Soledad Campo, directora de Acreditación_“Llegaremos al proceso de acreditación no con una lista de debilidades, sino con una de avances concretos”
En tiempos en que las universidades están más exigidas, tanto por su dinámica interna como por el contexto y la normativa externa, la profesora Soledad Campo, directora de la Dirección de Acreditación UAHC, destaca el lugar de la Academia en el concierto educativo nacional. “Creo que en un escenario adverso, la Academia ha fortalecido fundamentalmente su proyecto institucional diferenciador a partir del aseguramiento de la calidad y el despliegue de su modelo educativo y quehacer social”, señala. “En este tiempo se ha fortalecido fundamentalmente el proyecto institucional que se destaca por su sello diferenciador, donde se puede evidenciar que lo crítico-transformador está instalado en la comunidad, la mejor prueba de ello es la motivación que han tenido muchas personas de esta comunidad para participar y aportar en el proceso de autoevaluación sobre todo teniendo la convicción de la importancia que implican estos procesos de aseguramiento de la calidad”, agrega.
Esa Cultura de la Calidad se ha ido construyendo a lo largo de cada proceso de acreditación, desde el primero en 2005 y hasta lo que va del actual calendario, iniciado en marzo de 2020 con la constitución de un Comité de Autoevaluación; y que continuó con la creación de 10 subcomités, compuestos por representantes de las distintas unidades académicas y de gestión, encargados de levantar informes sobre diversas áreas; a lo que siguió el diseño e implementación del Plan de Mejora a corto plazo y las consultas a empleadores/as y titulados/as entre otras múltiples acciones.
En momentos en que se está elaborando el Informe de Autoevaluación y se incorporan otros insumos para su envío a la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), Soledad Campo destaca: “cada una de estas instancias y espacios que hemos tenido para sistematizar y recolectar información fue muy importante porque en ellas se discutieron, reconocieron y proyectaron diversas problemáticas de aprendizaje institucional y se levantaron aciertos, nudos y desafíos de mejora para lo que va quedando en el proceso”. Los hitos restantes de esta ruta incluyen la entrega formal a la CNA de la documentación que incluye el Informe de Autoevaluación, la creación de una ficha Institucional con toda la información cuantitativa de los sistemas de los últimos 5 años, la recepción de propuestas de los pares evaluadores, en septiembre de este año, y la visita de estos expertos en enero de 2022 quienes concluirán su resolución en mayo próximo. Campo aclara que estos plazos son aproximados dados los procesos en curso de la CNA, el trabajo remoto y los requerimientos de la pandemia.
Un plan de mejora orgánico
“Como todos, en el último tiempo hemos vivido cambios internos y externos como institución. Ni hablar de los desafíos de la pandemia y la revuelta social. En cada escenario logramos hacer coincidir miradas y mejoras en cuestiones del día a día y otras macro, en las que se trabaja permanentemente. Sin embargo, existe también un desconocimiento de cómo darle efectividad a asuntos propios de la Acreditación, que han cambiando muy rápido en estos contextos, como la Ley General de Educación, la creación de programas de educación continua y postgrados en pandemia, por ejemplo. Probablemente, muchas de estas reuniones y conversaciones que estamos teniendo de manera remota, en otro escenario se podrían haber hecho más expeditas discutiendo todos/as en una mesa o tomándonos un café, pero el escenario es radicalmente diferente”, plantea sobre la exigencia de levantar un proceso de acreditación institucional en confinamiento.
Sobre los acuerdos en cuanto a procesos de mejora, menciona las coincidencias sobre el perfeccionamiento de sistemas de información, la necesidad de actualizar en el escenario pandémico las políticas y modelos de gestión para hacerlos más expeditos. “Este Plan de Mejora a corto plazo, emanado desde las subcomisiones, ha sido altamente valorado por funcionarios/as, estudiantes y académicos/as y ha presentado un gran avance que, creemos, nos permitirá llegar al proceso de Acreditación no con una lista de debilidades, sino con avances concretos”, destaca.
“Por ejemplo si bien existen actualmente carreras con acreditación obligatoria como las pedagogías, en un futuro no muy lejano todas las carreras y programas deberán ser susceptibles de ser evaluadas externamente; esto implica un trabajo de profundizar en la autorregulación y los mecanismos de aseguramiento de la calidad, que nos llevará un par de años de instalar pero que será necesario para enfrentar los futuros procesos de esta naturaleza, lo que esta muy bien porque ya existe una cultura de calidad en nuestra Universidad”, reitera
Un llamado a la colaboración triestamental
Soledad Campo regresa sobre la idea del contexto adverso en el que se lleva a cabo este proceso, y que ha debido hacerse cargo también de modificaciones en la forma de mantener las actividades académicas en funcionamiento, coordinar la actividad docente y la gestión además de modificaciones de políticas de Educación Superior inesperadas, como la promulgación de una Ley de Educación Superior que afectará la autonomía universitaria y la equidad. “Por otro lado, la tensión de pasar de la presencialidad a una educación completamente online, sin un período de transición y la respectiva adaptación de todo el trabajo que se hace al interior de la universidad, ha sido posible gracias al trabajo coordinado de las diferentes unidades y direcciones de la universidad, según recogen las subcomisiones”, agrega.
