se interesa mucho por lo freak. Lo raro, lo anormal y fuera de lo común que ha sido siempre un tema clásico de las personas, pero por otro lado están las temáticas de los estallidos de violencia que van de la mano con los efectos de los nuevos nacionalismos. Existe un estudio súper interesante que se llama “El tiempo de las tribus” de Michel Maffesoli que plantea que esta violencia la estamos administrando, la estamos rentabilizando y la estamos dosificando y eso es algo que en algún momento se va a desbordar.
Del almanaque al magazine
Poblete Alday también firma como coautora en la investigación “Almanaques seculares chilenos (1850-1930): el origen desconocido del magazín en Chile” (Proyecto FONDECYT Regular Nº 1170993) en el que se registra la aparición de estas publicaciones y su evolución ocurrida a partir de mediados del siglo XIX.
Los primeros, dedicados a cubrir hitos del calendario de tipo religioso o institucional o las fases lunares, comenzaron a sumar datos de utilidad pública como horarios de trenes, anuncios del gobierno o a incluir secciones recreativas y literarias dando paso a la idea de lo que serían los magazines tradicionales fundados por editorial Zig Zag, pero copiados totalmente de sus equivalentes franceses.
Destacan piezas como el Almanaque Divertido y el Almanaque Pintoresco que experimentaron con las primeras páginas ilustradas y otras dedicadas a la publicidad de droguerías, funerarias y médicos. Un interesante indicador de una intuición capitalista de la época que se vio favorecida por las leyes de imprenta que, a su vez, blindaron este modelo de negocios apoyando un entorno de incipiente liberalización de la sociedad.
Entre las consecuencias de este desarrollo mediático, Patricia Poblete destaca la introducción de formatos de lectura diversos, la configuración de nuevas audiencias y la de nuevas prácticas de lectura y consumo de estas ediciones. El mercado literario de los magazines también creó un ecosistema de imprentas propias, divulgación de conocimiento y aparición de cronistas que reemplazaron a las élites alfabetizadas con columnas más populares.