Investigación sobre un pueblo en busca de reconocimiento_Antropólogo Luis Campos: “Los afrodescendientes estaban tan arraigados en Arica que nadie sabía que estaban”
“Los afrodescendientes estaban tan arraigados en Arica que nadie sabía que estaban”, dice el investigador y académico Luis Campos, de la Escuela De Antropología UAHC durante el lanzamiento del libro “Identidad y Territorio. Afrodescendientes en Chile”, del dirigente afrodescendiente Cristián Báez en coautoría con Azeneth Báez.
La obra que explora el origen y devenir de un pueblo invisibilizado que, como en todo fenómeno de etnogénesis, se ha transformado en una expresión cultural propia a partir de otras originarias, es parte de la biblioteca de la Organización Lumbanga de Arica y cuenta con el apoyo del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR) a través del Proyecto Fondecyt 1150876 de la Escuela de antropología de nuestra universidad.
En la presentación, Campos, quien además es investigador principal del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, CIIR, abordó las complejidades del pueblo afrodescendiente del norte de Chile explicando la necesidad de reparar y sacar del limbo a un grupo humano que exige reconocimiento legal como originario.
“Otorgar el reconocimiento legal como pueblo tribal a los afrodescendientes chilenos se fundamenta en la reparación que debe hacer el Estado, de acuerdo a lo que señalan organismos internacionales, por los efectos que vivieron tras la dominación colonial”, señala.
En tanto, el autor del libro, Cristian Báez, un administrador de empresas autodeclarado “investigador vivencial de la cultura afro”, lleva cerca de 18 años realizando este registro. También es fundador de la ONG Lumbanga que mantiene en alto una bandera, a veces ignorada, además de una serie de ritos que le son propios a este grupo.
“Es importante reconstruir esta memoria más allá de una simple investigación. En una obra anterior titulada “Lumbanga: memorias orales de la cultura afro en Chile”, hemos mantenido registros de descendientes afro de otros territorios como el norte de Perú y 23 abuelos, algo totalmente necesario para un rescate cultural.
“Cuando éramos esclavos, teníamos valor”
Báez señala que ha sido muy evidente que las leyes que defienden y reconocen a los pueblos originarios han pasado por alto a quienes llevan más de 500 años en el continente. En particular desde que en los años 90 se aprueba la Ley Indígena. Mismos años en que el deporte nacional se sorprendía del desempeño del atleta afrodescendiente chileno Emilio Ulloa en las Olimpiadas de Atlanta.
“Se referían a él como “El negro de oro”, se vanagloriaban de su desempeño pero nadie se preguntaba sobre su origen. Esto obedece también a una visión centralista del Chile más allá de un racismo estructural, incluso”, sostiene el dirigente autor de “Identidad y Territorio. Afrodescendientes en Chile”.
-¿Por qué lado cree que deberían marchar las políticas públicas referidas al reconocimiento de los afrodescendientes?
-Es claro que sin políticas públicas no existe reconocimiento. El Estado debe reconocer primero lo que tiene que ver con la trata transatlántica, el tráfico de esclavos y el genocidio que llegó a estas tierras y que fue parte de un proceso esclavista. Al construirse los estados, los afrodescendientes fuimos puestos en el último escalón de escala social junto a los indígenas y por eso este reconocimiento tiene que ver con romper esta barrera del racismo estructural.
Un racismo que invisibiliza al afrodescendiente, al negro de entonces. Cuando éramos esclavos, teníamos valor. Los esclavos eran piezas que costaban mucho, pero al llegar la independencia y abolirse la esclavitud, poco a poco empezamos a desaparecer en las estadísticas. Las políticas públicas tienen que ir en favor de la injusticia de cerca de 500 años en Latinoamérica y los últimos 200 años en Chile.