-Para el resto del calendario del proceso de acreditación, ¿qué aspectos recomienda observar con mayor detalle a partir de los avances que nos menciona?
Entre los aspectos donde debemos comprometernos y concentrarnos a nivel institucional, es en acostumbrarnos a evaluar, sistematizar regularmente los resultados de la gestión académica y a rendir cuentas de aquello, algo que debe ir más allá del interés solo por la acreditación. Los procesos de autorregulación, hasta ahora han puesto un fuerte acento en lo institucional y en las carreras que deben acreditarse de manera obligatoria, pero es fundamental que este interés por autorregularse sea permanente y transversal al quehacer institucional y de sus diferentes unidades. Los cambios a los que nos obligará a futuro la Ley de Educación Superior hacen que se amplíe la evaluación institucional, de hecho se le llamará “evaluación integrada” Por ejemplo, quizás, en una acreditación futura, la CNA exija presentarle una carrera de cada facultad, un programa de prosecución de estudios de cada tipo, un magíster y un nuevo doctorado, los que serán sometidos a análisis como si fuera un proceso de acreditación en regla pero junto a la institucional. Es decir, la autoevaluación debe pasar por el núcleo de toda área de la universidad y eso es un tremendo desafío para cualquier institución.
-El rector Ramis se ha referido al proceso de Acreditación como un desafío que permite a la comunidad universitaria reafirmar el compromiso con un proyecto educativo histórico. ¿Qué llamado puede agregar a esta reflexión?
En este contexto que plantea el rector que instala la mejora continua como vehículo de fortalecimiento institucional, yo destaco tres puntos. El primero es la necesidad de contar con evidencia de la mejora de la calidad institucional sin la cual no hay avance ni desarrollo. En esto deben aportar todas las unidades académicas y de gestión en respaldar su quehacer, no basta con decir que lo hago mejor o que avance si no puedo demostrarlo. Es sobre este aprendizaje donde sigues reconstruyendo valor porque en las instituciones no hay nada estático, todo es dinámico. En segundo lugar, este proceso autorregulatorio te mantiene en una evaluación permanente, cíclica en la que mejoras, evalúas y propones nuevas mejoras, de esta forma te vas volviendo cada vez más sustentable en el tiempo. Esto, te otorga credibilidad en el medio social y por este medio puedes crecer, atrayendo nuevos y nuevas estudiantes. Finalmente y en tercer lugar, hay que entender que nada es perfecto pero todo puede ser bueno. No existen las fortalezas per se, sino un reforzamiento constante de lo que se hace bien y que te permite enfrentar tus necesidades de desarrollo o tus debilidades o aspectos a mejorar. Es necesario ser autocrítico pero también valorar los esfuerzos y sus resultados. Incluso la mejora continua no es un término absoluto, en la práctica es dinámica, progresiva y sujeta a múltiples variables.
-En vísperas de la entrega del Informe de Autoevaluación, ¿qué nuevas gestiones siguen?
-Estamos trabajando actualmente en el documento en bruto y recibiendo aportes, comentarios, sugerencias para seguir puliéndolo. Debe pasar por varias miradas aún, editarlo y completar la ficha institucional que es un gran Excel de datos y contribuye al análisis de los resultados expuestos en el informe. Faltan detalles importantes aún y queda camino por recorrer. Una de las cosas más importantes a considerar a nivel de comunidad académica, es informarse y escuchar para reflexionar sobre esta adaptación a nuevos tiempos que les corresponderá vivir a las universidades. Con ello, comprender que lo perfecto no es amigo de lo bueno. Es decir, como comunidad universitaria los análisis internos que podemos hacer sobre una mejora no es el mismo análisis que va a hacer un evaluador externo y ahí debemos ser cuidadosos sobre dónde dirigir esos esfuerzos, aportes y participación. Podemos verlo como un partido de fútbol importante en el que, independientemente de un buen resultado, no todos quedan conformes porque hay cosas que conciernen a quienes están dentro y fuera de la cancha. Es algo que hemos tratado de difundir a nivel de docentes, funcionarios/as y estudiantes que se han sumado a esta gestión de la calidad.
-En ese nivel triestamental que menciona, ¿Qué aporte específico cree que le cabe a la comunidad de profesores/as, funcionarios/as y estudiantes en este tramo?
Otra invitación importante que podemos hacer es a informarse, a participar de las reuniones de equipos para sumar su experiencia a los informes. Hemos detectado que hay personas que nunca han leído el reglamento de la universidad, por ejemplo. Entonces, es un gran aporte es considerar dentro de los derechos y responsabilidades para con la universidad este tipo de prácticas básicas. Finalmente, la convocatoria que debemos realizar a esta comunidad a las puertas de un nuevo proceso de acreditación es a informarse a través de todas las vías que se han dispuesto para ello. El sitio de Acreditación que se ha dispuesto en la web UAHC es un buen insumo para este efecto. Hemos visto en el último año que hay muchas personas absolutamente deseosas de contar con esta información. Los y las estudiantes que hemos entrevistado también se han quedado hasta muy tarde realizando observaciones y preguntas con mucho interés sobre su rol en la acreditación institucional y en cómo esto concierne a la Gratuidad y el proyecto histórico de la Academia, el que esperamos se fortalezca y crezca como resultado de un meritorio esfuerzo de muchos y muchas personas de esta comunidad universitaria.