En serie de cerámica andina “Cantarino”_Académica de Artes y Oficios UAHC reinterpreta tradición patrimonial latinoamericana

En serie de cerámica andina “Cantarino”_Académica de Artes y Oficios UAHC reinterpreta tradición patrimonial latinoamericana

La propuesta de reinterpretación de la tradición de las botellas silbadoras prehispánicas andinas de la académica Francisca Gili, de la carrera de Artes y Oficios UAHC, lleva por nombre Cantarino y comenzó una itinerancia diseñada para los tiempos de pandemia. La obra hace dialogar la artesanía con los lenguajes del arte contemporáneo mediante el site specific, la performance y la instalación inmersiva. Recientemente para celebrar el mes del Patrimonio han hecho una primera intervención site specific en la Casa Velasco de la Fundación Artesanías de Chile. La iniciativa en que también participa la curadora Carolina Arévalo (docente de la Facultad de Artes UAHC), la cineasta Emilia Simonetti y el Artista medial Oscar Llauquén, tendrá otros hitos dentro de este año buscando socializar estas cerámicas andinas que “cantan” a partir de principios hidráulicos y de diseño. 

Gili, Licenciada en Arte con estudios de cerámica contemporánea, suma a su experiencia su participación en el grupo musical “La chimuchina” que genera una propuesta de performance a partir de la investigación del legado en arqueología musical sur Andino. El recorrido por estos diversos saberes ha decantado en la propuesta “Cantarino”, explica. “Es una inquietud que siempre he tenido por el patrimonio cultural y la herencia indígena que en mis tiempos de formación no había sido muy abordado. A nivel académico en mi formación en artes siempre se nos enfatizó un enfoque basado en problemáticas estéticas de origen occidental. Sin embargo, a mí me interesaba el tema latinoamericano y llegué a él especializándome en la restauración y cursando un magister en antropología. Lo cual me permitió en un largo plazo unir la creación artística y la investigación de la herencia arqueológica e indígena”, agrega.

En su fascinación de larga data por las botellas silbadoras andinas, la profesora Gili, explica que su primer acercamiento con estas piezas fue en el Museo de Arte Precolombino junto al investigador José Pérez de Arce. “Las botellas silbadoras son una tradición de más de 3 mil años, una tecnología que desapareció durante la Colonia. No hay relatos etnohistóricos de su uso y sólo sabemos, por la herencia arqueológica, que eran ofrendadas en contextos funerarios de distintas culturas de la costa de Ecuador y Perú. Las últimas décadas se ha dado un trabajo mancomunado de arqueólogos y artesanos que han investigado y hecho réplicas de estas vasijas lo cual ha permitido conocer más de ellas. No hay una cultura indígena que actualmente desarrolle esta técnica y la tenga integrada dentro de sus tradiciones y vida social, por lo que su uso y finalidad original serán siempre un misterio” dice la profesora de Artes y Oficios respecto a su interés en este proyecto.

“Actualmente, estas botellas milenarias que suenan al desplazar agua en su interior, se encuentran resguardadas en museos y es muy difícil verlas de cerca o hacerlas sonar en primera persona. Por ello es super interesante lo que sucede con los talleres que hemos realizado. En estas instancias quienes participan pueden experimentar con estas piezas contemporáneas que replican estas antiguas tecnologías, despertando así paisajes sonoros colectivos que han resultado ser muy interesantes ” destaca Gili.

Saberes ancestrales al debate constituyente

En el contexto de su desempeño como docente de la carrera de Artes y Oficios de la Academia, Francisca Gili, cree que la relación entre esta muestra y el rescate patrimonial que plantea el programa de la Facultad de Artes UAHC, coinciden en un  espacio innovador, donde se integran dos mundos que la elite artística creía disímiles y hasta opuestos: “Se había separado al oficio y el quehacer artesanal de las propuestas de arte más conceptual que han devenido del desarrollo del arte “moderno”. La idea de integrar los oficios en la academia y de hacerlos dialogar con los lenguajes del arte contemporáneo sin duda se transforma en una oportunidad. Se empieza a trazar un camino para el desarrollo de la creatividad, con pertinencia territorial y con un basamento en los quehaceres tradicionales, que sin duda serán un aporte para el país y también significarán que Chile se torne en un referente respecto de esta materia”, sostiene sobre un aporte manifiesto de esta nueva carrera de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.


La propuesta estética de la muestra de Gili es reunir la experiencia artística fragmentada en cinco sentidos propia de la cultura occidental y redefinirla de manera unificada como lo ha hecho desde tiempos remotos la experiencia devocional indígena a través del carnaval, la rogativa o el rito de pasaje. Gili, junto a la diseñadora y curadora Carolina Arévalo, también docente de la carrera de Artes y Oficios, proyectaron esta serie artística, suexpresión a través de diversas disciplinas y la circulación de las obras cerámicas. “Así resolvimos llevar “Cantarino” a soportes de arte contemporáneo y del site-specific en Castillo Velasco para el Día del Patrimonio y en la performance e instalación en próximas exhibiciones del Museo de Artes Visuales y el Centro Cultural Montecarmelo durante agosto”, adelanta.

En el camino, recuerda las principales lecciones del trabajo junto a artesanos y cultores actuales “La alfarería tiene esa sencillez que une el trabajo de la tierra y el de una maestría silenciosa que se puede apreciar en talleres donde las herramientas se hacen de cosas recicladas y nada se desaprovecha. Donde las lecciones principales son las de la humildad, sobre cómo con muy poco puedes crear belleza una vez que, con la confianza, se logra vencer el celo del maestro”, explica.

En tiempo de debate constituyente, Francisca Gili cree que el rol que le cabe a una Nueva Constitución en la defensa de este tipo de patrimonio hace de “Cantarino” una buena excusa para abrir la conversación: “Sus sonidos y los conceptos que acarrea la propuesta son una llave de entrada para experimentar, conversar, revitalizar y reflexionar. Repensar nuestro territorio a partir de las formas tradicionales e indígenas de estar en el mundo. Una perspectiva para concebir la vida que es tan distinta al que trajo con sigo la colonización. En el pensamiento indígena que ha sobrevivido hasta hoy existen nociones de cuidado y crianza con el entorno. Donde tanto las personas como los hitos geográficos, las montañas, los ríos, las plantas, los animales y las cosas se entienden como seres vivos dotados de humanidad.  Una manera de habitar muy exquisita, sobre la cual se ha impuesto la idea de evolución y de un homo sapiens superior que domina y explota su entorno”

“Creo que en estos tiempos constituyentes estas nociones son fundamentales, tal como algunos pueblos originarios de Nueva Zelanda y Ecuador, por ejemplo, que han logrado que sus constituciones otorguen derechos humanos a los recursos naturales: Los ríos y las personas tienen los mismos derechos de cuidado y protección. Ahí hay una clave para empezar a revertir el daño ambiental que ha desencadenado la sociedad industrial. Con Cantarino buscamos a través de la experiencia estética descolonizar el pensamiento y abrir una puerta para darnos cuenta que existen otras formas de habitar y que el pensamiento americano tiene mucho por enseñarnos.”, explica la académica UAHC.

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